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Autor: Norbert Lieth

Cuando leemos sobre los requisitos de una vida cristiana y de servicio, no nos referimos únicamente a lo que se vive dentro de la iglesia, sino en la vida diaria. Los derechos, deberes y disfrutes del cristiano tienen un marco que no se impone, pero sí se vive genuinamente al conocer a Cristo.


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PE2751- Estudio Bíblico
La primera carta a Timoteo (17ª parte)



El trato con los empleadores y las finanzas

En 1 Timoteo 6:1 y 2 leemos: Todos los esclavos deberían tener sumo respeto por sus amos para no avergonzar el nombre de Dios y su enseñanza. El hecho de que tengan amos creyentes no es excusa para ser irrespetuosos. Al contrario, esos esclavos deberían servir a sus amos con mucho más esmero, porque ese esfuerzo beneficia a otros muy amados creyentes. Timoteo, enseña estas cosas y anima a todos a que las obedezcan.

La vida cristiana no debería ser ejercida apenas dentro de la iglesia, sino también afuera de ella. Los versículos nos dicen que la lealtad, la diligencia y la subordinación de un empleado a su empleador no se eliminan solo porque el trabajador sea cristiano. Además, los empleados de una empresa no tienen los mismos derechos que su patrón si este también es un hermano en Cristo. Justamente en ese caso, los cristianos deberían someterse y empeñarse aún más, sirviendo de testimonio a los demás compañeros de trabajo y patrones incrédulos. Sus acciones, su lealtad, su empeño y obediencia son un reflejo de su fidelidad a Jesús. Aunque en base de la salvación, no hay diferencia entre empleados y patrones; pero en lo que respecta al orden, esta diferencia sí existe. En nuestros días, hay empleadores cristianos que enfrentan más problemas con empleados cristianos que con incrédulos. Eso ocurre porque los empleados no los consideran como sus jefes, sino como hermanos en Cristo, y, por eso, les demuestran menos respeto. Piensan tener derechos iguales a los de su patrón, y toman por sentado que pueden opinar en todo. Conozco algunos propietarios de empresas que, por esa razón, no emplean trabajadores cristianos, y afirman que es más fácil tratar con empleados incrédulos.

Hablemos ahora del trato con las finanzas. 1Timoteo 6:3-10 dice: Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales. Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

Es preocupante observar todo lo que puede suceder en el Reino de Dios, por el mal uso que se puede hacer en el ámbito cristiano y cuántas malas hierbas proliferan en suelo bueno. Depende de la semilla utilizada: si se siembra la buena semilla, la sana doctrina de Jesús, tendrá como resultado, buen fruto. Si la semilla es mala, el fruto también lo será: Es posible enseñar una falsa doctrina que se desvía de la verdad apostólica basada en la sana doctrina de Jesús. Es posible defender esa falsa doctrina con entusiasmo y orgullo, sin entender nada al respecto. No pocas veces hay una conexión entre una falsa doctrina y el deseo de enriquecimiento propio. Quien cambia las prioridades espirituales buscando su propio enriquecimiento, a menudo automáticamente trae consigo una falsa doctrina, que en última instancia solo apunta a beneficiarse financieramente. Son superficiales, pues les falta el entendimiento espiritual de la doctrina bíblica, ya que lo consideran como algo secundario.

La mentalidad de esos falsos maestros es corrompida porque tienen pensamientos equivocados. Han aparentado estar sirviendo a Dios, y tener temor al Señor, sin embargo, su único objetivo es llegar a tener mucho dinero. Dicen proclamar la verdad, sin embargo, la verdad es lo que de hecho les falta, pues su verdadera intención y mentalidad están dirigidas al enriquecimiento, tanto suyo como el de su obra. La Biblia ordena que, en ese caso, mantengamos distancia clara y decisiva: 1 Timoteo 6:5 dice: Individuos como estos siempre causan problemas. Tienen la mente corrompida y le han dado la espalda a la verdad. Para ellos, mostrar sumisión a Dios es solo un medio para enriquecerse. Tanto ese pasaje como también el siguiente es una exhortación que se repite para que nos concentremos solamente en lo que es esencial, pues, como nos lo enseñan los demás versículos, nadie está libre de inclinarse más por los bienes materiales, que por el reino de Dios.

