Una orden con promesas
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8 enero, 2021Guillermina Espinel nos cuenta sobre la importancia de conocer el valor de la vida en una sociedad donde todo es relativo. Dios nos dio un valor intrínseco al crearnos a su imagen y semejanza, y nos mostró ese valor al enviar a Jesucristo a morir por nosotros. Te invitamos a reflexionar sobre el valor que le damos a las vidas de otros y a la nuestra propia, y que valoremos esta vida de acuerdo con la forma en la que Dios la valora.
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EA1008 – Entre Amigas –
El Valor de la vida humana
Entrevista a Guillermina Espinel
Victoria: Amigas, hemos llegado al momento de la entrevista en Entre Amigas, y estamos con Guillermina Espinel, quien ya nos ha estado acompañando en otras oportunidades. Hoy vamos a estar hablando de un tema que es muy sensible algunos, para otros les es indiferente, pero que tiene directamente que ver con el valor de la vida humana. Gracias, Guillermina, por acompañarnos.
Guillermina: Es un gusto estar con ustedes, agradezco mucho la invitación. Como tú dijiste, es un tema muy delicado, pero tiene muchas ramificaciones y nos afecta a todos.
Victoria: ¿Qué nos podés decir acerca de la forma en la que se ve hoy en día el valor de la vida humana?
Guillermina: Bueno, yo diría que nosotros vivimos en una sociedad posmoderna, en una sociedad donde hemos decidido como individuos que no hay absolutos en casi nada. Como en muchos órdenes de la vida, en cuanto a la vida humana también hay distintos conceptos, distintas apreciaciones, y más o menos cada uno tiene su propia opinión. Y bueno, si en algo podemos ayudar a las amigas que están escuchando en este momento, es quizás en evaluar ese concepto. ¿Es válido que yo tenga mi propia opinión en un tema que tiene que ver con vida? Hoy queremos desafiarlas un poquito a poder mirarlo desde otro punto de vista y ver si realmente es tan así, si realmente podemos opinar como nos parezca cuando hablamos de la vida humana.
Victoria: ¿Cuál sería ese punto de vista?
Guillermina: Yo suelo dar esta charla en CENVIAB, el Centro de Vida Abundante. Siempre tratamos de promover la información para que las personas puedan tomar una decisión informada. Si por ejemplo hablamos de una pepita de oro, hay gente que sabe lo que vale el oro, por lo tanto tiene un valor intrínseco. Ahora, si yo después le agrego procesos productivos y de esa pepita hago un anillo, puedo decir que tiene un valor agregado. Entonces nosotros tenemos que definir de la misma manera, cuál es el valor intrínseco de un ser humano, y si podemos hablar de que exista un valor agregado, si realmente podemos decir que una persona vale más que otra, sea por lo que estudió, por su edad, por su país de origen o por cualquier otra cosa. ¿Realmente podemos decir que un ser humano vale más que otro? Y el desafío, diría yo, es llegar a la conclusión de que no. ¿Quién tiene derecho a decir que mi vida vale menos que la de otro?, o ¿qué derecho tengo yo de decir que mi vida vale más que la de otros? Y esto es porque para nosotros, gracias a Dios, hay pautas donde podemos tener absolutos y podemos quedarnos firmes en eso. Yo a veces hago esta charla entre adolescentes y les pongo el siguiente ejemplo: Imagínense que estuviéramos en París, y el guía nos da permiso para irnos de tour, pero nos dice que si nos llegamos a perder, volvamos a la Torre Eiffel, porque nuestro hotel está a una cuadra de la Torre Eiffel. Y nosotros, en vez de buscar la Torre Eiffel real, imagínense que nos agarráramos un llaverito de la Torre, y nos guiáramos según el llavero. Cuando nosotros tenemos que encontrar una guía que nos lleve a un lugar seguro, no puede ser algo que varía. Tiene que ser algo externo a mi percepción, y tiene que ser algo externo a mi razonamiento. Tiene que ser algo fijo, algo que no cambia a pesar de que yo piense de una manera o de otra. Eso es lo que llamamos valores absolutos, y en esta sociedad posmoderna faltan.
