El Plan de Cristo para la Iglesia – I (2ª parte)

Autor: William MacDonald

La asamblea en el Nuevo Testamento, un tema que está muy en el corazón de Dios y ciertamente es de suma importancia para el Señor Jesucristo. Veremos como la Iglesia se distingue, en las Escrituras, de la nación de Israel. Uno es el pueblo terrenal de Dios, el otro el pueblo celestial.

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PE2295 – Estudio Bíblico
El Plan de Cristo para la Iglesia – I (2ª parte)

Hola amigos! ¿Cómo están? Habíamos dicho que: La verdad de la Iglesia no se hizo saber a los hijos de los hombres en otras épocas, sino que ha sido revelada ahora por Su Espíritu a sus santos apóstoles y profetas. Aunque: Algunas personas argumentan: “No se dio a conocer en el Antiguo Testamento como se dio a conocer ahora”. Pero, veamos Colosenses 1:26:

“… el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades,… ahora ha sido manifestado a sus santos.”

Esto no respalda el argumento “como se dio a conocer ahora”. Dice clara y llanamente, “que no fue revelado”.

Muchas personas piensan que la Iglesia hoy en día es tan sólo una continuación de Israel. Incluso utilizan esa palabra: “continuación”. Dicen: “Bueno, Israel existe a lo largo del Antiguo Testamento, y luego repentinamente experimenta una metamorfosis para ser la Iglesia del Nuevo Testamento”.

Pero: ¡No! Israel y la Iglesia son dos entidades distintas.

Si alguien me preguntara: “¿Cuáles son dos de los temas que llevan a que se lea la Biblia con más frecuencia?”, uno de ellos sería las diferencias entre Israel y la Iglesia.

Como usted sabe, existen muchos creyentes hoy en día que creen que son el “Israel de Dios”, y que todas las promesas que Dios hizo en el Antiguo Testamento se aplican a nosotros, y que Dios ya no tiene trato con la nación de Israel. Dicen que la nación de Israel está descartada en cuanto a lo que a Dios concierne, y que todas las promesas hechas a Israel son para nosotros hoy en día. Pero, no dicen que todas las maldiciones hechas a Israel son para nosotros hoy en día. Les resulta más conveniente dejar esa parte a un lado.

Veamos algunas diferencias entre Israel y la Iglesia:

En primer lugar, Israel no es un misterio. Desde Génesis 12 hasta el final de Malaquías, está todo dicho. Con respecto a Israel no existe secreto alguno.
Pero la Iglesia, como ya hemos enfatizado, es un misterio, una verdad que nunca se había dado a conocer.

Israel comienza con el llamamiento de Abram.
La Iglesia comienza con la venida del Espíritu Santo, en Pentecostés.

Abraham es la cabeza de Israel, la cabeza nominal de la nación de Israel. Todo comenzó con él.
Cristo es la cabeza de la Iglesia.

Una persona es parte de Israel por nacimiento natural. Es israelita por tener la sangre de Abraham fluyendo por sus venas, por lo menos una parte de su sangre.
Pero, una persona es parte de la Iglesia por nacimiento espiritual. Bastante diferente, ¿verdad? Recuerde que Jesús dijo, en Juan 3:3 y 5: “El que no naciere de nuevo, no puede ver ni entrar en el reino de Dios”.

Israel es el pueblo terrenal de Dios. Ahora, no lo malinterprete. No quiero decir que Israel no tenga una esperanza celestial. En Hebreos 11:10, dice que Abraham “esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios”. Había una esperanza celestial. Pero, el énfasis del Antiguo Testamento con Israel es el reino de Cristo aquí en la tierra. El reino milenial del Señor Jesús aquí en la tierra. Hay pocos pasajes en el Antiguo Testamento que hablen claramente sobre la vida después de la muerte, o de la esperanza celestial. Job la tenía. Y David la tenía. Pero, existen menos de diez versículos en el Antiguo Testamento que hablen claramente sobre la esperanza celestial de la nación de Israel. Ellos eran el pueblo terrenal de Dios.

La Iglesia es el pueblo celestial. Cristo ha de venir y llevará a su Iglesia al hogar, para que esté con Él, para que donde Él está, ella también esté. ¿Dónde es eso? En la casa del Padre, donde hay muchas moradas. En cuanto a lo que al reino futuro se refiere, Israel estará sujeto al reino, mientras que la Iglesia reinará con Cristo sobre la tierra durante dicho tiempo.

