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Titulo: Filemón I / Lo que hace posible el amor  1/4
  

Autor: NorbertLieth 
Nº: PE1176

Considerando a nuestro hermano o hermana como superior a nosotros mismos, y no haciendo diferencia o acepción de personas, demostramos también nosotros, con esto, ser auténticos hijos de Dios


 


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Filemón I / Lo que hace posible el amor  1/4

Hola querido amigo, en esta ocasión comenzaré leyendo de la carta de Pablo a Filemón los primeros 3 versículos.«Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro, y a la amada hermana Apia, y a Arquipo nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo»

Querido amigo, la carta que Pablo le escribe a Filemón es considerada una «obra maestra en el arte de escribir una carta». Es la más personal que Pablo jamás haya escrito. En base a la efusividad y el amor expresados en ella, esta carta ha sido comparada con el libro de Rut del Antiguo Testamento. La Biblia anotada por Scofield, la titula «Un ejemplo de amor» y William McDonald escribe al respecto: «Esta carta muestra la cortesía, el tacto – con cierta cuota de humor – y el amante corazón de Pablo».

El apóstol la escribe apróximadamente en el año 62 D.C., en la prisión en Roma, a su adinerado amigo Filemón, que según parece vivía en Colosas:«Todo lo que a mí se refiere, os lo hará saber Tíquico, amado hermano y fiel ministro y consiervo en el Señor, el cual he enviado a vosotros para esto mismo, para que conozca lo que a vosotros se refiere, y conforte vuestros corazones, con Onésimo, amado y fiel hermano, que es uno de vosotros. Todo lo que acá pasa, os lo harán saber. Aristarco, mi compañero de prisiones, os saluda, y Marcos el sobrino de Bernabé, acerca del cual habéis recibido mandamientos; si fuere a vosotros, recibidle» (Col. 4:7-10). Probablemente Filemón era co-anciano de la Iglesia en Colosas, al igual que Arquipo. Porque a éste último, Pablo le escribe en Colosenses 4:17:«Mira que cumplas el ministerio que recibiste en el Señor.»Además, Filemón pone a disposición su casa para las reuniones de la iglesia de esta localidad, porque en Filemón 2 dice:«…y a la iglesia que está en tu casa.»

La carta trata principalmente de Onésimo. Este servía en la casa de Filemón como esclavo, probablemente había robado a su patrón – a lo que hace referencia el versículo 18 – y después huyó a Roma. Por alguna circunstancia fue parar a la prisión, conoció a Pablo y se convirtió a Cristo. Ahora Pablo lo manda de regreso a Colosas, junto con un colaborador de nombre Tíquico, quién llevaba una carta a los colosenses y una a Filemón, como está escrito en Colosenses 4:7-10.

¿Qué podemos aprender de esta carta para nuestra vida personal?

El prisionero Pablo demostró amor por una persona que estaba presa en sus pecados. El gran amor de su corazón alcanzaba a reyes, prefectos, príncipes, soldados y esclavos; tanto a un acaudalado Filemón como también a un pobre Onésimo. Y éste era su objetivo, alcanzar a toda persona con el evangelio.

Pablo, con total entrega, ocupa el lugar de un abogado y defiende a su cliente. Es digno de mencionar como Pablo lucha, se empeña y sale como fiador de Onésimo, que era «sólo» un esclavo. ¡No menospreciemos a nadie, y no hagamos distinción ni acepción de personas!

La acción del Espíritu Santo no puede ser limitada. A pesar de que Pablo estaba preso exteriormente, en su interior gozaba de plena libertad. El Señor puede usar las situaciones más adversas de nuestra vida, para honra de su glorioso nombre. El evangelio puede cambiar a las personas. En primer lugar con respecto a la relación de un pecador con Dios, pero por otro lado también en lo que se refiere a las relaciones interpersonales. Es muy importante, allí donde sea posible, reparar las injusticias cometidas, aunque ya hayamos recibido el perdón. Por ejemplo, Onésimo es enviado nuevamente a su señor. Se resalta el perdón de Dios, pero las injusticias cometidas también deben ser resueltas delante de los hombres, y eso se manifiesta en los versículos 18 y 19.

Ahora también, la sabiduría vence. Pablo escribe esta carta de una manera muy sabia, identificándose con Onésimo. Concientemente no la escribe como apóstol, sino como amigo y hermano. Con respecto a Filemón, se presenta con cierta sumisión, pero de esta forma gana a este estimado hermano para su causa. El actúa completamente según los principios bíblicos:«La boca del justo habla sabiduría, y su lengua habla justicia»(Salmo 37:30), y«Y el que gana almas es sabio»(Prov. 11:30). Y debemos tener en cuenta que el Espíritu Santo también nos proporciona el tacto necesario. La Biblia de Scofield hace la siguiente anotación: «Esta carta resulta de valor incalculable como instrucción en la justicia práctica, la hermandad cristiana, la cortesía cristiana y la ley del amor.» Y Martín Lutero escribe: «Esta epístola muestra magistral y amorosamente un ejemplo de amor cristiano. Porque aquí vemos como Pablo se compadece del pobre Onésimo y lo defiende delante de su amo, con todo lo que está a su disposición, y se coloca en la posición de Onésimo mismo, que estaba en deuda con Filemón. Pero no lo hace con poder o presión, a lo cual tenía derecho, sino que se despoja de él, con lo cual obliga a que Filemón también tenga que despojarse de su derecho. De la misma manera que Cristo lo hizo con respecto a Dios Padre, así también Pablo lo hizo por Onésimo con respecto a Filemón… Porque, con respecto a Dios, todos nosotros somos sus Onésimos, si así lo creemos. «

