Esto sí es Sublime Gracia (4ª parte)
18 septiembre, 2020Esto sí es Sublime Gracia (6ª parte)
21 septiembre, 2020Autor: William MacDonald
La Gracia de Dios genera una lista interminable de beneficios para sus destinatarios. En este programa nombraremos algunas y veremos que sin Jesús sería imposible un panorama igual.
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PE2502- Estudio Bíblico
Esto sí es Sublime Gracia (5ª parte)
Beneficios de la Gracia
¿Qué significa la Gracia para el creyente?
La gracia pudo haber hecho menos por los creyentes de lo que realmente hizo. Por ejemplo, pudo haber dado vida eterna sobre la Tierra sin las enfermedades de la vejez. Solo eso hubiese sido maravilloso. Pudo haber salvado a hombres y mujeres de las quemaduras eternas. Eso hubiera sido más maravilloso aún.
Pero Dios no se satisfizo con algo a medias. Habiendo dado lo mejor que tenía en el sacrificio de Su Hijo, decidió no retener la mayor herencia que Su mente pudiera concebir. Con el evangelio de la gracia, llegan una serie de beneficios para quienes lo reciben.
Uno de ellos es el Gozo. Es una emoción sobrenatural de deleite que es totalmente independiente de las circunstancias. Su opuesto no es el pecado sino la angustia. Surge de una relación con Dios y el Señor Jesús. Entonces, es tan constante como esa relación.
También se conoce la verdadera Paz. Aquellos que son justificados por la fe disfrutan de la paz con Dios. Su conflicto con el Todopoderoso terminó cuando alzaron la bandera de la rendición. Allí apareció una serenidad de otro mundo, calma y equilibrio, a causa de saber que el Señor está en control.
El Evangelio nos llena de Esperanza. En el Nuevo Testamento, la esperanza generalmente se refiere al futuro del creyente en el cielo. A diferencia del significado de la palabra en su uso común, esta esperanza no contiene la más mínima partícula de duda pues está basada en la promesa de Dios. El creyente está tan seguro del cielo como si ya estuviera allí.
Por otro lado, cuando Jesús dijo, «Vengan a Mí… y les daré descanso«, Él se estaba refiriendo al descanso de la salvación. Es el descanso que viene cuando una persona deja de intentar trabajar para ganarse la vida eterna y descansa en la obra consumada de Cristo. Aunque también habló de otro descanso: «Lleven mi yugo y aprendan de Mí… y encontrarán descanso para sus almas«. Este es el descanso que se encuentra al servir al Señor y seguir Su ejemplo de amabilidad y humildad de corazón.
¿Quién es verdaderamente libre? La verdad hace libres a las personas no para dar rienda suelta a las pasiones de la carne, sino para vivir rectamente, para agradar a Dios y servirle. El cristiano es librado del dominio del pecado y la esclavitud de la ley, pero no para el desenfreno. Ahora está ligado a Cristo por amor.
El Evangelio da Propósito en la vida. No es hasta que una persona nace de nuevo que encuentra la verdadera razón de su existencia. Solo entonces la vida obtiene sentido. Por fin encuentra algo (o mejor aún, a Alguien) para qué vivir y Alguien por quien morir. Por fin encuentra realización en el compromiso total con el Hijo de Dios. Ahora tiene una filosofía de vida que responde a las viejas preguntas sobre la creación, la presencia del mal y el hecho de la muerte. Al fin ha llegado a casa.
El creyente nunca está satisfecho consigo mismo o con sus logros, pero sí encuentra satisfacción en Cristo. Como dijera D. Martyn Lloyd-Jones: «No hay nada que mi corazón pueda anhelar que Él no pueda satisfacer ampliamente«. La gracia provee todo esto, y mucho, mucho más.
El momento en que los pecadores reciben al Señor Jesús por fe, se vuelven receptores de vida eterna. Este regalo invaluable es la misma vida de Cristo, la vida más abundante que el Salvador prometió. Aun los que no son salvos tienen una existencia eternal, pero solo los creyentes tienen a Cristo dentro de ellos, la esperanza de gloria. La vida natural se recibe por el nacimiento y está sujeta a la muerte. La vida eterna llega con el nuevo nacimiento y no tiene muerte. La vida eterna no es nada menos que la unión con Dios. ¡Esto es sorprendente!
Estos receptores de vida eterna son perdonados. Por un milagro de gracia, Dios perdona y quita los pecados alejándolos tanto como el este está del oeste y nunca los vuelve a recordar. Todos los cargos contra el penitente fueron clavados en la cruz. Ya no están.