Por lo tanto, de ésta y otras formas, la Iglesia se distingue en las Escrituras de la nación de Israel.

Después de haber dejado claro esto, pasemos a otro tema. Habíamos definido lo que era Iglesia y asamblea.

Ahora veremos que hay dos tipos de asamblea. La asamblea universal y la asamblea local.

Comencemos analizando qué es: La asamblea universal

Existe un sólo cuerpo. Esto es interesante. En cuanto a Dios se refiere, existe sólo una Iglesia, la Iglesia Universal. Está compuesta por todos los verdaderos creyentes en el Señor Jesucristo. Y una de las características maravillosas de esta Iglesia, es que tanto los creyentes judíos como los gentiles son hechos una persona nueva en Cristo. Pensamos en las luchas raciales en los diferentes países, como si eso fuera el mayor abismo en las relaciones humanas, pero no es así.

El mayor abismo en las relaciones humanas es la diferencia entre Israel y los gentiles en el Antiguo Testamento. Si usted le hubiera dicho a un judío, en el Antiguo Testamento, que por creer en el Mesías sería un co-heredero con los gentiles, se habría reído en su cara. ¡Ridículo! ¡Eso no podría ser! Pero ésa es la verdad del evangelio, que cuando un judío cree en Cristo, y un gentil cree en Cristo, ambos se convierten en una persona nueva en Cristo Jesús.

Uno puede viajar a Haifa, Israel, y visitar una pequeña asamblea allí. Verá árabes convertidos, y verá judíos convertidos, todos adorando juntos al Mesías. ¡Realmente es hermoso! Es la solución a todos los problemas del Medio Oriente, y está allí mismo, en Haifa. Pero, no lo aceptan. La gente, en general, rechaza esto.

Esta verdad de sólo un cuerpo, es algo que debemos hacer saber. Y lo hacemos. Creemos que existe sólo una Iglesia verdadera. Y es por eso que no nos gustan los nombres denominacionales. No nos gustan los nombres que nos separan de los otros creyentes en el Señor Jesucristo. Creemos que es bueno testificar sobre la unidad del cuerpo de Cristo.

Es interesante. Se utiliza la siguiente expresión: “Católica Romana”. ¿Sabe que la palabra “católica” significa universal? Pero “Romana” no es universal, ¿no es cierto? Romana. Eso la confina. Por lo tanto, estas dos palabras son contradictorias.

Algunas otras palabras que son contradictorias serían “Hermanos de Plymouth”. “Hermanos” es bastante extensivo, ¿no es cierto? Abarca a todo el pueblo de Dios. Pero, en el momento en que se dice “de Plymouth”, parecería que son hermanos que simpatizan con los autos Plymouth.

¿Y qué decir del término “Hermanos Cristianos”? Puede que usted diga “Hermanos Cristianos me suena bastante bien”. Sí, es un buen término, siempre y cuando no lo use para separarse de otros creyentes. Es bueno si colocara la palabra hermanos con “h” minúscula, y no con “H” mayúscula.

Puede que usted pregunte: “¿Qué responde cuando le preguntan qué es usted? En lo personal, yo digo: “Soy cristiano”. Ellos dirán: “Por supuesto que es cristiano”. “Soy un discípulo del Señor Jesús”. “Por supuesto que lo es. Todos lo somos. Pero: ¿qué más es?” Estos hermanos nunca descansan hasta colocarlo a usted en algún grupo. Francamente, me rehúso a ser colocado en un grupo denominacional. Ellos dicen: “Bueno, usted es de los hermanos”.
Entonces digo: “si usted es creyente, usted es un hermano también, ¿verdad?”

Me gusta lo que Harry Ironside solía decir cuando le preguntaban a qué denominación pertenecía. Él decía: “Soy compañero de todos aquellos que aman a Dios y guardan Sus preceptos”. Ésa es la actitud correcta. Como dice el Salmo 119:63: “Compañero soy yo de todos los que te temen y guardan tus mandamientos”.

Algunas veces, cuando la gente trata de arrinconarme preguntándome a qué denominación pertenezco, pregunto: “Bueno, ¿a qué denominación pertenecía Pablo? Eso suele detener a la gente de preguntar esas cosas.