La situación del mundo antes de la segunda venida de Jesús 4/5
21 febrero, 2008Israel , El Mesías y la Iglesia 1/3
21 febrero, 2008Titulo: “La situación del mundo antes de la segunda venida de Jesús” 5/5
Autor: NorbertLieth
Nº: PE1168
En un mundo en donde las cosas van d mal en peor, la buena noticia para nuestro tiempo es: ¡Jesucristo viene otra vez! Por eso es importante tomarse a pecho estas palabras:“Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa
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«La situación del mundo antes de la segunda venida de Jesús» 5/5
Hola querido amigo! En esta serie de estudios que en el programa pasado comenzamos hemos estado escuchando acerca de las palabras proféticas de Jesús. Hoy estaremos profundizando más acerca de esto.
Le animo a que preste mucha atención, y mencionaremos que La guerra judía de los años 66 al 73 d.C. duró, al igual que la tribulación apocalíptica, siete años. Al igual que en el conflicto venidero, en aquel entonces a la mitad de ese tiempo ocurrió un acontecimiento decisivo. Tres años y medio después del comienzo de la guerra, el templo cayó presa de las llamas. Con eso se cumplió Daniel 9:26, y los sacrificios rituales terminaron para siempre. En el conflicto apocalíptico, el cual según Lucas 21:34-35 comenzará en forma repentina y caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra, será también a los tres años y medio que se presentará el Anticristo y hará matar a los dos testigos.
Según mi entendimiento, la última fase del tiempo apocalíptico comienza con ese suceso, que vendrá como un ladrón y anunciará la inminente segunda venida del Señor. En la profecía bíblica, a los últimos siete años, o sea a la semana número setenta del libro de Daniel, también se le llama «día del Señor» . Es verdaderamente asombroso que la guerra judía de aquel entonces también haya durado siete años, y que justamente después de tres años y medio ocurriera el suceso decisivo, es decir la destrucción del templo. Con este acontecimiento apocalíptico decisivo, que caerá sobre el mundo como si fuera un ladrón, también se terminará el tiempo de la gracia, y en los siguientes tres años y medio no habrá más acceso al sacrificio eternamente válido de Jesús. Este será el comienzo de la «gran tribulación», en la cual la ira de Dios vendrá sobre esta tierra.
¿Ya habrá terminado el tiempo de las naciones?¿Qué piensa usted?
Muchas veces se señala que con la fundación del Estado de Israel, o con la conquista de la parte este de Jerusalén y del Monte del Templo en el año 1967, se terminó el tiempo de las naciones.
En Apocalipsis 11:2, no obstante, Jerusalén será pisoteada por las naciones, por 42 semanas, durante el gobierno del Anticristo. En realidad, el tiempo de las naciones comenzó con la destrucción del templo en el año 70 d.C. Y recién finalizará con la segunda venida de Jesús después de los últimos siete años. Con la fundación del Estado de Israel y con la ocupación de la parte este de Jerusalén, simplementecomenzóel fin del tiempo de las naciones. Sobre ese trasfondo también podemos comprender mejor porqué, prácticamente todas las naciones, se molestan con el hecho de que Israel mantenga la soberanía sobre la totalidad de Jerusalén. Detrás de esta molestia se esconde la lucha del mundo invisible.
Querido amigo, ¿ha escuchado ese famoso dicho que dice: «Nadie es profeta en su tierra»?.
La tarea de los profetas, en general, consistía en decirles verdades incómodas al pueblo, y especialmente a la clase gobernante, por mandato de Dios. Por esa razón, ellos muchas veces eran poco apreciados y a menudo se vieron perseguidos. A Jesús le sucedió algo similar. Finalmente, los líderes del pueblo judío querían hacerlo callar. Por eso, Jesús ya no hablaba abiertamente, sino en parábolas. Él pronunció el Sermón del Monte de los Olivos solamente frente a Sus discípulos. No obstante, también ellos se sentían sumamente perturbados por Sus palabras con respecto al templo, y más porque el templo todavía representaba una posición judía de poder, a pesar de la soberanía romana. Los romanos incluso estaban dispuestos a hacer concesiones por el mismo. Pero Jesús no se dejaba impresionar por ese poder exterior. Cuando los judíos le pidieron una señal de su autoridad, El les dijo:«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré». Esta declaración más adelante fue utilizada por Caifás. como uno de los principales puntos de acusación en contra de Jesús. Pero, tampoco el magnífico y poderoso templo pudo salvar a los judíos en el año setenta. Si bien los miembros de la resistencia trataron de atrincherarse allí, convirtiendo el templo en una fortaleza, este delito, según mi parecer, era la abominación desoladora. Y los romanos, al fin y al cabo, no retrocedieron en su decisión de atacar el templo, aun cuando generalmente ellos conservaban los santuarios de otros pueblos.
