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14 diciembre, 2020Juliana Carla de Almeida, una fisioterapeuta y profesora de inglés brasilera que vive en Camboya, nos cuenta acerca del trabajo que realizan en el hogar Safe Place Mission, un orfanato para niños en situaciones extremas como pobreza o abuso sexual. Te invitamos a conocer cómo llegó a esta misión, qué es lo que hacen y algunos testimonios de cómo Dios ha transformado la vida de los niños y de quienes sirven al Señor allí.
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EA1007 – Entre Amigas –
Hogar Safe Place Mission
Entrevista a Juliana Carla
Victoria: Amigas, es un gusto compartir con ustedes este tiempo de la entrevista. Hoy nos acompaña una amiga que ya ha estado con nosotros en otras oportunidades, se trata de Juliana Carla de Almeida, ella es fisioterapeuta y es misionera en Camboya. Hoy nos va a estar contando sobre su nuevo trabajo, un orfanato para niños llamado Safe Place Mission. Juliana, es un gusto estar contigo, gracias por acompañarnos.
Juliana: Hola, un saludo para todos, estoy muy contenta de hablar con ustedes.
Victoria: ¿Cómo llegaste a Safe Place Mission?
Juliana: Bueno, he vivido en Camboya por casi 5 años, pero trabajé con otra organización llamada Adore Mission. Hace un poco más de un año Dios me mostró que mi tiempo en Camboya estaba cerca del final. Yo tenía que hacer un entrenamiento misionero en Hawái, entonces yo acordé con los misioneros de Camboya que iba a trabajar con ellos hasta abril de 2020, que sería la fecha del viaje a Hawái. Yo ya conocía a los líderes de la misión Safe Place y sabía que necesitaban mucha ayuda para cuidar a los niños que vivían allí. Como yo necesitaba quedarme en Camboya hasta noviembre de 2020, entendimos que sería muy bueno para nosotros mudarnos y vivir con ellos durante ese tiempo. Entonces oré, hablé con mis pastores, y aquí estoy. El viaje a Hawái fue cancelado a causa de la pandemia y mi retorno a Brasil fue postergado también, así que sigo trabajando con la Misión Safe Place.
Victoria: ¿Y qué es esta obra?
Juliana: Safe Place es una casa que alberga niños. Nosotros trabajamos con el rescate de niños en situación de riesgo, sea por abandono, sea por abuso sexual, o por cualquier otro riesgo que haga necesaria la intervención.
Victoria: ¿Cómo es el funcionamiento del orfanato?
Juliana: Bueno, cuando sabemos de algún niño en situación de riesgo rápidamente vamos a verlo para ver si encaja en el perfil de la casa. Nuestro objetivo para este rescate es promover un contexto familiar para cada uno de estos niños. Así que vivimos en familia, educamos a los niños como si fueran nuestros hijos. Nuestra rutina diaria es como la de una familia común. Tenemos comidas, momentos de tareas, momentos de juegos, de estudio, y también nuestros devocionales. Una de las mejores partes del día es el momento que cariñosamente llamamos el “momento de limpiar el corazón”. Esto es todas las noches y nuestros niños tienen la oportunidad de analizar su corazón y pedir o dar perdón si es necesario. Es un momento muy emotivo, no solo para ellos, sino para nosotros, los adultos, también.
Victoria: ¿Cuántas personas forman parte del equipo? ¿Cuántos niños hay para atender?
Juliana: Hoy somos cuatro obreros que nos dedicamos a la tarea de criar y educar a estos niños. Tenemos también una cocinera y actualmente tenemos 12 niños en la casa.
Victoria: ¿Cómo se lleva a cabo el sustento?
Juliana: La misión es totalmente respaldada por ofrendas y donaciones de personas de todo el mundo, pero la mayoría son familias de Brasil. Nosotros acá trabajamos con el apadrinamiento, que es cuando una persona o un grupo de personas apadrina a un niño, y comienza a ser parte de su vida. En el apadrinamiento cada persona decide un valor que quiere ofrendar y hace un compromiso de un año. Nuestro objetivo es que los padrinos realmente sean parte de la vida de los niños, volviéndose parte de nuestra familia. Por eso promovemos videollamadas, para que haya aproximación entre ellos. Una de las facilidades es que nuestros niños aprenden a hablar portugués, y eso facilita mucho la comunicación con los padrinos en Brasil.
