Filemón II / Lo que hace posible el amor 2/3

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Titulo: Filemón II / Lo que hace posible el amor 2/3
  

Autor: NorbertLieth 
Nº: PE1181

Sabe usted cuáles son los  3 enemigos más grandes de la  Utilidad?

1º. Falta de sinceridad

2º. Una vida religiosa egocéntrica

3º. Discordias  y peleas

También escuche acerca de cómo actúa el evangelio restaurador.


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Filemón II / Lo que hace posible el amor 2/3

Hola estimados amigos, en este programa hablaremos sobre los tres enemigos más grandes de la utilidad.

En primer lugar se encuentra laFalta de sinceridad

Antes de su conversión, Onésimo era una persona falsa, y por eso era inútil. Como ya lo hemos mencionado en los anteriores programas, era mentiroso, hipócrita y, probablemente, ladrón. Pero después se convirtió. Jesús entró en su vida. El fue lleno del espíritu de la verdad, y entonces fue útil.

«Bueno es mostrar celo en lo bueno siempre, y no solamente cuando estoy presente con vosotros. Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros»Esto se encuentra en Gal. 4:18-19. Existe un celo que sólo busca el propio bienestar. Esto parece exteriormente muy bueno, pero no es sincero. Se trata de un celo hipócrita. Adulan a una persona para lograr sus propios fines. Pero cuando «aquella otra persona» no está presente, muestran su verdadera cara. En realidad no buscan el reino de Dios, sino a sí mismos, su trabajo, o sus motivos personales. En este caso, claramente falta la transformación a la imagen de la persona de Jesús. Porque cuando Jesús entra en el corazón de una persona y tiene el señorío en esa vida, donde Él está tomando forma, desaparece toda la hipocresía. Y cuando el celo está totalmente entregado al servicio del Señor, es útil para el reino de Dios.

Como segundo enemigo de la utilidad tenemos a la vida religiosa egocéntrica

Querido amigo para ser útil en el reino de Dios, es importante que no tengamos una vida religiosa egocéntrica y legalista. Pues, de ese modo, no traemos ninguna utilidad para el reino de Dios. Quienes hacen esto, son una carga y un pesar para otros, haciéndole la vida innecesariamente difícil a los demás. Ellos mismos no avanzan, sólo giran entorno a sí mismos, aferrándose, por ejemplo, compulsivamente a las tradiciones en vez de orientarse por los valores bíblicos.

Y en tercer lugar tenemos a las Discordias y peleas.-

Un gran enemigo de lo útil son las discordias y peleas sobre temas irrelevantes, sobre puntos de vistas y opiniones con respecto a la doctrina bíblica. Mientras no se trate claramente de una falsa doctrina, no se debería discutir queriendo imponer la propia opinión al otro. Aquí tiene más bien validez lo que dice la Biblia, que cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. Sólo voy a mencionar algunas citas bíblicas para aclarar esto: 

(Tito 3:8-9).«Palabra fiel es ésta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras. Estas cosas son buenas y útiles a los hombres. Pero evita las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho»

(2 Ti. 2:14). «Recuérdales esto, exhortándoles delante del Señor a que no contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que es para perdición de los amigos»

(1 Ti. 6:4)«…está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas»

Las discordias, las peleas y las contiendas verbales, no sólo son inútiles y vanas, sino que generalmente crean confusión y no son edificantes. Más allá de esto, la relación con el otro tiende a empeorar en vez de mejorar, de manera que nacen las envidias, los pleitos, las blasfemias y las sospechas. El peligro que entraña esto, es que, de repente, ya el tema central no es Jesús, sino que lo principal es la defensa de las opiniones personales – el tener uno la razón.

Estos tres puntos podemos resumirlos en una frase: Cuando Jesús ya no es el centro, al final de cuentas el tema central somos nosotros mismos.

Ahora bien, escuchemos algunos compases musicales y volvemos con el evangelio restaurador!

Querido amigo, existe un gran verdad y es que El evangelio restaura.

Versículo 12:«el cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo.»

Como primer punto observemos a La gracia.

Vemos en este versículo, el gran valor que da el evangelio a que alguien que experimentó la salvación, sea nuevamente restaurado a la posición antes perdida.

