La importancia de la familia como modelo

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La familia es el primer agente socializador, y como tal, es fundamental para la educación. La profesora y referente de la organización «Padres de Pie» nos acompaña para darnos algunos consejos prácticos para fomentar un buen desarrollo de nuestros hijos dentro de la familia.


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EA1065 – Entre Amigas –
La importancia de la familia como modelo



Entrevista a Yanina Cossime

Victoria: En los próximos minutos vamos a conversar con Yanina Cossime, profesora, estudiante de orientación familiar, referente, además, de Padres de Pie, orientación que trabaja por una educación que respete los derechos fundamentales de los niños y sus familias. Así que, Yanina, te saludamos nuevamente, muchas gracias por estar con nosotras. ¿Cómo estás? Bienvenida.

Yanina: Hola, Victoria, muchas gracias por este espacio. Un placer, como siempre estar con ustedes.

Victoria: Bueno, lo mismo decimos. En esta oportunidad queríamos hablar un poquito acerca de la importancia de la familia como modelo, como primer agente socializador, así que vamos a hablar entonces de qué significa esto, de cómo es esto de que el ser humano es un ser familiar.

Yanina: Sí, somos seres familiares porque somos seres sociales, y el primer lugar donde encontramos eso es en la familia. Nosotros nacemos en una familia, o nos encontramos con una familia que nos recibe cuando los que nos crían no son nuestros padres biológicos, pero nacemos en una familia, nos desarrollamos en una familia, aprendemos a ser quienes somos, nuestro modo de ser, dentro de una familia. Después tenemos nuestra propia familia, tal vez nuestros propios hijos y demás, pero las personas no podemos vivir solas en el mundo. Necesitamos que alguien nos enseñe a hablar, necesitamos que alguien nos enseñe a caminar, necesitamos que alguien nos enseñe a comer, y qué comer, entonces el ser humano, a diferencia de otros mamíferos, es un ser que no solamente es social, sino que también es comunitario. Necesita una comunidad que lo proteja, que lo enseñe y que él aporte a esa comunidad lo mismo. El lugar en el que caemos es una familia, por eso podemos decir que somos seres familiares.

Victoria: Es el primer socializador, entonces, porque no solo te enseña a comer y muchas otras cosas, sino que también se transmiten otros aspectos como valores, sobre todo, porque allí el estado les reconoce esa responsabilidad a los padres como primeros educadores de sus hijos desde el punto de vista moral, y allí se dan un montón de reglas que se van traduciendo, de alguna forma, a los valores que los padres quieren transmitir a sus hijos.

Yanina: Claro, son los padres los que les enseñan, a través del ejemplo, a relacionarse con el otro, en el modo en el que uno se relaciona, las reglas que se ponen para la convivencia y si se cumplen o no, y los padres son los que enseñan si hay, o no, consecuencias de ese cumplir, o no cumplir, con las reglas. Eso después se proyecta en la sociedad. También enseñamos a comunicarnos, en el modo en el que hablamos, la cantidad de palabras que un chico utiliza cuando llega a la escuela primaria tiene que ver con la comunicación en su casa, con el grado de conocimiento del lenguaje, de cómo los padres se comunican con los hijos. Hay padres que pueden tener un nivel universitario y sin embargo le hablan al chico como si fuera un bebé, entonces el chico no adquiere el vocabulario que necesita para relacionarse bien en la sociedad. Esto de cómo nos comunicamos y cómo nos relacionamos se aprende en casa, y eso se proyecta afuera.

Un chico que llega a la escuela, donde en la casa no se le enseño que hay reglas de convivencia que se deben cumplir, y que si no se cumplen tiene una consecuencia, la escuela tiene el trabajo, en vez de ser segunda socializadora, de ser primera socializadora, y, por lo tanto, no le puede instruir al chico porque no esta ubicado. Entonces bueno, por eso se dice que la casa, el hogar, la familia es la primera socializadora, y cuando no cumple bien su función lo que se proyecta afuera no es positivo para la sociedad y trae otros problemas. Hay un dicho que dice “La casa educa, la escuela instruye”. Cuando eso no pasa, tenemos problemas de socialización en la escuela, que es el segundo ámbito donde, por lo general, se desarrollan mucho los chicos.

