El Poder de la Sustitución 3/5
21 febrero, 2008El Poder de la Sustitución 5/5
21 febrero, 2008Titulo: “El Poder de la Sustitución” 4/5
Autor: WimMalgo
Nº: PE1055
Esla voluntad de Dios hacer un nuevo Pacto contigo. El incluso quiere hacer maravillas y bendecir más que nunca!
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«El Poder de la Sustitución» 4/5
Estimado amigo, el Señor le pide a Moisés que venga a El a la cumbre del monte y le dice: «No suba nadie contigo, ni nadie sea visto en todo el monte». Imaginémonos esta situación: Después que Israel ha quebrantado el Pacto con Dios y adorado al becerro de oro, irrumpe un terrible juicio. Tres mil hombres caen, reina una gran confusión, y Moisés es el líder responsable. En vez de hablar en esta crisis con los ancianos del pueblo y discutir la situación con ellos, tiene que abandonar al pueblo. Tiene que ir totalmente solo al encuentro de Dios. ¡Pero en esto está el poder de la sustitución! Pues por esta muy personal comunión con el Señor, la comunión entre Moisés y el pueblo de ninguna manera se rompe, sino que sucede justamente lo contrario: Se crea una muy nueva comunión con el pueblo.
Observemos, estimado amigo, exactamente lo que está escrito en Éxodo 34. El Señor dice a Moisés: «Prepárate para la mañana, sube de mañana al monte Sinaí y preséntate allí delante de mí sobre la cumbre del monte», y el versículo 5 dice: «Entonces descendió Jehová en la nube, y se presentó allí a Moisés…» ¡Este es el camino a la renovación del Pacto con el Señor: subir a El, por el muy personal reconocimiento de pecados! Pero hay obstáculos que vencer. En aquel entonces Moisés tenía 80 años. Hoy en día, a esta edad uno piensa en retirarse en un hogar de ancianos. Pero Moisés obtuvo nueva fuerza en el camino de la obediencia. ¡Superó completamente solo el monte escarpado, hasta que estuvo sobre su cumbre y en la presencia de Dios! Entonces leemos: «…descendió Jehová en la nube, y se presentó allí a Moisés…» Lo más íntimo Ser de Dios le es revelado. Aquí de repente oímos hablar a dos personalidades, al Padre y al Hijo; pues es significativo que dice: «Y Jehová descendió en la nube, y estuvo allí con él, proclamando el nombre de Jehová». En toda la Santa Escritura encontramos solamente a Jesucristo proclamando, realmente, el nombre de Jehová. Dios revela a Moisés lo más íntimo de Su Ser: «Jehová pasó frente a Moisés y proclamó: ¡Jehová, Jehová, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y verdad, que conserva su misericordia por mil generaciones, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado; pero que de ninguna manera dará por inocente al culpable; que castiga la maldad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación!».
Entonces Moisés puede echar una mirada a la profundidad de la Deidad y con esto recibe también un poderoso espíritu de oración, pues en el siguiente versículo leemos: «Entonces Moisés se apresuró a bajar la cabeza hacia el suelo, y se postró». Podemos, pues, aprender de esto que nos resulta fácil adorar y perseverar en oración y ruego cuando llegamos a conocer el Ser de Dios.
Y luego, querido amigo, Moisés oye de parte del Señor la voluntad de Dios, a saber, la renovación del Pacto que el pueblo quebrantó de manera infame. Después que Moisés ha orado por el perdón para el pueblo, el Señor dice: «He aquí, yo hago un pacto frente a todo tu pueblo: Haré maravillas como nunca fueron hechas en toda la tierra y en ninguna de las naciones. Todo el pueblo, en medio del cual estás, verá la obra de Jehová; porque algo temible haré para con vosotros». ¿Oyes esto, tú que has quebrantado el Pacto? Es la voluntad de Dios hacer un nuevo Pacto contigo. El incluso quiere hacer maravillas y bendecir más que nunca, si no fuera así, no diría: «Haré maravillas como nunca fueron hechas en toda la tierra…» ¡Qué fiel Dios! El quiere hacer esto también en tu vida, si tú quieres andar por este camino de la renovación del Pacto. ¿Verdaderamente quieres renovar el Pacto que has quebrantado? Entonces Dios también pone Sus condiciones:
Querido amigo, ¿Quieres renovar el pacto que has quebrantado?
