JUCUM: Presentación de la organización
4 agosto, 2020Solo alguien mayor puede salvarnos
4 agosto, 2020Entrevistamos a Thiago, Caroline y Tairine, integrantes del equipo misionero de JUCUM en Brasil. Cada uno nos cuenta su testimonio, pero todos tienen algo en común: encontraron esperanza en Jesús y quieren compartirla con los demás. Hablamos de temas como adicción, abuso, drogas, enfermedad y más, pero en cada una de sus vidas podemos ver el amor y la transformación de Dios. No te pierdas de conocer más de este Dios que nos ama y restaura.
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EA0897 – Entre Amigas –
JUCUM: Testimonios de trabajo y vida
Entrevista a Thiago, Caroline y Tairine
Victoria: Es un gusto, amigas, estar con ustedes en este espacio de la entrevista. Hoy continuamos conversando con este equipo de JUCUM, pero esta vez con otros integrantes del equipo. Gracias, Juanita, por estar acompañándonos en la traducción nuevamente. Thiago, que estuvo en la entrevista pasada, continúa con nosotros, y además le damos la bienvenida a Caroline y a Tairine. Muchas gracias por estar con nosotros hoy. Me gustaría que nos contaran acerca de su experiencia. ¿Cuál ha sido la respuesta que ustedes han tenido con este trabajo que han ido realizando con niños, con personas en situación de calle, con personas con problemas de adicción?
Thiago: Buenos días, yo soy Thiago, tengo 19 años y soy de Río de Janeiro. Las respuestas a nuestro trabajo nos están sorprendiendo. Vemos a niños que realmente son rechazados por sus familias, que se sienten abandonados, y podemos ver que cuando ellos se dan cuenta de que pueden recibir cariño de nuestra parte, que pueden confiar en nosotros, es como que ellos pueden respirar de nuevo. Cuando estamos juntos no quieren que nos vayamos, porque saben que les va a hacer falta ese amor que nosotros les damos. Por eso nos parece maravilloso poder transmitirles la esperanza a esos niños. Tengo una historia que es un buen ejemplo de esa esperanza que nosotros podemos transmitirles a las personas: Estábamos caminando por la calle con algunas personas de la iglesia. Era Pascua y estábamos llevando una cruz y tocando música en la calle. En determinado momento se acercó una mujer hacia nosotros, y venía llorando. Ella ignoró a los que la rodeaban, fue directamente a la cruz, y empezó a llorar agarrándose a la cruz. Después nos compartió que un hijo de ella, que tenía un año, tenía un problema respiratorio y estaba internado en el hospital. Ella ya no sabía más que hacer, ya no le quedaba más esperanza. Pero cuando se asomó por la ventana del hospital y vio la cruz, no pudo hacer otra cosa que llorar y correr hacia esa cruz. Entonces nosotros, todos juntos, la abrazamos y le transmitimos esperanza. Después vino su esposo también y lloró junto con nosotros. No solo le pudimos transmitir esperanza, sino que ella misma pudo comprobar que esa esperanza no fue en vano. Esa es la respuesta que nosotros tenemos a nuestro trabajo, lograr transmitir la esperanza que Jesús le da a las personas.
Victoria: Muchas gracias, Thiago. Ahora vamos a escuchar la historia de Caroline, que forma parte de este grupo que se está entrenando y preparando para hacer misiones.