Victoria: Yanina, vos hablás de los padres como modelo, en el sentido de que no solo enseñan con la palabra sino también con el ejemplo. Yo me imagino, vos sabrás mejor que yo, cuando un padre, por ejemplo, es desordenado en sus finanzas. ¿Es posible que su hijo también lo sea producto de que vio, durante años ese tipo de conductas?

Yanina: Los padres enseñamos con el ejemplo. ¿Cómo se enseña la solidaridad? Siendo solidarios en casa. ¿Cómo se enseña a no mentir? No mintiendo. Si yo estoy en mi casa y viene el sodero y no tengo plata para pagarle la soda que me dejó en la semana, y le digo a mi nene “salí y decí que no estoy” pero después le digo que no se miente, no tiene sentido. Si soy desordenado con las finanzas es exactamente lo mismo. Si nuestros chicos ven que gastamos el dinero que no tenemos y después no podemos pagar y nos cortan la luz, pasa una de dos cosas: o ese chico, por el ejemplo, elije caminar un camino completamente distinto, o lo repite. Debemos tener en cuenta eso los papás, que nuestra educación no es tanto con lo que decimos, sin con lo que hacemos. Entonces nos tenemos que hacer responsables de nuestro hacer, porque en nuestro hacer estamos educando a nuestros hijos. Por eso se dice que somos un modelo.

Victoria: Hay una serie de características que vos marcás, yo te las voy a mencionar, te las voy a refrescar, que hablan, sobre todo, acerca de la educación desarrollada en familia. Por ejemplo, vos contás que la educación marca al individuo para toda la vida, lo que significa que, por ahí, cuando sea más grande, ciertas decisiones van a estar marcadas por esas cosas que le dijo la mamá, o por esas cosas que vio que el papá hacía. Sea para mal o para bien, van a influir, incluso de forma inconsciente, en la forma en la que se va a comportar ese individuo más adelante.

Yanina: Claro, la educación que nosotros tengamos en nuestra infancia, con nuestra familia nos condiciona. Nos condiciona, pero no nos determina. Este ejemplo que vos diste, de alguien que tiene un papá que no es bueno administrando sus finanzas, no significa que eso lo va a determinar para que sea un mal administrador de sus finanzas, sino que condiciona, puede llevarle a hacer lo mismo, a seguir el mismo ejemplo. Pero no te determina. Esa persona puede decir “esta no es la vida que quiero”, y elegir hacer otra cosa. A veces las personas cometemos el error de que, por comodidad, le echamos la culpa a nuestra crianza y no cambiamos. Pero somos libres de poder hacerlo, eso nos condiciona. Lo que nos condiciona es la educación en la casa, en la primera infancia. Es la que nos marca por mayor tiempo en nuestras vidas, porque como te decía al principio, es la que nos enseña a relacionarnos y a comunicarnos. Entonces cuando esa educación no ha sido buena, no ha sido favorable, no ha sido funcional, no ha sido armónica, tenemos que desaprender para poder aprender a relacionarnos y comunicarnos de una manera distinta, o a abrazar valores que en casa no se transmitieron. Es un aprendizaje que cuesta más en la adultez, pero no es imposible. Hay esperanza para los que no hemos tenido una buena educación en casa cuando éramos chicos. Pero sí, es así.

Victoria: ¿Empieza desde el inicio, desde el día uno? ¿O cómo observás eso?