Victoria: ¿Cuál es tu función allí?
Juliana: Yo dejé de ser la Juliana profesora de inglés y fisioterapeuta, para ser madre. Madre de 12 niños. Ahora mi función es esa, amar, educar, cuidar y criar a esos niños. Nosotros acá trabajamos en turnos, para que sea más fácil, y yo soy del turno de la tarde.
Victoria: ¿Qué cosas te sorprendieron para bien y qué cosas te sorprendieron para mal de la realidad que viven los niños?
Juliana: Ciertamente la fuerza y la resiliencia de los niños, así como la capacidad de adaptarse a un nuevo lugar, con gente nueva que ni siquiera habla su idioma. Las cosas que me sorprendieron para mal definitivamente no tuvieron que ver con estos niños, sino más bien con sus familias. Es sorprendente ver como no hay afecto y cariño de padres a hijos en este contexto. La verdad es que esta es la visión externa que tenemos. De hecho, el pueblo camboyano no es un pueblo con facilidad de expresar sus sentimientos. Esto es visible cuando comenzamos a vivir con los niños y empezamos a ver la transformación en sus vidas. Es sorprendente y muy rápida.
Victoria: ¿Podrías contarnos la historia de alguno de estos niños?
Juliana: Sí. Yo tengo una historia para contar, es una historia que me marcó muy profundamente. Es sobre el último niño que rescatamos, que llamaré Felipe por privacidad. Nosotros fuimos a conocer la historia de Felipe para ver si era un niño que encajaba en el perfil de Safe Place. Él tiene 5 años y fue abandonado por su madre cuando tenía 2. Felipe vivía con su abuelo, que no tenía trabajo y no podía cuidarlo. Cuando finalmente completamos la información e íbamos a traer a Felipe, yo vi una escena que me marcó para siempre. Su abuelo se bajó del auto en el que estábamos y se fue sin despedirse de Felipe. Fue muy impresionante para mí experimentar eso porque pude ver la falta de afecto que existe entre muchas familias camboyanas. Felipe no sabía dormir en una cama, en su primera noche con nosotros se cayó dos veces de su cama. Pero ahora nosotros podemos ver la transformación. Felipe está bien, hoy vive feliz con nosotros. Es un niño muy alegre y cariñoso.
Victoria: Hay algo que es muy lindo y es cómo celebran los cumpleaños. ¿Nos podrías contar un poco más de eso?
Juliana: Claro. La mayoría de los niños que vienen a vivir con nosotros vienen de extrema pobreza y de muchos riesgos. Al no tener una familia estructurada, era de esperar que no festejaran sus cumpleaños. Pero aquí nos gusta hacer algo diferente y especial para que los niños se sientan amados. Siempre tenemos fiestas de cumpleaños con temáticas, con mucha decoración y mucha diversión.
Victoria: ¿Cómo está siendo el tiempo de pandemia en Camboya y cómo lo viven ustedes?
Juliana: La pandemia aquí está más tranquila, no tuvimos muchos casos. Y como vivimos en el campo la vida sigue con normalidad salvo algunas escuelas que todavía están cerradas. El hecho de que las escuelas estén cerradas sí impacta directamente nuestra rutina, porque al final tenemos 12 niños cansados de quedarse en casa, entonces tenemos que ser muy creativos y pacientes para lidiar con la rutina en estos días.
Victoria: ¿Cómo ha trabajado Dios en tu vida en este tiempo en Safe Place?
Juliana: Dios ha estado trabajando mucho en mi vida en este tiempo, mostrándome que no tengo control sobre nada porque todos los planes que hice han cambiado de dirección, así que sigo confiando en Dios sabiendo que nada escapa de su control. También he aprendido mucho sobre la fe de nuestros hijos, sus vidas nos inspiran mucho. Es muy lindo y gratificante ver la transformación en la vida de estos niños. Y lo más increíble es ver lo rápido que se da este proceso. Jesús ha hecho una gran obra aquí en Camboya y en la vida de los niños de Safe Place Mission.
Victoria: Te agradecemos, Juliana, por este tiempo, por estar con nosotros. Un saludo para todos los niños de allí, de Camboya. Esperamos que tu retorno a Brasil pueda ser de la mejor manera. gracias por estar con nosotras. Amigas, hay mucho más Entre Amigas así que no se olviden de acompañarnos nuevamente la semana que viene.