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21 febrero, 2008¡Jesús viene! ¿Estás listo? 2/4
21 febrero, 2008Titulo: “¡Jesús viene! ¿Estás listo?” 1/4
Autor: Marcel Malgo
Nº: PE1044
Por el fuegoexaminador se manifestará si has sido un hijo de Dios que siguió al Señor Jesús con todo su corazón. Si habrá sido así en tu vida, entonces habrás construido sobre el fundamento que es Jesucristo con «oro, plata y piedras preciosas», es decir, con materiales que no se queman. Entonces recibirás recompensa. El Señor te alabará con las palabras: «Bien, siervo bueno y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor»
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«¡Jesús viene! ¿Estás listo?» 1/4
No es nada extraño hacer esta pregunta: «Cristiano, ¿estás listo?», ya que el apóstol Pablo en 2 Corintios 5:10 habla de algo que es solamente para los cristianos renacidos: «Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho por medio del cuerpo, sea bueno o malo…» En este «…que todos nosotros comparezcamos…», Pablo se incluye a sí mismo y a todos aquellos que han llegado a la fe en Jesucristo.
Hoy en día entre los hijos de Dios, se habla mucho del arrebatamiento, y esto está muy bien. Pues no el mundo, sino nosotros tenemos que estar listos para ese maravilloso momento de transformación y arrebatamiento de todos los verdaderos creyentes de esta tierra al encuentro de Jesús. En Holanda se canta un himno de santificación que traducido comienza así: «Soy salvo, sí, pero ¿también estoy listo?»
Hablando ahora estimado amigo, del arrebatamiento: El Señor en ese día no vendrá a esta tierra, sino que estará en el aire, y Su Iglesia rescatada por Su sangre irá a Su encuentro. Al respecto leemos en 1 Tesalonicenses 4:16-17: «Porque el Señor mismo descenderá del cielo con aclamación, con voz de arcángel y con trompeta de Dios; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos y habremos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes, para el encuentro con el Señor en el aire; y así estaremos siempre con el Señor.» El arrebatamiento tiene, pues, dos lados: Por un lado, el Señor viene a nuestro encuentro, y por otro lado nosotros, los hijos de Dios, vamos a Su encuentro. Algún lugar en el aire será el punto de encuentro. Podemos compararlo con un padre que regresa a casa de su trabajo. El hijo lo espera. Cuando lo ve venir a través de la ventana, abre rápidamente la puerta y corre a su encuentro. En algún lugar en el camino del jardín, los dos se encontrarán. El padre viene, el niño corre a su encuentro. Esta es una imagen del arrebatamiento.
Respecto al regreso del Señor: Jesús sí regresará un día a esta tierra, y esto con poder y gran gloria, para juzgar a las naciones. Sin embargo, en ese momento el arrebatamiento de los creyentes ya habrá tenido lugar tiempo atrás. Ellos estarán entonces para siempre con el Señor. En Su regreso, Jesús volverá con Su Iglesia a esta tierra. Entre los hombres quedados atrás se escuchará entonces tan sólo un gran lamento mundial: «Entonces se manifestará la señal del Hijo del Hombre en el cielo, y en ese tiempo harán duelo todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria».
Ahora bien querido amigo, ¿Sabe usted Cuándo tendrá lugar el arrebatamiento?
En cuanto al momento, no podemos contestar esta pregunta. Pero podemos decir con certidumbre que el arrebatamiento tendrá lugar cuando el Espíritu Santo sea quitado de esta tierra. ¿Cuándo acontecerá esto? Poco antes que el «maligno», o sea, el «inicuo» pueda establecer su reino de falsa paz en esta tierra, el que lo detiene, el Espíritu Santo, será quitado de esta tierra. Así lo leemos en 2 Tesalonicenses: «Porque ya está obrando el misterio de la iniquidad; solamente espera hasta que sea quitado de en medio el que ahora lo detiene. Y entonces será manifestado aquel inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el soplo de su boca y destruirá con el resplandor de su venida.» El Espíritu Santo, que aún detiene la manifestación del anticristo, será quitado al mismo tiempo que tendrá lugar el arrebatamiento de la Iglesia de Jesús. ¿Por qué? Porque el Espíritu Santo mora en los miembros individuales de la Iglesia de Jesús. Si, pues, se arrebata la morada, entonces también su habitante es arrebatado juntamente con ella. Pero también se puede probar esto bíblicamente, por ejemplo, por uno de los últimos versículos de la Biblia. Pues allí alguien dice: «¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!» . En el versículo 17a vemos quién habla: «El Espíritu y la esposa dicen: «¡Ven!» Es como una sola voz: «¡Ven!»