Yanina: Empieza en el día uno y termina en el último día, porque los seres humanos tenemos la capacidad de aprender todo el tiempo y de autodeterminarnos. Nosotros, en cada decisión que tomamos en lo cotidiano, en lo más chico, porque, aunque creemos que no decidimos sí decidimos, nos vamos autodeterminando y vamos aprendiendo, y más si uno tiene la voluntad de hacerlo. Porque hay gente que asume los desafíos de la vida cotidiana y quiere aprender. Me puedo dar cuenta en una relación de pareja o en una relación en el trabajo que este modo de comunicarme a veces no cae bien, o puede generar cierta aspereza en el otro. Yo puedo tomar la decisión de seguir con lo mismo o revisar ese modo en el que yo me comunico, la forma en la que trato, la forma en la que contesto. A lo mejor para mí el sarcasmo no es algo negativo, porque en mi casa es una forma de chiste, y voy al trabajo y hay gente que le cae mal, entonces puedo decidir aprender de esa experiencia o no, y puedo ir cambiando esa forma de comunicarme, de relacionarme con el otro. Por eso uno aprende desde primer momento y termina en el último, a medida que nos vamos desarrollando individualmente y va cambiando la estructura de nuestra familia.

Victoria: Justamente ese ejemplo que mencionás del sarcasmo está bueno para lo que te quería preguntar, porque vos mencionabas el hecho de que en la familia hay diferentes puntos de vista, diferentes valoraciones de las cosas porque más allá de la familia todos somos individuos y ahí pueden variar distintas cosas. Pero no solo para dentro de la familia sino también para afuera, y qué importante que es aprender que hay otros que tienen miradas distintas a las que yo tengo, y aprender a convivir con eso.

Yanina: Claro, es en la familia donde uno aprende, porque en la familia hay mucha diversidad. No pensemos en la familia nuclear solamente, aunque ahí ya tenemos tal vez un hombre, una mujer, un niño varón y una niña, ahí tenés cuatro edades distintas, todos van a tener una forma de vida, una experiencia distinta, no es lo mismo darle un pelotazo al nene de 12 años que al padre de 40, y ni hablar a la nena de 7. Entonces ya en estas cosas cotidianas, uno aprende a ver que, para mí, esto que no es tan grave, para ella sí. No me tengo que comportar como ella ni tengo que estar de acuerdo con cómo reacciona ella. Pero sí puedo entender que se siente mal, que se asustó, puedo ir y abrazarla y contenerla, aunque no termine de entender del todo. Eso se aprende en casa. Y después mirá a la familia extensa, cómo hay un punto de vista, un programa de televisión, una película que puede verla el abuelo, el bisabuelo, los tíos de distintas edades o que viven en otra ciudad. Hay familias en donde hay miembros de la familia que viven en un pueblo y otros que viven en la ciudad grande porque los hijos migraron a estudiar y cuando se juntan puede ser caótica la situación. Pero es donde uno aprende que somos todos distintos, que tenemos diferentes puntos de vista, que el hecho de que vos no estés de acuerdo conmigo no significa que no me quieras, o que mi opinión valga menos que la tuya, y cuando estamos discutiendo, discutiendo en el buen sentido, como exponer mi punto de vista, no tiene por qué terminar en una pelea, sino que nos puede enriquecer, y que no se trata de hacerte cambiar la idea a vos. Eso se aprende en casa, eso los padres lo enseñamos con el ejemplo. Entonces es importantísima la familia como primera socializadora.

Victoria: Yanina, volviendo a eso de la importancia del rol que deben cumplir los padres, ¿qué recomendarías vos? Porque vos planteás una serie de preguntas que se pueden hacer, por ejemplo, ¿soy consciente de la importancia de mi rol como padre o madre? ¿Qué modelos de vida, de comunicación y de relación le estoy dando a mis hijos? ¿Es coherente mi decir con mi hacer? ¿Tengo que cambiar? ¿Cómo puedo hacerlo? O sea, puede haber un punto de inflexión en el que los padres se pregunten si realmente están cumpliendo con ese rol en cuanto a la formación de sus hijos.

