El Plan de Cristo para la Iglesia – V (2ª parte)

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Autor: William MacDonald

La asamblea en el Nuevo Testamento, un tema que está muy en el corazón de Dios y ciertamente es de suma importancia para el Señor Jesucristo. También son importantes los temas a tratar en este programa y los tres siguientes: Bautismo, Cena del Señor, Adoración, y Oración. Cuatro pilares en la vida de la Iglesia.


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PE2308 – Estudio Bíblico
El Plan de Cristo para la Iglesia – V (2ª parte)



Qué gusto poder saludarlos nuevamente! En el programa anterior hablamos de: Dos mandamientos de la fe cristiana – el bautismo y la Cena del Señor – los cuales nos llevan, de igual forma, al tema de la adoración.

La adoración es absolutamente esencial. Lea Juan 4:23. Analice el versículo cuidadosamente. No dice que el Padre busca obreros. El Padre busca adoradores.

Algunas personas se cuestionan esto. “¿No es egoísta por parte de Dios querer que la gente lo adore?” ¿Cómo respondería a eso? Cada mandamiento de Dios, independientemente del que sea, es para nuestro bien. Incluso los Diez Mandamientos fueron dados para nuestro bien y no para el Suyo. Puede que usted pregunte, “¿Cómo nos beneficia que el Padre busque adoradores?” Nos beneficia porque uno se convierte en aquello que adora. Es por eso que es bueno para nosotros. Es absolutamente un principio de la Palabra de Dios. Y cuanto usted adora más al Señor Jesús, más se asemeja a Él. La Biblia claramente dice eso, en 2 Corintios 3:18:

“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”

Analizaremos este versículo paso a paso.

“Nosotros todos…” “Todos” se refiere a todos los creyentes.

“Mirando… como en un espejo…” El “espejo” es la Palabra de Dios.

“Mirando a cara descubierta… la gloria del Señor…” Recordamos lo que leemos, no sólo sobre Su gloria como hombre aquí en la tierra, sino Su gloria a la diestra de Dios en este momento, gloria de Señor resucitado, ascendido a los cielos. Y cantamos:
“Contemplamos al Señor en gloria, mientras nuestros corazones lo adoran inclinados, allí leemos la maravillosa historia, de la cruz, Su vergüenza y dolor”.

“Mirando a cara descubierta… la gloria del Señor, somos transformados… en la misma imagen…” Esto significa ser más semejantes a Cristo. Eso es lo que significa.

“De gloria en gloria” significa de un estado de gloria al siguiente. No se trata de una transformación instantánea. Se lleva a cabo en etapas, de una etapa de gloria a otra.

¿Cómo se lleva a cabo? “…como por el Espíritu del Señor”. Él obra en nuestras vidas. Y éste es uno de los grandes versículos que fundamentan la vida cristiana, 2 Corintios 3:18, transformados por la contemplación.

Puede que haya escuchado de parejas que han vivido juntas tanto tiempo, que de hecho comienzan a parecerse entre sí, esposo y esposa. ¿Ha oído de esto? Puede que sea o no cierto en los asuntos naturales, pero ciertamente es cierto en los asuntos espirituales.

La adoración es sencilla. ¿Qué no es adorar? Adorar no es escuchar un sermón. Hoy en día, en el mundo cristiano, a la reunión de predicación en las iglesias se le llama reunión de adoración (en lo personal no me desagrada, en términos generales). La gente va y escucha a una persona que da un mensaje. Puede que sea una enseñanza, puede que sea una predicación. Pero, no es adoración. No lo malinterpretemos: Alguien que esté sentado en esa audiencia puede estar elevando su corazón al Señor durante ese tiempo. Obviamente puede haber ciertos aspectos de adoración. Pero, la reunión en sí misma no es una reunión de adoración.

¿Qué es una reunión de adoración? Es cuando el pueblo de Dios se reúne y derrama el fluir de sus corazones al meditar en el Señor Jesucristo, y elevan sus corazones en adoración a Él. Es expresar amor a Jesús. Algunas veces puede que un joven se levante en una reunión y tan sólo le diga al Señor que lo ama. Ésa es la forma más pura de adoración, el sólo poder decirle que le amamos.

Spurgeon dijo: “No hay gozo en la tierra que se iguale a la felicidad de ser tomados con amor por Cristo”. No hay gozo semejante en la tierra. “Si estuviera a mi alcance elegir el tipo de vida que pudiera vivir, ciertamente no elegiría ser un emperador, ni un millonario, ni un filósofo, para tener poder, riqueza y conocimiento, porque esas cosas traen sus tristezas. Elegiría no tener nada que hacer, más que amar a mi Señor Jesús. Hacerlo todo para Su gloria, y por amor a Él”. Spurgeon tenía el corazón de un adorador.