Caroline: Buen día, mi nombre es Carolina, tengo 23 años, y yo llegué a JUCUM de una forma muy linda. Hace 4 años que yo conozco a Jesús, hace 4 años que él me rescató de lo que yo era. Yo tuve una adolescencia muy complicada. Tenía un vacío muy grande porque no crecí con mi papá, y yo intentaba llenar esos vacíos con las cosas que el mundo ofrece. No recibía dentro de mi casa un amor que pudiese llenar ese vacío, entonces yo fui a buscar ese amor en relaciones abusivas y también en el uso de drogas. Yo vivía yendo a fiestas, fumaba marihuana y bebía mucho. Viví por dos años en una relación en la que mi compañero me pegaba, y a mí me parecía que era normal, porque si de él recibía afecto, también aceptaba el recibir agresiones de su parte. Todo eso iba entrando en el vacío que yo tenía adentro de mí y haciéndolo aún más grande. La mamá de él se disgustaba mucho al ver lo que él hacía conmigo, así que un día fue y le contó la situación a mi familia y también le contó a la policía. Él se enojó tanto conmigo que me empezó a perseguir porque me quería matar. Yo tuve que mudarme al interior y esperar un tiempo para ver si él se olvidaba de la situación y me dejaba tranquila. Toda esa vivencia, en lugar de llenar el vacío que yo buscaba llenar tan desesperadamente hizo un vacío aún más grande y lleno de heridas. Para mí la vida había perdido el sentido, ya nada me traía alegría y nada me daba esperanza. Yo no me sentía digna de recibir amor o cosas buenas. Entonces regresé a mi ciudad, a donde había nacido, y ahí me invitaron a ir a una iglesia. Fui dos veces, y allí, mientras ellos hablaban del amor de Jesús por mí, yo decidí confiar en lo que me decían y creer en Jesús. Así Jesús empezó a trabajar en mi corazón y a curar las heridas que mi vida anterior me había dejado. Jesús para mí es una persona que tiene mucha intensidad, que logra llegar hasta lo más profundo de nuestra alma. Así fue como yo llegué a JUCUM, porque a través de la presencia de Jesús en mi vida él curó mis heridas, me dio esperanza de que existe una nueva vida, una nueva oportunidad, y yo no me quedé satisfecha con tener esa verdad solamente para mí, sino que quiero compartirla con otras personas. A eso me dedico ahora en JUCUM, a ir a las personas que, como yo en un momento, tienen un vacío en su alma, y compartir con ellos que existe una oportunidad, una esperanza, contarles mi testimonio y mostrarles que ellos también pueden vivir lo que yo viví. Eso es lo que realmente le da sentido a mi vida.
Victoria: Gracias, Caroline. Es muy lindo escuchar tu testimonio y es una alegría poder conocer la transformación que Dios hizo en tu vida. Ahora Tairine nos va a estar contando cómo es que llegó a JUCUM y qué era los que hacía antes de formar parte de este equipo.
Tairine: Buenos días, mi nombre es Tairine, tengo 25 años y gracias a Dios, yo siempre viví en un hogar cristiano. En mi casa mi papá siempre me enseñaba la Biblia, pero no vivía acorde a ella. Él le pegaba a mi mamá, se drogaba y bebía mucho. Pero como yo tenía conocimiento de Jesús, siempre tenía a quién acudir, siempre tenía esperanza. Gracias a Dios, cuando yo tenía 15 años mi papá fue a una casa de rehabilitación y dejó de beber. Mis papás se separaron, pero yo siempre pude tener a Jesús como mi esperanza, mi roca. Cada vez que estaba desesperada yo iba a Jesús, le preguntaba: “Jesús ¿por qué mi vida es así?” Pero él siempre estaba conmigo. Mi mamá siempre me motivó a que estudiara en la facultad y a que fuera a la iglesia. Yo fui a una facultad muy buena, me gradué en Lengua, y siempre tuve trabajos buenos, trabajaba en una red de enseñanza de inglés para niños que es una de las mejores de Brasil. Pero mientras yo trabajaba, pensaba en aquellos niños con los que trabajaba y en que no podía transmitirles esperanza. Les podía transmitir amor con mis actitudes y lo hacía, porque yo tenía una condición similar a la de ellos, los entendía porque muchos de ellos son lastimados por la ausencia de sus padres, porque hay papás que están presentes financieramente pero sin cariño. Pero yo tenía a Jesús, y cuando no tenía a mi papá a mi lado podía acuidr a Jesús. Yo quería poder compartir de ese amor, más que con solo mis actitudes sino también con mi vida. Yo conocí JUCUM a través de una amiga, y cuando vi el trabajo que hacían con niños en seguida pensé: “Jesús, es eso, yo quiero trabajar así. Pudiendo demostrar el amor de Dios con mis actitudes y también con mis palabras”. Y es por eso por lo que estoy aquí hoy.
Victoria: Muchas gracias, Tairine, por contarnos tus experiencias. Realmente hemos estado escuchando historias bien distintas, pero en todas Jesús fue el que les dio la esperanza en medio de las situaciones. Ha sido un gusto conocer más del trabajo que ustedes están realizando y cómo, a través de la historia de cada uno, se fue cuadrando todo, Dios fue preparando todo para el trabajo que están haciendo hoy. Les agradecemos mucho por estar con nosotros y agradecemos a Juanita también por hacer la traducción.
A ustedes, amigas, las invitamos a que sigan escuchando Entre Amigas y que no se pierdan el próximo programa. ¡Hasta la próxima!