Estimado amigo, estimada amiga, ¿Quién huyó de Jerusalén y de Judea en el año 70 d.C.?
Como la resistencia hacia su proclamación se hacía cada vez mayor, Jesús se había retirado más y más, y ya solamente hablaba abiertamente con Sus discípulos. En especial, el Sermón sobre el Monte de los Olivos lo pronunció solamente para el estrecho círculo de Sus discípulos. Cuando después, en el año 68 d.C., los romanos comenzaron a sitiar Jerusalén, los judíos creyentes en Jesús se acordaron de Su advertencia. Por esta razón, ellos huyeron de Jerusalén y de Judea, yendo a la tierra al este del Jordán, y no participaron en la batalla contra los romanos. De la transmisión histórica, sabemos que los que creían en Jesús pasaron la guerra sin sufrir daños. En aquel tiempo, Jesús dijo a Sus discípulos:«¡El que lee, entienda!». Esta exhortación también se dirige hacia nosotros en la actualidad. También nosotros debemos leer la Biblia una y otra vez, y prestar atención para comprender las señales de los tiempos.
Aquella vez, la advertencia de Jesús se dirigió a los judíos, pero en los últimos tiempos la misma tendrá una dimensión que abarcará al mundo entero, ya que a todo el mundo le tocará vivir los acontecimientos futuros. También en ese momento Israel y Jerusalén estarán, nuevamente, en el foco de los sucesos. Lo que sucedió en aquella guerra judía, en cierto sentido, es un ejemplo de lo que ha de venir.
Los judíos restantes, o sea aquellos que no conocían esa advertencia de Jesucristo, se comportaron en forma totalmente contraria. Desde todas partes del territorio judío huían hacia Jerusalén, porque tenían la esperanza de estar seguros en esa ciudad fuertemente fortificada. Al final, la ciudad estaba terriblemente sobrecargada, con aproximadamente un millón de personas, de modo que ellos sufrieron terribles hambrunas e indescriptibles necesidades. La advertencia de Jesús, en verdad, les salvó la vida aquellos que creían en El, y los guardó de sufrir indecibles miserias. En este contexto se nos plantea la pregunta: ¿Quién advierte hoy a Israel de aquello que, sin lugar a dudas, ha de suceder? Jesús seguramente contestaría:«A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos.
El (el hombre rico) entonces dijo: No, … pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos.
Al final del venidero tiempo de tribulación, sin embargo, habrá una diferencia significante, porque entonces Jesús mismo volverá y salvará a Su pueblo acongojado. Eso no sucedió en aquella ocasión. Muchos de los fanáticos que estaban en contra de los romanos pensaban que Jerusalén sería el lugar más seguro, ya que allí, según Zacarías 14:1-3, era que comenzaría la salvación. Si ellos hubieran conocido las palabras de Jesús, hubieran sabido que ese acontecimiento prometido todavía no tendría lugar en ese entonces. De camino a la cruz, Jesús aún habló proféticamente a aquellos que lloraban por Él, cuando dijo:«Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. Porque he aquí vendrán días en que dirán: bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron. Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos». Esta profecía se cumplió en forma trágica en el año 70 dC. Pero, la última frase tiene su correspondencia en Apocalipsis 6:15-16, pero esta vez no en primer lugar para Israel, sino para el resto del mundo. Para el futuro tiempo de persecución, Dios ha prometido al pueblo de Israel un lugar de refugio. Pero, para las naciones no habrá ningún refugio terrenal.
Querido amigo, siga el hilo conductor en nuestro próximo programa.