Yanina: Sí, mirá, primero es necesario tener una cuota de humildad, que es reconocer que yo no hago todo bien. Me encantaría, pero no lo hago todo bien. No soy perfecta. Ni como mamá, ni como esposa, ni como hija ni como vecina, ni como empleada. Debo tener una cuota de humildad y también de no justificación. El ejercicio que hago yo es que cuando veo algo en mis hijos que no me gusta, una forma de contestar, una actitud, lo primero que hago es ponerme a pensar de dónde lo sacaron. Entonces ¿estaré haciendo algo yo que ellos están copiando, y que a mí no me gusta cuando lo veo, pero no me doy cuenta de que lo hago? Y ahí está la humildad, empezar a revisar lo que hacemos. Y si yo me estoy equivocando con un hijo en la forma en la que lo trato, o si soy demasiado exigente en alguna área, o si estoy aturdida con lo que pasa en el trabajo y llego a casa de mal humor y me doy cuenta, esa cuota de humildad, que no me hace ni menos padre ni menos persona, está bueno para pedir perdón y para asumir el desafío de cambiarlo. Y eso también va a ser un ejemplo para nuestros hijos. No la culpa, porque la culpa no me lleva a ningún lado. Tenemos que ser proactivos en esto. Para nuestros hijos queremos una vida plena, que sean felices, la felicidad no es un momento, es el camino, que ellos aprendan de sus propios errores, que no sean cabeza dura y que puedan crecer y madurar, pero si queremos eso para ellos asumamos la responsabilidad de ser ejemplo de eso, de ser modelos, como dice el título de esta nota, de esta columna, y revisarnos y proponernos ser distintos en lo que no nos gusta, ser modelos de los niños que queremos que sean.

Victoria: Yanina, ya para finalizar y haciendo un pequeño paréntesis, a veces los padres dependiendo de la edad no tienen por qué explicarle todo a sus hijos pero a veces, pero también podría estar bueno que si los padres se equivocan y los hijos sufrieron las consecuencias de esa equivocación que puede ser, no sé, una reacción que no estuvo buena o un consejo que después vos caés en cuenta de que en realidad no estuvo tan bien, por ahí pedir disculpas porque justamente en esa acción es que está el ejemplo.

Yanina: A veces reaccionamos por la frustración ante un error de un hijo y la reacción que tenemos es exagerada. Entonces qué bueno es si yo puedo identificar esa reacción exagerada, porque de alguna manera le estoy enseñando a mi hijo a reaccionar así a cualquier situación que no le agrada. Pero si yo me detengo y digo, “hijo, perdón. Esto que vos hiciste estuvo mal, pero mamá se equivocó y también estuvo mal”. Tienen que estar ambas cosas porque mi error no implica que el otro no se haya equivocado, pero yo también me equivoqué y como me equivoqué te pido perdón. Ese es el ejemplo de que cuando un hijo se equivoca con su hermanito y le pega, porque estaba frustrado porque le sacó el juguete, que también tenga la humildad de pedir perdón y saber que eso no le resta valor como persona. A lo mejor hacer un acuerdo, decirle “cuando vos veas que mamá viene loca del trabajo porque está cansada, y te contesta mal, vení dame un beso y decime “mamá, te quiero mucho”. Y hacer ese acuerdo, porque la madre se hace consciente y puede cambiar el humor de la casa. Como la familia es un sistema, cuando cambia el comportamiento de uno, cambia todo el sistema. Qué importante que es que podamos convertir este sistema en un flujo positivo, de retroalimentación positiva donde todos nos podamos desarrollar, donde todos podamos crecer, donde todos podamos cambiar eso que no nos gusta. No vamos a llegar nunca a la perfección, pero por lo menos vamos a estar en camino y cambiar el humor de la casa. Ser modelos de eso, una familia feliz, aunque no perfecta.

Victoria: Yanina, yo te quiero agradecer, como siempre, muchísimo la amabilidad que tenés y la buena onda en contarnos estas cosas y reflexionar juntas. Si te parece, en un próximo programa te esperamos ¿te parece?

Yanina: Cuando quieras, ¡muchas gracias!

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