El Rey en su trono 4/4

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Titulo: El Rey en su trono 4/4

Autor: JohnWilkinson 
Nº: PE959

La seguridad del trono de David está garantizada por el juramento de Jehová, y nada puede ser más inamovible.

 

  Con el Señor Jesús resucitado se garantizan «las santas y seguras bendiciones de David.» Jesús nació como el rey de los judíos, murió como el rey de los judíos y volverá como el reconocido rey de los judíos, para que «reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos gloriosamente”.

 


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El Rey en su trono 4/4

Estimado amigo, la seguridad del trono de David está garantizada por el juramento de Jehová, y nada puede ser más inamovible. Es casi increíble que un intérprete de la Sagrada Escritura pueda pretender siquiera ser oído si se atreve a decirle a sus escuchas que el hecho de que el Mesías ocupará el trono de David, significa tan solo que el reino de Cristo se limita al corazón del creyente. El sentido pleno, literal y sencillo, sea lo que sea que involucre, es el único sentido que puede satisfacer la mente ingeniosa. El trono de David consistía en un cetro que se balanceaba sobre Israel desde Jerusalén; y bajo ningún punto de vista David tuvo su trono en el corazón de un creyente. Examinemos las Escrituras, las cuales nos asistirán en este tema.

 

El Señor asignó a Natán para que le dijera a David, «Asimismo Jehová te hace saber que él te hará casa. Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo. Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti. Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.»

 

Aquí se le garantiza a la simiente de David el trono del reino para siempre. Esto es incondicional. No depende del buen comportamiento de su simiente. Porque el pecado de la simiente de David ya se había pronosticado.«Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres _ pero mi misericordia no se apartará de él _ Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.»A pesar de todas las eventualidades, la casa de David, su reino y su trono están seguros por siempre. Para una mayor confirmación de esto demos una mirada al Salmo 89: «Hice pacto con mi escogido; juré a David mi siervo, diciendo: 

 

Para siempre confirmaré tu descendencia, y edificaré tu trono por todas las generaciones.» «Yo también le pondré por primogénito, el más excelso de los reyes de la tierra. Para siempre le conservaré mi misericordia, y mi pacto será firme con él. Pondré su descendencia para siempre, y su trono como los días de los cielos. Si dejaren sus hijos mi ley, y no anduvieren en mis juicios, si profanaren mis estatutos, y no guardaren mis mandamientos, entonces castigaré con vara su rebelión, y con azotes sus iniquidades. Mas no quitaré de él mi misericordia ni falsearé mi verdad. No olvidaré mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios. Una vez he jurado por mi santidad, y no mentiré a David. Su descendencia será para siempre, y su trono como el sol delante de mí. Como la luna será firme para siempre, y como un testigo fiel en el cielo.»Una vez más aquí, querido amigo, a pesar de todas las eventualidades, el trono y la simiente de David están garantizados, y tan firmes como lo están el sol y la luna. La perpetuidad del trono de David se fundamenta en el juramento de Jehová, y ese juramento se basa en su santidad.

 

Querido amigo, hemos mostrado, a través de las Escrituras, que la preservación de Israel como nación hasta el final de los tiempos es algo seguro. Dios declara en Jeremías 31 que mientras existan el sol y la luna Israel no dejará de existir como nación, para siempre. Aquí vemos que el trono de David es algo que está tan firme como el sol y la luna, y como un fiel testigo en el cielo – el arco iris. «El testigo fiel en el cielo» da testimonio del juramento de Jehová acerca de que no existirá otro diluvio universal, y este «testigo fiel» testifica también del solemne juramento de Jehová de perpetuar el trono de David. Isaías predice el advenimiento del Mesías y sus títulos maravillosos, anuncia su reino sobre el trono de David y la perpetuidad de su dominio.

 

«Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.

 

Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre.»«Y se dispondrá el trono en misericordia; y sobre él se sentará firmemente, en el tabernáculo de David, quien juzgue y busque el juicio, y apresure la justicia.» «He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: JEHOVÁ, JUSTICIA NUESTRA.»Ahora, estas palabras, en la forma en la que fueron dadas, bajo la inspiración del Espíritu Santo de Dios, deben ser necesariamente la mejor manera en la que se podía describir los eventos que Dios pensaba llevar a cabo.

 

Si el trono de David es tan literal como lo fue la cruz del Calvario; si el advenimiento del que ha de reinar es tan literal como lo fue el advenimiento del que había de sufrir; y si el rey que reinará en el trono de David es tan literal como el siervo que ministró lavando los pies de los discípulos; entonces no se podría haber elegido mejor lenguaje para predecir tales eventos. Pero si nunca se pensó en tener acontecimientos tan literales, entonces el lenguaje parecería ser altamente inapropiado, confuso y perturbador, y la mente ingeniosa podría hacerlo querer decir cualquier cosa. Cuando el trono de David sea ocupado por el hijo y, a la vez, Señor de David, sucederá que«En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono de Jehová, y todas las naciones vendrán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén.» «Y el nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-sama (Jehová allí).»

 

La sencillez, claridad y fuerza del lenguaje usado para describir la perpetuidad del trono de David y el reinado del hijo y Señor del mismo nos obliga a considerar que el sentido literal y obvio es el único sentido posible. El trono de David significa el trono de David; y el Señor Dios hará como Gabriel mismo anunció, «se le dará (al Cristo) el trono de David su padre.»

 

Con un Jesús resucitado se garantizan «las santas y seguras bendiciones de David.» Jesús nació como el rey de los judíos, murió como el rey de los judíos y volverá como el reconocido rey de los judíos, para que «reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos gloriosamente.»

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