Victoria: Estás hablando de la charla que se da para que la gente tome decisiones informadas en cuanto a la interrupción de un embarazo, pero también es importante tenerlo en cuenta respecto a toda la vida, ¿no?
Guillermina: Mirá, nosotros estamos en el mes de enero. Este mes lo tomamos como el mes de la oración por el respeto a la vida humana, y el aborto es un aspecto, pero también está la eutanasia, está el infanticidio, está el abuso, está la violencia de género, hay muchos aspectos que tienen que ver con la falta de respeto a la vida humana.
Victoria: Y la vida propia también, ¿no? Todo lo que tiene que ver con el cuidado de uno mismo, de no respetarse.
Guillermina: Exactamente, sí. La autoeliminación también tiene que ver con una falta de concepción de cuál es el valor de mi vida. Otro concepto que va muy ligado y que es de mucho debate es el de la autoestima. Un desafío para nosotros es definir el valor. ¿Qué valor tengo yo? ¿Quién lo define? ¿Cuánto vale mi vida?
Victoria: Vamos a contestar esas preguntas entonces. Guillermina, ¿cuál es el valor que yo tengo?
Guillermina: Para llegar a un absoluto hablamos de que tiene que ser algo externo a mí, externo a mi razonamiento y externo a mis emociones. Nosotros como cristianos, vamos a decirlo claramente porque no tenemos problema y no nos avergonzamos de decirlo, entendemos que nuestro valor viene de lo que la Biblia dice que es nuestro valor. Porque nosotros creemos que hemos sido creados por Dios, y que si creemos que alguien tiene derecho a opinar acerca de cuánto vale una persona, es Dios mismo. Dios se ha encargado de dejar muchas pautas. La primera es la que vemos en Génesis 1, cuando leemos la historia de la creación, que dice: Hagamos al hombre, y después dice que los creó varón y hembra, a imagen de Dios. Ya solo ese versículo nos está diciendo que un hombre y una mujer valen lo mismo, porque a ambos los creó a imagen de Dios.
Cuando preguntamos, aún entre los creyentes, no hay un concepto claro de qué es esa imagen de Dios. Nosotros sabemos que Dios es un ser todopoderoso, que está en todo lugar, que crea, que es infinitamente sabio, que es santo. Hay atributos de Dios que obviamente como seres humanos no podemos reproducir, pero hay otros que sí. Dios es un ser intelectual. El hombre, a su vez, es el único ser de la creación capaz de relacionarse y entender al Dios infinito. Un pájaro le alaba, una montaña muestra su grandeza, pero ninguno de esos aspectos de la creación puede relacionarse con Él intelectualmente. El hombre también tiene la capacidad de sentir emociones, y Dios siente emociones fuertes. Dios ama, Dios odia, Dios se conmueve, Dios tiene compasión, y de igual manera nos hizo a nosotros, a los seres humanos. El perrito se pone contento cuando viene el amo porque le da de comer, es instintivo. Pero el hombre tiene la capacidad de sentir emociones más allá de su necesidad inmediata. De igual manera, nosotros tenemos una voluntad con la cual Dios pretende que elijamos seguirlo, elijamos amarlo, elijamos creer en Él, pero Dios nos hizo libres como para elegir. Él es un ser que tiene voluntad, y en su voluntad ha hecho muchas cosas. En esos tres aspectos nosotros tenemos la imagen de Dios, y somos distintos del resto de la creación. Una vez, y lo digo con todo respeto, una compañera de trabajo me dijo: “yo soy lo mismo que una lechuga, soy material orgánico, soy polvo estelar”. La Biblia nos da un valor mucho más grande. Y esto quizás hasta a las oyentes les pueda chocar un poco, pero no somos animales, no somos iguales a una planta, no somos como un río o una montaña, Dios nos hizo como su creación especial para que nos relacionáramos con Él.
