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Autor: Norbert Lieth

Aferrarse a la Vida Eterna y buscar guardar la doctrina tal como es, son los consejos del Apóstol Pablo a Timoteo en estos últimos pasajes de la epístola. Escucharemos sobre las cosas que debemos prevenir y las mal llamadas “Ciencias” o “Conocimiento” que pueden fácilmente alejar nuestros ojos de la meta y llevarnos a vivir en pos de cosas vanas.


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PE2755- Estudio Bíblico
La primera carta a Timoteo (21ª parte)



Aferrados a la Gracia

En 1 Timoteo 6:12 leemos: Aférrate a la vida eterna a la que Dios te llamó. El recibimiento de la vida eterna debe ser hecho por fe, debemos experimentar lo que ella nos da, debe ser aprovechada, aplicada, utilizada. Un cristiano puede tener la vida eterna, sin experimentar en su día a día todo lo que lo envuelve, lo que ella nos da de bendiciones, bienestar y transformación. Por eso, en mi opinión, “tomar posesión de la vida eterna” debe ser considerado equivalente a, como dice Colosenses 3:1-4 buscar pensar en las cosas de allá de arriba.

Se complementa con 2 Pedro 1:10 que dice: Así que, amados hermanos, esfuércense por comprobar si realmente forman parte de los que Dios ha llamado y elegido. Hagan estas cosas y nunca caerán. Al aplicar la Palabra de Dios en la práctica, hagan estas cosasconfirmamos nuestra vocación y elección, y, a través de eso, somos afirmados con seguridad. La inseguridad surge muchas veces porque no somos practicantes de la Palabra de Dios por la fe. 1 Timoteo 6:19 continúa diciendo: Acumularán su tesoro como un buen fundamento para el futuro. Pongamos atención en las palabras acumularán”. Siempre se trata de nuestra propia vida personal que debe ser transformada y bendecida. Aquel que solo gira egoístamente en torno a sí mismo puede perder mucho, pero aquel que busca el bien común, según el versículo, 18 este finalmente será favorecido.

Ese “sólido fundamento” para el futuro ciertamente tendrá influencia en el también futuro juicio del Señor dice 2 Corintos 5:10: Pues todos tendremos que estar delante de Cristo para ser juzgados. Cada uno de nosotros recibirá lo que merezca por lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en este cuerpo terrenal. La expresión del apóstol Pablo un buen fundamento para el futuro” también puede ser interpretada como el acumular de tesoros materiales. En la versión, NVI dice: De este modo atesorarán para sí un seguro caudal para el futuro y obtendrán la vida verdaderalo que acompaña las palabras de Jesús, en Mateo 6:20, en Nueva Traducción Viviente: Almacena tus tesoros en el cielo, donde las polillas y el óxido no pueden destruir, y los ladrones no entran a robar”. Y nosotros ¿somos “coleccionadores” o “acumuladores” de un sólido fundamento para el futuro? ¿Permitimos que el Espíritu Santo nos use, y nos conduzca para que seamos practicantes de la Palabra de Dios en cualquier situación?

Veamos los versículos de 1 Timoteo 6:20-21: Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, la cual profesando algunos, se desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén”. La expresión de Pablo, casi como un suspiro, oh Timoteo demuestra cuánto Pablo sentía con el corazón, así mismo cuánto estaba conmovido, bien como la seriedad y la profundidad con que trataba del tema. Se trata de un apelo amoroso final. Las exhortaciones son necesarias, pero deben siempre ser hechas con base en el corazón. 1 Timoteo 6:20 dice: Guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia. Vemos la contradicción entre “guarda” y “evita.” La sana doctrina debe ser guardada mientras la falsa debe ser evitada.