De hecho, uno puede reconocer a un adorador cuando se encuentra con uno. Me encanta conocer a jóvenes que abren sus bocas, y el Señor Jesús sale de ellas. ¿Sabe a qué me refiero? Hablan sobre el Señor Jesús. Eso es bueno. Muestra de qué tipo de pastos se han estado alimentando.

En la adoración, nos unimos a Cristo. Eso es cierto. Nos reunimos para adorar al Señor Jesús. Él es la atracción allí. Él es el centro de nuestros afectos. Si a usted no le gusta la adoración, no le gustará el cielo, porque ésa será la gran actividad en el cielo. Al leer el libro de Apocalipsis, se puede escuchar a las huestes celestiales elevar sus voces de alabanza, lo cual comienza al principio mismo y va en aumento a lo largo del libro, hasta la misma escena final.

Algunos podemos recordar cómo años atrás, en algunas de nuestras asambleas locales, había una reunión de adoración que comenzaba quizás a las 10:30 y continuaba hasta las 12:00. Y toda aquella mañana estaba dedicada a adorar al Señor Jesús. Puede que no esté de acuerdo conmigo, pero a menudo deseo que pudiéramos volver a aquello. Con el tiempo, se le agregó una prédica y la adoración fue reducida. Pero, personalmente, dice MacDonald, creo que ése ha sido un cambio para mal.

Existen muchas reuniones que no me gustan, sigue diciendo. No me gustan las reuniones de negocios. A menudo pienso que las reuniones de negocios son una enorme pérdida de tiempo. No se logra mucho en ellas. Y existen, también, otras reuniones que no me gustan. Pero, quiero decirle que realmente me encanta la reunión de adoración, cuando nos reunimos en el nombre del Señor Jesucristo, y el Espíritu de Dios se mueve, y el cielo parece estar muy cerca. No quiero perdérmela.

Hubo una reunión en Filadelfia hace años. Cuando llegó el momento del partimiento del pan y de participar de la copa, un anciano piadoso se puso en pie para agradecer por el pan. Caminó hacia la mesa, y se puso sobre sus rodillas para orar. Las personas que estuvieron presentes ese día nunca olvidarán el asombro de ese momento, en el cual el Señor no estaba visible, pero a la vez estaba muy presente, y los corazones del pueblo de Dios se elevaron para alabarlo.

Ahora bien, ese hombre nunca volvió a hacer eso. Si lo hubiera hecho, probablemente habría sido algo forzado. Pero, ésa fue la forma en que el Espíritu de Dios lo guió esa vez. Es maravilloso estar disponible para el Espíritu de Dios en adoración, para hacer lo que Él quiere que hagamos.

Deberíamos prepararnos para la reunión de adoración. ¿Alguna vez pensamos en esto? Quizás tan sólo pensamos en ir y compartir los pensamientos que vengan a nuestra mente en esa hora. Es algo muy bueno prepararse para la adoración durante los días previos, meditando en la Palabra de Dios. Y entonces, la noche anterior es un tiempo maravilloso para tomar nuestro himnario y nuestra Biblia, y leer algunos de esos himnos. Ellos dicen lo que nosotros podemos sentir, pero quizás nunca podríamos expresar con palabras. “Oh profundo amor de Cristo, vasto inmerecido don. Cual océano infinito ya me inunda el corazón. ¡Me rodea, me sostiene, la corriente de Su amor! Llévame continuamente hacia el gozo del Señor”. Prepararse para la Cena del Señor con su himnario y su Biblia, es un buen uso de la noche anterior.

Dios dijo en el Antiguo Testamento: “Y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías”. Él no quiere que vengamos a esa reunión con cestas vacías, sino que vengamos meditando en el Señor. Entonces vendremos a la reunión sabiendo cómo el Espíritu Santo nos guía en la misma. Si Él nos guía en un cierto camino, y nuestra meditación ha girado en el mismo pensamiento, ciertamente es un tiempo maravilloso para que los hermanos compartan.

En la reunión de adoración, todo el ministerio debería girar alrededor del Señor Jesús. Él debería ser el centro. No es momento de dar testimonio o de compartir algún evento bizarro que nos haya sucedido durante la semana. De hecho, sería algo muy bueno poder quitar el pronombre personal propio fuera de la reunión de adoración. Mantener las palabras “yo, mío, me, nuestro” a buena distancia, y sólo hablar sobre el Señor Jesús. Requiere una gran disciplina de la gracia lograr esto. “En memoria de Mí”, dijo el Señor. “Mi muerte anunciáis hasta que Yo vuelva”.

Una buena pregunta es: ¿Qué hacer cuando alguien en la reunión pide un himno, coro, o canción, que no está en armonía con el Espíritu?

Contestaremos la pregunta en el próximo programa, porque el tiempo se acaba. Hasta entonces y qué Dios los bendiga!

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