Victoria: Cuando hablábamos acerca de los distintos aspectos que puede abarcar, esto puede ayudar a entender mejor el valor. Puede ayudar a cambiar a alguien que esté menospreciando a otra persona, pero también nos ayuda a nosotros mismos. ¿Cómo voy a vivir yo mi vida sabiendo que soy alguien especial en la creación de Dios, sabiendo que tengo aspectos hechos a la imagen de Dios, y que sin duda tengo a quién recurrir en búsqueda de las respuestas? Es distinto a lo que vemos hoy en día, que nos dejamos llevar por las emociones, sin usar el intelecto, y la voluntad queda esclava de lo que deseamos hacer en ese momento.
Guillermina: Sí, claro. Es maravilloso pensar en el hecho de que Dios me creó con un propósito específico, un propósito maravilloso, y que me dio todo lo que necesito para poder relacionarme con Él, con un Dios eterno, infinitamente grande, sabio. La Biblia nos revela que podemos llegar a conocerlo. Ahora, con esas noticias tan lindas viene también el hecho de que el hombre dejó a Dios. El hombre pecó contra Dios, desobedeció a Dios. La Biblia dice que nuestro corazón quedó entenebrecido, entonces nuestras emociones, nuestro razonamiento y nuestra voluntad no nos llevan a Dios. Por eso cada uno de nosotros vivimos como nos parece. A través de la historia podemos ver esto de forma clara. Cada vez vemos menos de Dios en la sociedad. Estamos en una época que se llama la época de la deconstrucción de valores. Los políticos hablan de eso, los maestros hablan de eso, todos hablamos de la falta de valores que hay en nuestra sociedad. ¿Por qué? Porque hemos eliminado todo y estamos tratando de descubrir nuestra propia verdad como podamos.
Victoria: Estamos relativizando todo.
Guillermina: Todo es relativo. Tu verdad no es mi verdad, lo que a ti te parece bárbaro a mi no, típica versión de ese argumento para el aborto es: “yo no lo haría, pero si la otra persona quiere, que lo haga”. Y yo pienso: ¿quién de ustedes, de las oyentes, si escuchara que hay un padre de familia que está sufriendo porque tiene 7 hijos y no puede darles de comer, les da un revólver, les da la dirección de un banco, y les dice: “Andá y asaltá el banco.”? Hay conceptos que nos parecen hasta tragicómicos, ridículos. Sin embargo, cuando hablamos de una vida, no nos parece tan mal si alguien quiere eliminarla. Ahí es cuando vemos la falta de un valor claro.
Victoria: Pero hay solución después de eso, ¿verdad?