Hay cosas profanas, inútiles, contradictorias, falsas; y un llamado “conocimiento,” el cual, sin embargo, es un falso conocimiento, pues se opone al “hilo conductor” de la Palabra de Dios. Esas cosas se oponen a la sana, verdadera y buena doctrina de la Sagrada Escritura. Todo lo que fuera contrario a la pura doctrina bíblica –por más piadosa que se presente– no pasa de habladuría inútil. La verdadera doctrina no entra en conflicto con otros pasajes de la Biblia. La falsa doctrina, por el contrario, muchas veces es separada del contexto, puntos básicos reciben interpretaciones equivocadas, diferencias apuntadas en la Biblia o revelaciones del Nuevo Testamento no son consideradas, la verdad es diluida o recibe añadiduras. De esa manera son difundidas las falsas doctrinas en la Iglesia. Aquí una cita sobre guardar bienes que nos fueron confiados:

Uno de los criterios más importantes que se debe tener en cuenta en la interpretación bíblica es leer y estudiar la Sagrada Escritura en su contexto. Esa primera clave –y la más importante– se encuentra en 2 Pedro 1:20-21: Sobre todo, tienen que entender que ninguna profecía de la Escritura jamás surgió de la comprensión personal de los profetas ni por iniciativa humana. Al contrario, fue el Espíritu Santo quien impulsó a los profetas y ellos hablaron de parte de Dios”. Ninguna profecía, por sí sola, es suficiente para que se comprenda su sentido completo y verdadero. No es auto explicativa, sino debe ser considerada como parte de un todo mayor.

Debemos prevenirnos contra ese falso llamado “conocimiento o saber,” evitarlo conscientemente y, por otro lado, guardar el buen tesoro de la Palabra de Dios. Al final de la carta a Timoteo somos nuevamente llevados a su inicio. Hay apenas una en singular doctrina sana y verdadera, pero hay muchas falsas doctrinas. La cual según el verso 21- profesando algunos, se desviaron de la fe. No debemos perder de vista que nuestra vida posee una meta de fe. Sin embargo, hay una profesión pública y obstinada hacia una falsa doctrina, y que lleva a uno a desviarse de su meta de fe, así como el creer en la verdadera doctrina bíblica lleva uno al camino correcto.

Vemos, entonces, que el énfasis de las Cartas Pastorales está enfocado en el uso correcto de la Palabra de Dios. El que no respeta esas recomendaciones puede hasta equivocarse de la meta de fe. Solamente a través de la sana doctrina alcanzaremos la meta y, para eso es necesario que tengamos fe. Necesitamos relacionar la verdadera, pura y sana doctrina con nuestra fe para que alcancemos la meta propuesta. No es apenas con la teoría que lograremos avanzar en esa dirección, sino a través de la aplicación práctica de las Escrituras en nuestra vida.

La Biblia de Estudios de Wuppertal hace la siguiente observación sobre eso: “La fe es la penúltima palabra de la carta, y confirma el significado central y pleno que ella da a todas las afirmaciones: no son las obras, ni el saber, sino la fe es el don y la tarea decisiva que el Evangelio trae.” Si perdemos la fe en la Palabra de Dios y nos sometemos a la influencia de otras doctrinas es posible que no alcancemos la meta. Es lo que el apóstol nos presenta en su última carta en 2 Timoteo 4:7 y 8: He peleado la buena batalla, he terminado la carrera y he permanecido fiel. Ahora me espera el premio, la corona de justicia que el Señor, el Juez justo, me dará el día de su regreso; y el premio no es solo para mí, sino para todos los que esperan con anhelo su venida.

La carta que estamos estudiando termina mencionando la gracia en 1 Timoteo 6:21 dice: Que la gracia de Dios sea con todos ustedes. La palabra “gracia” significa “dedicación amable.” La expresión “con ustedes” significa que la carta vale también para la Iglesia, y no solo para Timoteo.

Es la fe en la pura Palabra de Dios que nos mantiene en la gracia. Si vivimos en ella, también la experimentaremos. Además, es algo confortador ver que, en todas las recomendaciones que Pablo hace en 1 Timoteo, la gracia está presente. Solamente la gracia nos capacita a permanecer en Cristo y en Su Palabra. Solamente en el poder de esa gracia es que Timoteo y la Iglesia tuvieron y tienen condiciones para resistir a las falsas doctrinas, librarse de su influencia y vivir en la salvación de Dios. Es por eso que necesitamos la gracia de Dios para todo lo que queremos, y esta última frase nos muestra que el Señor nos la concede. La gracia está disponible para que podamos aplicar la Palabra en nuestra vida, con fe y obediencia. ¡Podemos vivir en el poder de la gracia!

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