El Espíritu Santo en nosotros cela para prepararnos para la venida del Señor Jesucristo para el arrebatamiento. Ahora bien, cuando venga ese momento, el Espíritu Santo, como nos dice la Biblia, será quitado o arrebatado de esta tierra juntamente con la Iglesia de Jesús.
¿Qué acontecerá inmediatamente después del arrebatamiento, cuando estemos con Jesús?
Querido amigo, entonces sucederá precisamente lo que leímos al comienzo: «…es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo…» Justamente por eso Pablo escribió a los corintios (y con esto a los creyentes de todos los tiempos): «Porque os celo con celo de Dios, pues os he desposado con un solo marido, para presentaros como una virgen pura a Cristo». En otras palabras: Celo para que – cuando vayamos al encuentro de Jesús – El nos halle tales como quiere tenernos, como una novia santa y pura. Pero luego sigue diciendo en el versículo 3: «Pero me temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, de alguna manera vuestros pensamientos se hayan extraviado de la sencillez y la pureza que debéis a Cristo».
Querido amigo, considera esto con toda seriedad: Cuando estés ante el tribunal de Jesucristo, entonces se revelará lo que tú – después de tu conversión – has sido aquí en la tierra. Esto no solamente nos lo enseña 2 Corintios 5:10, sino aún mucho más detalladamente 1 Corintios 3: «Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo». Aquí se habla de nuestra conversión y nuestro renacimiento, es decir, del fundamento de nuestra fe. Pero luego continúa: «Si alguien edifica sobre este fundamento con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno u hojarasca, la obra de cada uno será evidente, pues el día la dejará manifiesta. Porque por el fuego será revelada; y a la obra de cada uno, sea la que sea, el fuego la probará. Si permanece la obra que alguien ha edificado sobre el fundamento, él recibirá recompensa. Si la obra de alguien es quemada, él sufrirá pérdida; aunque él mismo será salvo, pero apenas, como por fuego». En otras palabras: Después del arrebatamiento, cuando estemos delante de Jesucristo, se nos hará la pregunta: ¿Qué has hecho después de tu conversión en tu vida con Jesucristo? Entonces nuestra vida pasará por una especie de prueba de fuego, por la cual se manifestará claramente cómo hemos vivido aquí en la tierra y lo que realmente hemos hecho o dejado. ¡Lo que nuestra vida ha sido aquí en la tierra, también lo será en el cielo! Lo que atas en la tierra, también estará atado en el cielo; y lo que desatas aquí en la tierra, también estará desatado en el cielo.
Ante el tribunal de Jesucristo habrá dos posibilidades:
En primer lugarla Recompensa
Por el fuego examinador se manifestará si has sido un hijo de Dios que siguió al Señor Jesús con todo su corazón. Si habrá sido así en tu vida, entonces habrás construido sobre el fundamento que es Jesucristo con «oro, plata y piedras preciosas», es decir, con materiales que no se queman. Entonces recibirás recompensa. El Señor te alabará con las palabras: «Bien, siervo bueno y fiel. Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor»
Y en segundo lugarla Pérdida
Si tu vida después de tu conversión no ha sido como el Señor Jesús esperaba de ti, entonces quedará para ti solamente esta segunda posibilidad, que te atemorizará. Quizás en el pasado hayas sido ardiente para Jesús, obedeciendo a Su Palabra sin ninguna restricción. Pero te has vuelto tibio. En este estado tibio has sido arrebatado o has fallecido, y estás así delante de El. ¿Sabes lo que pasará entonces? ¡Algo inimaginable! Entonces sí serás salvo – pues un hijo de Dios ya no puede perderse -, sin embargo, «sufrirás pérdida». Siendo que has construido con «madera, heno, hojarasca», todo se quemará en el fuego: «Si la obra de alguien es quemada, él sufrirá pérdida». Así salvarás sólo la vida, es decir, «solamente» serás salvo, pero perderás la recompensa.
Aquí se impone la pregunta: ¿Cuál «obra», o sea, cuál «trabajo» recibirá recompensa?
De esto, estimado amigo, escucharemos más en la próxima emisión. Por hoy quiero despedirme, pero no antes de haber preguntado otra vez: ¿Qué has hecho después de tu conversión en tu vida con Jesucristo?
Que Dios te bendiga!.