La Iglesia de Jesús en su última etapa II (1ª parte)

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La Iglesia de Jesús en la última etapa II (2ª parte)
6 junio, 2008
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La Iglesia de Jesús en la última etapa II (2ª parte)
6 junio, 2008

Título: La Iglesia de Jesús en su última etapa

Autor: Marcel Malgo  Nº PE1324

El autor muestra, con base en la Palabra de Dios, qué eslo que el Señor espera de los Suyos en esta última etapa.


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A Su iglesia en Filadelfia, el Señor glorificado le mandódecir: „Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, elque abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: Yo conozco tus obras; heaquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar;porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado minombre. He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen serjudíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postrena tus pies, y reconozcan que yo te he amado. Por cuanto has guardado la palabrade mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venirsobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra. He aquí, yovengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. Al quevenciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá deallí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de miDios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombrenuevo. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias“ (Ap.3:7-13).

Tal vez usted se pregunte: ¿qué tienen que ver, enrealidad, las siete iglesias de Apocalipsis 2 y 3 con la Iglesia de Jesús en laúltima etapa de su camino? Si leemos con atención las siete cartas, notamos queel Señor tiene que reprender a cinco de las siete iglesias. Solamente a dos deellas, Esmirna y Filadelfia, no tiene nada que censurarles. Estas sieteiglesias locales realmente existían en la época del apóstol Juan, pero su vidaespiritual – y más aún el mensaje del Señor a cada una de ellas – tiene tambiénun profundo significado profético para nuestro tiempo. Así, por ejemplo, laiglesia de Laodicea nos ofrece una estremecedora imagen de cuál es el estado demuchas iglesias cristianas locales hoy – en el último tramo del camino –. Y laiglesia de Filadelfia nos muestra, de manera impresionante, cómo debería ser elestado espiritual de las iglesias cristianas, justamente en este tiempo, en laúltima etapa. Por esta razón nos ocupamos hoy del estudio de estas sieteiglesias.

En la carta a la iglesia de Filadelfia, que citamos alprincipio, queremos hacer énfasis en los versículos 7, 8 y 12: „Escribe alángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero… Yoconozco tus obras… aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y nohas negado mi nombre… Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de miDios…“

¿Cuál era el secreto de la iglesia de Filadelfia, para queel Señor no tuviera nada que reprender en ella? La respuesta a esta pregunta esde extraordinaria importancia para nosotros.

Lo que el Señor mira, tanto hoy como en aquel entonces

En la iglesia de Filadelfia, el centro era Jesucristo.Esto fue lo que el Señor quiso expresar con las palabras: „…aunque tienes pocafuerza, has guardado mi palabra“ (Ap. 3:8).

¡Qué poderoso mensaje para nosotros, los cristianos queestamos en el último tramo del camino!

Si comparamos las cartas a las iglesias, nos llama laatención que el Señor nombra las obras de algunas de ellas en detalle, sinembargo, de las de Filadelfia solamente dice: „Yo conozco tus obras.“  Pero, además, Él le dice algo que no le pudoconfirmar a ninguna de las otras iglesias: „Aunque tienes poca fuerza, hasguardado mi palabra, y no has negado mi nombre.“ Y justamente esto es lo que Leimporta al Señor. Es un claro indicio de cómo podemos ser vencedores en estetiempo final, a pesar de todas las contrariedades.

¿Qué es un vencedor?

Los vencedores son personas nacidas de nuevo, en cuyasvidas el centro es Jesucristo. Ahora bien, ¿cuándo llega a ser Cristo el centrode nuestras vidas? Cuando guardamos Su Palabra. Cuando la Palabra de Dios es elcentro absoluto en nuestras vidas, entonces podemos decir que tenemos aJesucristo en el centro. Pues Sus palabras no pasarán (Mt. 24:35), y Él mismoes la Palabra (comp. Jn. 1:1-2; Ap. 19:13).

Cristo en nosotros (Col. 1:27), no es una cuestión deemociones, sino de fe. ¿Cómo es nuestro trato con la Palabra revelada de Dios?¿Somos no solamente lectores y oídores, sino también hacedores de ella (comp.Stg. 1:22-25)? Pablo nos exhorta: „La palabra de Cristo more en abundancia envosotros“ (Col. 3:16). ¡El que toma esto realmente en serio, experimentará aCristo en abundancia!

La gran diferencia a los ojos del Señor

Si hubiéramos tenido que hacer un juicio sobre la iglesiade Éfeso en aquel entonces, seguramente habríamos concluido que se trataba deuna congregación casi perfecta. Pues exteriormente tenía todo lo que se podíaesperar de una iglesia local. El mismo Señor glorificado lo confirmó: „Yoconozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar alos malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y loshas hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajadoarduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado“ (Ap. 2:2-3).

En Éfeso, sufrían por amor a Jesús, tenían paciencia, nosoportaban a los malos en la iglesia, practicaban el don de discernimiento conéxito y sacaban a luz a los mentirosos. Esa iglesia trabajaba arduamente por lacausa de Jesús y, aún así, no había desmayado. Sin embargo, el Señor nota enella la falta de lo esencial; la falta de amor hacia El. Por eso, tuvo queexhortarle: „Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor“ (v. 4). ¿Quées el „primer amor“? ¿Cuál es la verdadera diferencia entre la iglesia de Éfesoy la de Filadelfia?

No encontramos en Filadelfia ninguna de las buenascalidades de los cristianos de Éfeso, por lo menos no son mencionadas por elSeñor. Al contrario, Él solamente habla de su „poca fuerza“. La diferenciaconsistía en que el Señor pudo alabar a Filadelfia diciendo: „Has guardado mipalabra.“ Estas cuatro palabras pronunciadas por el Señor glorificado,caracterizaban a esta iglesia y la diferenciaban esencialmente de las demáscongregaciones. ¿Por qué es tan importante a los ojos del Eterno el hecho deguardar Su Palabra? ¡Porque tiene que ver con el verdadero amor hacia Él! Lodijo el mismo Señor Jesús: „El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará,y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mispalabras“ (Jn. 14:23-24). En conclusión, esto quiere decir: El que no guardalas palabras de Jesucristo, no puede amarlo. Por eso, ahora queda claro lo quele faltaba a la casi perfecta iglesia de Éfeso. El Señor no la podía alabar,diciéndole: „…has guardado mi palabra.“

¿Cuál es el fundamento de una buena relación?

Tomemos como ejemplo el matrimonio. Allí es primordial quese escuche al esposo o a la esposa. Los dos deben tener la oportunidad dehablar al corazón del otro. Lo mismo pasa con el Señor Jesús. Si realmente Loamo, voy a hacer todo lo posible para que El, una y otra vez, pueda hablar a micorazón. En otras palabras: Guardo Su Palabra, dejando morar la Palabra deCristo en abundancia en mí (comp. Col. 3:16). Juntamente con esto va también laoración – mi respuesta a lo que El me dice. Pero, ¿qué es más importante?¿Escuchar lo que Dios me quiere decir, o que Él me escuche a mí? ¿No tengo quedejar que primero Dios me hable por Su Palabra en la Biblia, antes que yo puedahablarle a Él como conviene? Toda oración seria, ¿no sale del oir o leer laPalabra de Dios?

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