Si cada uno de nosotros se viera a sí mismo como un Onésimo con respecto a su hermano o hermana, pero intercediéramos como Pablo por ellos, entonces el reino de Dios prosperaría y no tendríamos dificultades fraternales entre nosotros!

Ahora bien, estimado amigo, existe una llave, que es la llave del corazón.

Leo el 1er versículo 1: «Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro…»

Este primer versículo de la carta a Filemón, es como una llave que nos abre la puerta al corazón de Pablo. Obtenemos una visión de su mundo, de sus pensamientos y de su horizonte espiritual. Vemos la diferencia que existe en un hombre que tiene a Jesús en el centro de su vida, y también como meta, y que está lleno del Espíritu Santo; un hombre que en primer lugar busca el reino de Dios, dejando de lado todo egoísmo. Pablo ve a Jesús por encima suyo, a Filemón delante de él y a Timoteo a su lado.

Veamos qué significa que Jesús esté por encima suyo.

Pablo pone siempre al Señor en primer lugar en todas las cosas. Su corazón está lleno de Jesús. Entonces, él no se ve como prisionero de Roma, sino como prisionero de Jesucristo. Toma cada situación de las manos del Señor y en todas ellas permanece siendo siervo de Cristo. No tiene autocompasión, sino que considera su prisión como voluntad directa de Dios. De esta manera, ve resplandeciendo detrás del César a Jesús, el Rey de reyes. El sabe que es guiado por Él y que así siempre estará en el lugar correcto. Pablo fue un fiel servidor entregado a Jesucristo. Vivía según el principio de Filipenses 4:4:«Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!»

Estimado amigo, no se queje de la situación en la que ahora se encuentra, sino piense que si está involucrado en ella es porque Dios lo ha permitido. Entonces, su confianza en el Señor se convertirá en un testimonio para otros y dará fruto. Usted no es prisionero de un conyuge incrédulo, de un jefe tirano, o de una enfermedad insidiosa, sino un prisionero de Jesucristo!

Filemón delante suyo

Pablo no hace valer delante de su amigo su autoridad apostólica, sino que apela, en consciente humildad, al carácter amable de Filemón. Por lo tanto, le pide que no castigue a Onésimo, sino que lo acepte nuevamente, no sólo como esclavo, sino también como hermano. Pablo se dirige a Filemón como «al amado». Con esto hace alusión a su nombre, porque Filemón significa «afectuoso» o «lleno de amor». Evidentemente, la personalidad de Filemón correspondía con su nombre. El apóstol menciona, con mucho respeto, que Filemón es un colaborador en el reino de Dios.

Pablo ve a Jesús como al Señor de los señores, por encima suyo. Y a Filemón delante suyo, como a un amable hermano y colaborador en Cristo, al cual respetaba.

Considerando a nuestro hermano o hermana como superior a nosotros mismos, y no haciendo diferencia o acepción de personas, demostramos también nosotros, con esto, ser auténticos hijos de Dios.

Timoteo al lado suyo.-

También es de suma importancia mencionar que Pablo, en su salutación, resalta y hace mención de su colaborador Timoteo. Él se refiere a Filemón como colaborador nuestro, esto significa tanto «colaborador de Timoteo como mío». Podemos observar que Pablo tributa gran respeto a Timoteo, lo promueve a colaborador y le tributa honra

Uno siempre habla o escribe de lo que tiene en el corazón. Algunos sólo hablan y escriben de sí mismos, de sus propias obras y acciones, de su propia familia, etc. Mostrando que no tienen ninguna visión para los hermanos que se encuentran a su lado. Todo gira en torno a sí mismos.

No era así en el caso de Pablo. No se concentraba en sí mismo, sino que consideraba importante mencionar a su hermano y colaborador Timoteo. Pablo tenía una visión muy amplia: Jesús por encima suyo – Filemón delante suyo – Timoteo a su lado. En este sentido, él se ponía a la misma altura que los hermanos. El que pone a Jesús por encima suyo, ve al hermano a su lado e intercede fraternalmente por él.

Lamentablemente se nos ha acabado el tiempo, pero le invito a que pueda seguir sintonizando este estudio acerca de la carta a Filemón.

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