Jesús es el camino (8ª parte)
23 noviembre, 2020Jesús es el camino (10ª parte)
23 noviembre, 2020Autor: Wilfried Plock
La religión muchas veces puede confundirse con el Evangelio, por eso continuamos estudiando diferencias entre ambos. Mientras la religión se basa en “Hacer” el Evangelio tiene sus raíces en lo “Hecho” por Jesús en la cruz. También puede que la práctica del “Hacer” ayude a calmar la conciencia, pero el Evangelio busca quitar la culpa.
DESCARGARLO AQUÍ
PE2593 – Estudio Bíblico
Jesús es el camino (9ª parte)
Decidiendo entre Religión y Evangelio
Hemos visto que la religión se diferencia del Evangelio en su forma de orar y en el valor que se le da a la Biblia. La religión tiende a una oración de memoria y por repetición, el Evangelio conlleva desde el principio una oración genuina e íntima de arrepentimiento y reconocimiento. Mientras que la Religión apela a las costumbres, sacramentos e incluso obras para entenderse como cristiano, el evangelio está apegado a la Biblia como principal fuente de revelación del Plan de Dios. En el programa anterior, escuchábamos la parábola de Jesús que se encuentra en Lucas 18:9-14 y relata el cuadro de dos personas orando, un publicano y un fariseo. Al comenzar la narración se reafirma claramente que El fariseo le enumeraba a Dios todas sus tareas religiosas: yo oro, ayuno, sacrifico. Podemos decir que la religión vive siempre de las obras.
Una persona lo resumió en cierta ocasión de la siguiente forma: “la religión consiste en cinco letras: HACER”. Es por eso que a la gente se le hace tan cuesta arriba. El hombre tiene que esforzarse mucho. Tiene que cumplir mandamientos y reglas, ser eficaz, atenerse a las prohibiciones. Sus tareas se verán considerablemente aumentadas. La separación que tenemos de Dios por el pecado se tiene que superar paso a paso por medio de esfuerzos, preocupaciones y buenas obras.
El Evangelio, sin embargo, es un mensaje alegre: Dios hizo lo que según la ley del Antiguo Testamento era imposible para los hombres. Él rasgó el cielo, derrotó la pared separadora del pecado y vino a nosotros en la persona de Jesús. Y cuando murió en la cruz, gritó: “Consumado es”, que quiere decir que todo está hecho. El Evangelio se resume con otras cinco letras muy diferentes: HECHO. Porque el mensaje del Señor es el evangelio de la gracia, por eso nadie puede ganarse el cielo con sus propios esfuerzos. El cielo, estar eternamente en compañía de Dios, es un regalo libre que Dios da a todos los que cumplen sus condiciones. ¿Condiciones? Así que sí que hay que hacer algo, ¿no? Pues no, Dios solo tiene dos condiciones: tiene que cambiar de rumbo y creer en la Biblia. Jesucristo anunciaba eso: ¡cambia de rumbo y cree en el evangelio! Eso significa que debe reconocer ante Dios que usted es pecador y que solo puede ofrecerle un montón de pecados y culpa. Entonces diríjase a la cruz donde murió Jesús. Él quiere perdonarle y liberarle de toda la culpa para poder ser un hijo suyo. ¿Está preparado?
La religión consiste en hacer. El evangelio es una buena noticia: ¡Jesús ya lo ha hecho todo por ti! En la práctica y para diferenciarla del Evangelio podemos decir que la religión puede ser una forma de calmar la conciencia. Siempre se ha dicho que “la mejor almohada, la da la conciencia sana” y es totalmente cierto. Sin embargo, algunos, solo necesitan una mala memoria para tener la conciencia tranquila. Aquí es donde a menudo entra en juego la religión. Cuando alguien consciente o inconscientemente se siente culpable ante Dios es cuando empieza a “practicar” la religión, ya que eso le tranquiliza. No quiero herir a nadie, por lo que voy a poner especial cuidado con las siguientes frases. Pero ¿no es así? Con apenas unas semanas de vida, se bautizan a los bebés y el religioso dice: “Ahora ya es cristiano”. Cuando el joven tiene diez, doce o catorce años tiene que tomar la comunión o la confirmación. Unos años más tarde, le espera el matrimonio religioso y, si todo va bien, en algún momento el entierro cristiano. ¿Qué más puede faltar entre tanta religiosidad?
Aquí es donde llega el gran “pero”. Esta gente está segura de ser cristianos religiosos, pero ¿se han convertido de corazón a Dios? ¿Son salvos? ¿Tienen una relación personal con Dios? ¿Han intentado calmar sus conciencias durante toda su vida? Sin lugar a duda, la religión calma la conciencia. Pero el evangelio no quiere calmar la conciencia sino quitar toda la culpa. La Biblia dice en Isaías 53:3: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”. Confíe en esta afirmación amigo y su conciencia encontrará la paz. Solo el evangelio de la muerte de Jesús en sustitución por nosotros puede aliviar nuestra conciencia definitivamente.
La religión no ofrece seguridad. Consiste en un constante buscar, preguntar, pedir, extender las manos, pero ninguna religión del mundo ofrece una verdadera certeza con respecto a la vida eterna, ni siquiera las así llamadas “religiones cristianas”. ¿Por qué no? Porque depende de lo que la persona haga. Y siempre queda la temida pregunta: ¿alcanzará con lo que he hecho? ¿Será suficiente? En ocasiones, hasta en el mismo momento de la muerte la gente se plantea: ¿alcanzará? Y así es como muchas personas religiosas y los llamados “cristianos” se van de forma incierta hacia la eternidad. Sin embargo, no sucede lo mismo con los cristianos verdaderos. El Evangelio está lleno de certeza. Pablo dice, por ejemplo, en Romanos 8:38 y 39: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida … nos podrá separar del amor de Dios…”. Juan también afirmó a los cristianos de la época lo que encontramos en 1 Juan 5:13, dice: “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna…”.
Es así de sencillo: en ninguna religión hay certeza. Solo el Evangelio nos ofrece una increíble seguridad. ¿Está usted totalmente seguro de tu salvación? Si su respuesta es no, ¿por qué no? ¿Puede ser que su vida aún no le pertenezca al Señor? Los cristianos pueden decir humildemente, pero con convicción: sé que voy a ir con Dios, porque Jesús me ha recibido. Dado que estamos estudiando que Jesús es el Camino y que la religión difiere en muchas formas con el mensaje del Evangelio, podemos decir que la religión conduce a la perdición eterna. Al final de la parábola de Lucas 18:9, el Señor Jesús concluye: “Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro…”. El fariseo orgulloso se quedó con sus pecados caminando hacia la perdición. Él nunca entregó su miserable justicia propia ante Dios. Esta actitud lleva a la perdición. La Biblia dice que Dios resiste a los soberbios.
El mismo Hijo de Dios también exhortó a este tipo de personas religiosas de manera muy clara en Mateo 7:21: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. La religión lleva a la eterna perdición. Por el contrario, el evangelio, que es poder de Dios, salva a todos los que creen en Él. Creer significa confiar. Permítame repetirlo una vez más: su religión no le salva, pero puede acercarse a Cristo. Dios no quiere grandes hazañas de su parte, sino una actitud sincera. Si ha reconocido que su vida hasta ahora se trataba de religión, pero que todo el evangelio está resumido en la persona de Jesucristo, entonces puede ir a Él. Jesús hizo tanto por usted, ¡sacrificó su propia vida por un amor desinteresado! Si confía en Él surgirá una preciosa relación entre ustedes dos.
¿Se atreve usted también a dar este paso? Cristo solo está a una oración de distancia.