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Titulo: “El Secreto de la Adoración” 3/4
 

Autor: WimMalgo 
Nº: PE1097

Si tu espíritu está cautivado, intranquilo y agitado, sea cual fuere la causa, no trates de comenzar a adorar a Dios y al Cordero. El primer paso de la adoración es: Esperar Este primer peldaño de la adoración se hará audible y visible en ti. También Entrégate, este es el carácter más hondo de la adoración. Entrégale lo más preciado que tengas al Señor.


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«El Secreto de la Adoración» 3/4

Estimado amigo, con mucha reverencia queremos acercarnos ahora a otro aspecto de la adoración, o sea, a la esencia de ella. Mire cómo los hombres de la Biblia adoraban al Señor. El Yo, va desapareciendo y el «tú, Señor» se vuelve predominante. Por ejemplo, en el Salmo 65: «Tú oyes la oración; a ti vendrá toda carne» (versículo 2). «Tú, el que afirma los montes con su poder, ceñido de valentía» (versículo 6). «Haces que se empapen sus surcos, haces descender sus canales, las ablandas con lluvias, bendices sus renuevos» (versículo 10). «Tú coronas el año con tus bienes» (versículo 11). Vez tras vez el «tú». También la joya entre los Salmos, el Salmo 23, subraya el «Señor», el «El»: «Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma, me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días».

Este salmo, con razón ha sido denominado ya el Salmo contra la agitación. Según las estadísticas, los japoneses son las personas más aplicadas. No les gusta tener vacaciones. Su modo de vida los mantiene en agitación. Un japonés creyente ahora transcribió el Salmo 23 para su propio «día a día» caracterizado por la agitación. Reza como sigue: 

«El Señor me indica la velocidad de trabajo, no es necesario que yo me apresure. Vez tras vez me brinda unos minutos tranquilos para la meditación. Llena mi alma de imágenes que me calman y me ayudan a estar ecuánime. Muchas veces hace que las cosas marchen sin que me esfuerce y sin que lo hubiera esperado, y puedo estar asombradamente confiado. Me doy cuenta de que mi corazón permanece completamente tranquilo cuando confío en este Señor. Pese a la medida más colmada de deberes diarios que tengo, con todo, no es necesario que me vuelva nervioso. Porque el está por arriba del tiempo y de todas las cosas, todo lo demás pierde su peso. En medio de la agitación, El me brinda una experiencia que me infunde nuevo ánimo. Gozo llena mi corazón, y un hondo sentir de abrigo. Siento como que recibo fuerzas para actuar y se me aclara que, al mirar mi trabajo diario, crece en mí una gran ecuanimidad y que tengo éxito. Además, me alegra saber que estoy siguiendo en las huellas de mi Señor y que siempre tengo un hogar junto a El».

Este creyente japonés experimentó la esencia y penetró en la adoración. La adoración del Padre me eleva también a mí hacia más allá de la vida cotidiana. Pero no en una forma que me deje carente de sobriedad y me aleje de la realidad, no así. Pero si estoy con los dos pies sobre la tierra y cada día tengo que hacer esto y aquello, necesito a Dios. Y lo recibo por la adoración.

Si tu espíritu está cautivado, intranquilo y agitado, sea cual fuere la causa, no trates de comenzar a adorar a Dios y al Cordero. El primer paso de la adoración es: Esperar.

Estimado amigo, al principio tienes que aprender a esperar nuevamente. ¿O piensas que por casualidad un mismo versículo se escribe en dos Salmos?. Por vez primera en el Salmo 42:5: «¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí?. Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío». Y el que acepta esto, estará interiormente calmo y ecuánime tal como ese japonés. De este modo, cobrarás ánimo, y de repente podrás exclamar lo mismo que expresó el salmista: «En Dios solamente está acallada mi alma; de El viene mi salvación».

Esperando así en EL, este primer peldaño de la adoración se hará audible y visible en ti: «Tuya es la alabanza en Sion, oh Dios, y a ti se pagarán los votos» (Salmo 65:2). La alabanza apunta a agradar al Señor, y sigue alabándole independiente de si El nos concede o no señales de su favor en el momento presente. No se cansa sino que canta durante toda la noche, teniendo la esperanza firme de que llegará la mañana. Queridos amigos, queremos seguir esperando cantando alabanzas, aunque sea con lágrimas, y afinaremos nuestras arpas en nuestra época. ¡Qué música gloriosa será la que entonaremos más allá a su debido tiempo, cuando venga el Señor Jesucristo en Su gloria y le veamos tal como El es!. En ese momento en que El nos brinde entrada a las moradas eternas. Estemos, pues, totalmente quietos interiormente y comencemos a alabarle. Y he aquí, nacerá en nosotros la verdadera alabanza que despierta en nosotros la voluntad de adorarle. Porque el carácter más hondo de la adoración es la entrega.

Querido amigo, en el bloque anterior vimos que el carácter más hondo de la adoración es la entrega.

¿Qué hay que entregar?. Todo lo que más amamos. ¿A quién debemos entregarlo?. En este contexto, podemos leer un versículo en una historia bíblica muy conocida, que es de gran significado: Abraham fue llamado por Dios a sacrificar a su hijo Isaac. Inmediatamente se puso en marcha y llegó al lugar que Dios le había indicado. Y luego está escrito en Génesis 22:4-5: «Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros». ¿Cómo podía Abraham decir: «y allí adoraremos», ya que iba a sacrificar a su hijo, a su más amado, a su todo, a Dios?. Justamente en esto está el maravilloso secreto: oro a Dios en Espíritu y verdad en la medida en que me entrego a mí mismo, a lo más amado que tengo, a lo que más guardo y protejo. En este contexto tengo que añadir que no es esencial el sacrificio como tal, la entrega de todo lo que tienes y eres, sino la consecuencia de ese sacrificio. Que en el momento de la entrega real, Dios mismo se inclina hacia ti, revelándose a ti. Y tú le adorarás y tu corazón será ensanchado. Estarás libre y te regocijarás, estarás alegre y gozoso.

Nos encontramos en la Próxima audición!

1 Comment

  1. sergia dice:

    Bendiciones hermanos que bueno encontraro la página de llamada de media noche. Desde hace ya mucho tiempo no sabia de ustedes la revista me ministro por varios años pero perdí el contacto. Sus estudios son de mucha edificación. Shalom

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