Entonces, en primer lugar ¡Permanece rechazando el pecado!
En Éxodo 34:18 leemos: «Guardarás la fiesta de los panes sin levadura. Siete días comerás panes sin levadura, como te he mandado, en el tiempo señalado del mes de Abib; porque en el mes de Abib saliste de Egipto.»
La levadura en la Biblia siempre es una imagen del pecado. Cada año el pueblo tenía que guardar durante siete días la fiesta de los panes sin levadura – panes sin levadura: una imagen de la ausencia de pecados -, y esto exactamente en el mes en el cual salieron de Egipto y fueron salvados de la esclavitud del faraón.
Tu conversión se parece al éxodo de Israel de Egipto, tu voto es rechazar el pecado. Si, pues, quieres renovar el Pacto con el Señor, entonces El exige que verdaderamente permanezcas en el rechazo, en tu no frente al pecado, de otra manera no tiene ningún sentido entregarte de nuevo al Señor. ¿Estás ahora dispuesto a cumplir con este primer requisito de Dios?
En segundo lugar, estimado amigo, ¡No te aferres solamente a la salvación, sino deja que El cumpla su propósito en ti!
Leemos en Éxodo 34:20a: «Pero rescatarás con un cordero el primerizo del asno; y si no lo rescatas, le romperás la nuca.» Había en el Antiguo Pacto animales puros y animales impuros. La oveja era un animal puro, el asno un animal impuro. Ahora, pues, el Señor manda que se le rompa la nuca al primerizo del asno. Si el dueño del asno quería quedarse con el pollino, podía rescatarlo y cambiarlo contra un animal puro. Es decir, podía sacrificar un cordero en su lugar.
Ahora bien, no existe imagen más adecuada de la naturaleza humana que la del asno. La mayoría de los animales se dejan guiar, pero el asno es un rebelde – y esto lo somos también nosotros. Si se le dice a un asno: «¡adelante!», entonces retrocede; si se le manda: «retrocede», avanza. La desobediencia es parte de él. Pero ¿a qué se decidirá el dueño de este asno? ¿Sacrificará un animal puro en lugar del animal impuro (en este caso un pollino)? En aquel entonces, esto ni se preguntaba. Pues se quería usar al pollino para cabalgar sobre él y como animal de cargas, y para esto se lo rescataba.
¿Para qué has sido salvado y también rescatado? ¿Para qué entregó Dios al Puro en tu lugar y en mi lugar, ya que somos impuros y rebeldes? ¿Para qué te rescató con un Cordero? ¿Solamente para ti mismo, para que fueras al cielo? ¡De ninguna manera! Sino para que llegues al propósito de tu redención, o sea, para que llegues a ser para alabanza de Su maravillosa gracia y gloria. De forma maravillosa, Marcos 11:2-3 nos presenta esto simbólicamente. Allí el Señor envía a dos de Sus discípulos diciéndoles: «Id a la aldea que está frente a vosotros, y cuando hayáis entrado allí, enseguida hallaréis atado un borriquillo sobre el cual ningún hombre ha montado. Desatadlo y traedlo. Y si alguien os dice: ¿Por qué hacéis eso?, decidle: El Señor lo necesita, y luego lo enviará aquí otra vez.»
Esta es la situación de muchos creyentes, que aceptaron al Señor Jesús como su Salvador y el los salvó de la muerte eterna, pero ellos siguen viviendo para sí.
Debemos ver clara y nítidamente cuál es la meta que Dios tenía en vista cuando decidió entregar a Su Hijo como Cordero puro en nuestro lugar, por nosotros que somos impuros y rebeldes. ¡El te necesita! ¿No es terrible si permaneces aferrado obstinadamente a tu propia voluntad? Este borriquillo desatado fue el instrumento; pudo llevar la gloria de Jesús, fue portador de Su gloria. Este era su propósito: «El Señor lo necesita.» Por eso, entrégate con todo tu ser al Señor Jesús! Dile ahora mismo, «Señor ya no quiero rebelarme contra ti, cumple en mí, Tu voluntad».