Guillermina: Sí. Gracias a Dios, las noticias no son todas malas. Vimos que tenemos un valor por creación, pero si alguien se está preguntando ¿cuánto vale la vida?, no es algo que definamos nosotras mismas. La Biblia es clara en que cuando Dios nos vio separados de Él, no dejó las cosas sin resolver. Él tomó cartas en el asunto porque sabía que de parte nuestra no había nada que pudiéramos hacer. Entonces Él mismo, en su amor, envió al Señor Jesús, quien vivió una vida santa y que después fue crucificado y murió. Murió por lo que nosotros hicimos mal, por nuestros pecados. A la hora de morir, él cargó por nuestros pecados. Murió derramando su sangre, estuvo muerto, y a los tres días resucitó como prueba de que Dios aceptó ese sacrificio de ese ser humano perfecto, en lugar de todo aquel que cree en él. Dios perdona, Dios vino a traer perdón y salvación. Ahora, ¿qué tiene que ver todo eso, que son noticias maravillosas desde el punto de vista espiritual, con el aspecto del valor de la vida humana? Dios nos dio un mensaje clarísimo en cuanto al valor de la vida humana. Nuestro valor es el de la vida de Jesucristo, en el sentido de que él estuvo dispuesto a poner su vida por nosotros. Eso es lo mucho que
Dios valora una vida. No tenía por qué hacerlo, pero decidió dar lo mejor que Él tenía, por el ser humano. Entonces cuando nosotros entendemos que Dios dio ese regalo a la humanidad, entendemos que el valor de la vida es el haber sido creados a imagen de Dios, y no solo eso, sino que también haber sido rescatados por la sangre de Jesucristo. Si Dios nos da ese valor, ¿quién soy yo como ser humano para decir que no valgo? ¿Quién soy yo para decir que alguien más no vale? ¿Puedo decir que alguien que tiene una capacidad diferente no vale? ¿Que alguien porque es un inconveniente no vale? ¿Quiénes somos nosotros para tomar la posición del Dios que nos amó tanto, hasta para entregar a su propio hijo santo? No tenemos ese derecho. Eso es un absoluto en el que podemos estar tranquilos. Es terrible que vivamos en una sociedad que piensa que la muerte de alguien soluciona algo. Entonces el absoluto es que cualquier cosa que esté pasando, la muerte no es la solución. La muerte no puede ser la solución. Tenemos que buscar otra vía, y gracias a Dios existen otras vías. Lo que pasa es que nuestro corazón está entenebrecido, lamentablemente, por las cosas malas que hemos hecho por nuestros razonamientos y emociones. Es más fácil pensar que yo me puedo deshacer de un bebé, y nadie lo vio, nadie se enteró. Pero la realidad es que uno puede sacar a un bebé del vientre pero de la mente no, y del corazón menos. Entonces nosotros desde CENVIAB siempre traemos un mensaje de esperanza, de perdón, de paz, porque el aborto no hace nada de eso. Pero Dios, a través de lo que Jesús hizo en la cruz, nos da un mensaje de esperanza. Gracias a lo que Jesús hizo en la cruz, el aborto es perdonado, todas las cosas malas que hacemos son perdonadas, y nuestra vida vale por el valor que Dios le dio.
Victoria: Para pensar, aquellas amigas que tal vez estén considerando el interrumpir un embarazo, sepan el valor que tiene la vida, y también que el único problema que no tiene solución, donde no hay más nada que hacer, es cuando se llega a la muerte. Precisamente estamos hablando de que hay una esperanza. Podemos decir: Las circunstancias son totalmente desfavorables, ¿cómo voy a llevar esto adelante? Pero en realidad, de una manera u otra, vamos a encontrar la solución con ayuda del Señor.
Guillermina: Sí. Realmente es un gran engaño pensar que con un aborto soluciono algo. Abortando solo creo otro tipo de problemas. Aparentemente solucioné algo, pero se crearon un montón de otros problemas que a la larga pueden ser mucho más terribles. Y el desafío para cualquiera que esté escuchando en este momento y esté pensando en abortar, es que pida ayuda a alguien que pueda ver de aquí a 30 años. Porque el síndrome del niño fantasma, como le llaman, cuando todos los años recuerdo que ese bebé no está, no es un cuentito. Hay cosas que son muy complicadas para vivir después de un aborto. La apuesta a la vida no nos va a defraudar, porque Dios apuesta la vida, Dios dio la vida, y la única muerte necesaria fue la de Jesucristo.
Victoria: Y murió para que tengamos vida, y vida en abundancia.
Guillermina: Exactamente.
Victoria: Muchas gracias, Guillermina, por estar con nosotros y compartir esto.
Guillermina: Fue un gusto.
Victoria: A ustedes amigas, las invitamos a que puedan pensar sobre el valor de los demás y también sobre el valor propio, y las animamos a que nos sigan acompañando en el próximo Entre Amigas. ¡Hasta la próxima!