¿Sabe usted amigo, el significado de ser redimido? Significa que por el asombroso precio de la preciosa sangre de Cristo, las personas son compradas en el mercado de esclavos del pecado. Ninguna compra ha sido jamás más costosa y ninguna otra transacción ha sido más abrumadora. ¡Qué maravilloso intercambio! ¡Nunca tantos le debieron tanto a solo una Persona!
Los creyentes son no solo librados del castigo eterno en el infierno; son salvos del malvado sistema mundial presente, y preservados para el reino celestial de Dios. Fueron salvos de la pena del pecado cuando creyeron. Son salvos de su poder por medio del presente ministerio de Cristo en los cielos. Serán salvos de su misma presencia cuando lleguen a su eterno hogar.
Llegar al hogar entendiendo que son aceptos en el Amado. Ahora Dios ve a Su confiado hijo en Cristo y le acepta por esa razón. Cualquiera que esté en Cristo delante de Dios tiene toda la aceptación de Su Hijo amado. En la Persona del Señor Jesús, está tan cerca del Padre como Jesús mismo. Quién es él no cuenta, sino más bien su unión con Cristo. No depende del desempeño de una persona, sino de la Persona y obra de Cristo.
¿Qué otra cosa es el mayor anhelo del ser humano que ser pleno y completo? Pues somos completos en Cristo. Aunque va más allá de los límites de la creencia, es totalmente cierto; el que confía en el Salvador califica totalmente para el cielo. La razón es que Cristo es quien lo hace calificable. Si una persona tiene a Cristo, no necesita nada más lejano de la elegibilidad para entrar a la casa del Padre. El creyente se presenta así por los méritos de Jesús, no los propios. En una escala del 1 al 10, es un 10.
El verdadero cristiano no solo está tan cerca de Dios como lo está Cristo; además es igual de amado por Dios. El Padre le ama con el mismo amor con el que ama a Su Hijo. Por tanto, no exageramos cuando decimos que Dios no puede amar a Su pueblo más de lo que ya le ama. ¡Esta maravillosa verdad merece ser más conocida, creída y disfrutada!
Cuando un pecador que no se arrepiente se para delante de Dios como su Juez, solo hay un veredicto posible — ¡culpable! Pero cuando un creyente arrepentido está en el banquillo, la imagen cambia. Dios aún es el Juez, pero el Señor Jesús es el abogado defensor. Cuando se leen los cargos, Cristo pasa adelante y dice, de hecho, «Su Señoría, mi cliente es culpable». Esto se llama justificación. Luego, señalando las marcas en Sus propias manos, pies y costado, continúa: «Pero yo pagué la pena por sus crímenes en la cruz del Calvario. Reclamo los méritos de mi obra de sustitución en su lugar». El Juez asiente satisfecho. «El acusado está absuelto,» dice. «Le considero justo. No puedo encontrar ni un pecado por el cual condenarlo al infierno. ¡Caso resuelto!»
El evangelista Roy Hession, contó de un inglés que fue a Francia en sus vacaciones, manejando su Rolls Royce. Infortunadamente, debe haber pasado por algún camino desigual en algún momento, y su eje trasero se rompió. Los talleres locales no pudieron reemplazar el eje, pero luego de llamar a la manufacturera en Inglaterra, trajeron uno nuevo junto con dos mecánicos para instalarlo. Meses después, al notar que no llegaba la cuenta, el inglés escribió a Rolls Royce, replanteó el incidente, y pidió la factura. La compañía respondió: «Hemos buscado en nuestros registros con sumo cuidado y no logramos encontrar el registro de ningún Rolls Royce con el eje roto». Así funciona con el creyente en Cristo. Dios puede buscar sus registros cuidadosamente y no encontrar ningún pecado en ese creyente, en cuanto a penas y culpas.
Si desea puede adquirir el libro sobre el que está basada esta serie de programas.
Esto Sí es Sublime Gracia
¡Sublime Gracia! cantamos de ella ¿pero sabemos lo que realmente significa?.
La Gracia trasciende la razón y la lógica pero no las violenta. La vida del hijo de Dios es una muestra divina de principio a fin. Es una revelación, que no le debe nada al hombre y le colma de inimaginables bendiciones. Es la historia del Señor dando lo mejor de Sí que no merecen nada más que Su juicio. Por esta y muchas razones más te animamos a descubrir la Sublime Gracia de nuestro Dios.