En este sentido es muy relevante leer 1 Timoteo 6:6-10: «Ahora bien, la verdadera sumisión a Dios es una gran riqueza en sí misma cuando uno está contento con lo que tiene. Después de todo, no trajimos nada cuando vinimos a este mundo ni tampoco podremos llevarnos nada cuando lo dejemos. Así que, si tenemos suficiente alimento y ropa, estemos contentos. Pero los que viven con la ambición de hacerse ricos caen en tentación y quedan atrapados por muchos deseos necios y dañinos que los hunden en la ruina y la destrucción. Pues el amor al dinero es la raíz de toda clase de mal; y algunas personas, en su intenso deseo por el dinero, se han desviado de la fe verdadera y se han causado muchas heridas dolorosas.

Lo que esos versículos aún aclaran es que la riqueza no constituye una señal especial de bendición. A la “falsa piedad” mencionada en el pasaje anterior ahora se contrapone a la “verdadera piedad.” La falsa sirve como medio de enriquecimiento. La verdadera está relacionada a la moderación. Así como la falsa doctrina con frecuencia está relacionada con el enriquecimiento, así la verdadera está ligada a la moderación. Aquí nos podemos examinar sinceramente, verificando si de hecho la moderación nos domina. ¿Qué caracteriza la moderación? La moderación se evidencia en la sana constatación que guía nuestras acciones, en adquisiciones debidamente evaluadas, no exageradas en todas las metas materiales que dispongamos. Un cristiano sabe que no puede llevar nada del mundo, y, así, organizará su vida adecuadamente, sin exagerar en lo material, sino buscará alcanzar valores espirituales.

1Timoteo 6:8 señala: “Así que, si tenemos suficiente alimento y ropa, estemos contentos. Un cristiano se satisface con lo básico necesario y no persigue lo inútil. Cuestionará: “¿Esto es necesario?” y actuará de acuerdo. Leemos en 1 Timoteo 6:9-10: Pero los que viven con la ambición de hacerse ricos caen en tentación y quedan atrapados por muchos deseos necios y dañinos que los hunden en la ruina y la destrucción. Pues el amor al dinero es la raíz de toda clase de mal; y algunas personas, en su intenso deseo por el dinero, se han desviado de la fe verdadera y se han causado muchas heridas dolorosas.

Un cristiano tiene en cuenta los peligros asociados con lo material y, por lo tanto, no está principalmente interesado en querer hacerse rico. No hay una prohibición declarada contra la riqueza que alguien recibe por la gracia de Dios, ni contra la posibilidad de expansión de un emprendimiento. 1 Timoteo 6:17 dice: Enséñales a los ricos de este mundo que no sean orgullosos ni que confíen en su dinero, el cual es tan inestable. Deberían depositar su confianza en Dios, quien nos da en abundancia todo lo que necesitamos para que lo disfrutemos. A los ricos no se les prohíbe ser ricos, sino son exhortados a ser espirituales a pesar de su riqueza. En primera línea se trata de buscar el Reino de Dios por medio de la colaboración con la misión espiritual de la Iglesia de Jesús.

Quien quiere hacerse rico por medio de la predicación de la Palabra y de la asistencia espiritual, o solo tenga en mente ventajas materiales, está particularmente expuesto a las tentaciones, así como a anhelos y trampas que le pueden llevar a la ruina y a la destrucción. La exhortación es 1 Timoteo 6:11: Pero tú, Timoteo, eres un hombre de Dios; así que huye de todas esas maldades. Persigue la justicia y la vida sujeta a Dios, junto con la fe, el amor, la perseverancia y la amabilidad”. El peligro de ser dominado por la conquista de bienes materiales y de tener únicamente ese objetivo ante los ojos es tan grande que solamente una huida radical nos puede librar.

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