El pecado nos roba la posición ideada por Dios para nosotros. La destruye y nos impulsa a la huída. El pecado destruye las buenas relaciones.

Sin embargo, el perdón restaura a la persona. La gracia de Dios en Jesús es tan totalmente completa, que la persona es nuevamente aceptada e instituida. La gracia redentora nos sana y nos lleva de regreso a casa, a Dios, al Padre. En la historia del hijo pródigo se puede apreciar maravillosamente esto: Fue aceptado y recibido nuevamente como hijo, ricamente agasajado, y recibió una nueva posición.

De lo que Pablo escribe en relación a Onésimo:«el cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo», podemos deducir cuán plenamente restablece el evangelio de la gracia de Dios. El apóstol se coloca al mismo nivel que el esclavo. Se compara con él, habla de él como si fuera de sí mismo. Con esto, quiere expresar que ahora Onésimo tiene la misma posición, en la gracia, que él mismo. Ya no existe diferencia entre esclavo y libre, entre hombre y mujer, entre judío y gentil. Esto hace evidente también cuánto, en realidad, Onésimo debía haber cambiado desde su conversión – de un inútil a un hombre de valioso corazón.

También nosotros deberíamos ver a nuestros hermanos en esta posición en Cristo, y no catalogarlos según su origen y su estatus social, o según lo que hayan sido alguna vez. Deberíamos tener mucho cuidado de que hayan cambios en nuestra propia vida, como leemos en Romanos 12:2:«Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto»(TLA).

Segundo Punto. El evangelio no sólo restaura por la gracia, sino que también restablece la justicia.

Seguramente Onésimo no sólo fue enviado de regreso para darnos un ejemplo de la gracia, sino también para mostrarnos que se tiene que hacer justicia.

• La restauración forma parte de la gracia. Éste es el acto de Dios en nuestra vida.

• La reparación forma parte de la justicia. Éste es el acto del hombre en nuestra vida.

La redención nos libera del castigo y del poder del pecado, pero no nos libera de nuestra responsabilidad por lo que hemos hecho en nuestra vida. Las injusticias cometidas deben – si está dentro de nuestras posibilidades – ser reparadas, las cuentas pendientes tienen que ser pagadas. Onésimo había huído, por lo tanto tenía que entregarse.

Estimado amigo: el evangelio deja las cosas en claro

Versículo 13:«Yo quisiera retenerle conmigo, para que en lugar tuyo me sirviese en mis prisiones por el evangelio.»

El evangelio pone las obligaciones por encima de los propios deseos

Onésimo se había convertido en un verdadero amigo de Pablo, que le servía en sus prisiones con fidelidad. Al fin y al cabo, Pablo era un prisionero, estaba encarcelado. Y además, el apóstol se había encariñado con Onésimo y, aparentemente, le costaba mucho separarse de él. Aparte de eso, Pablo bien podía utilizarlo como ayudante, por las tantas tareas que tenía que hacer a pesar de estar preso. Onésimo podría haber hecho algunos mandados para él, y ser una ayuda y apoyo en la expansión del evangelio. Pero Pablo renunció a eso, en favor del restablecimiento de la justicia. Era más importante para él que Onésimo regresara con su amo. Aquí nuevamente podemos ver la abnegación del apóstol. El ponía lo necesario por encima de sus propios deseos. – ¿Estamos también nosotros dispuestos a renunciar a ciertas comodidades y ayudas, porque creemos que lo más importante es la justicia del Señor?

Y para finalizar estimado amigo, recordemos que el evangelio restablece la igualdad de derechos

Es una tremenda declaración la que Pablo le hace a su amigo Filemón:«para que en lugar tuyo me sirviese.»Onésimo es colocado a la misma altura que Filemón, a pesar de ser él un esclavo y Filemón un hombre libre. Ambos tienen el mismo valor. Según la posición en Cristo y en el servicio para Jesús, ya ninguno está por encima del otro:«Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús»(Gal. 3:28).«Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu». Tener esto en mente es de gran importancia y utilidad para la comunión y la hermandad de los unos con los otros.

Que estas no sean simples palabras, sino que sean un desafío par cada uno de nosotros. Nos encontramos en el próximo programa para compartir la tercera parte de este estudio bíblico.

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