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Limpieza general
(1ª parte)

Autor: Wolfgang Bühne

En el reinado de Ezequías se hicieron reformas morales y políticas, y también se realizó la limpieza del templo y la restauración del culto.
Un avivamiento espiritual sólo puede ocurrir, cuando todos los ámbitos de la vida se miden y ajustan por las normas de la Palabra de Dios. En esto, también, Ezequías es un vivo ejemplo para nosotros.

 


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PE2051 – Estudio Bíblico
Limpieza general (1ª parte)



Hola, amigos! ¿Cómo están? Como ya se dijo, el tema de hoy es: “Limpieza general”.

En 2 Cr. 29:3 al 6, leemos con respecto a Ezequías: “En el primer año de su reinado, en el mes primero, abrió las puertas de la casa de Jehová, y las reparó. E hizo venir a los sacerdotes y levitas, y los reunió en la plaza oriental. Y les dijo: ¡Oídme, levitas! Santificaos ahora, y santificad la casa de Jehová el Dios de vuestros padres, y sacad del santuario la inmundicia. Porque nuestros padres se han rebelado, y han hecho lo malo ante los ojos de Jehová nuestro Dios; porque le dejaron…”

Hemos visto las reformas en la vida y el entorno del joven rey, narradas en el segundo libro de los Reyes. Ahora vamos a reflexionar sobre las primeras actividades de este hombre, según lo que relata 2 Crónicas 29.

Como ya hemos mencionado: en 2 Reyes 18 están descritos más bien los cambios morales y políticos en Judá bajo el reinado de Ezequías, mientras que el texto de 2 Crónicas se habla de la limpieza del templo y de la restauración del culto en Jerusalén. Es interesante ver que esto no se menciona en 2 Reyes. No es fácil reconocer el orden cronológico de los acontecimientos en la vida de Ezequías – posiblemente ocurrieron las reformas morales y políticas simultáneamente con la reforma del culto.

Lo cierto es que ambos relatos – inspirados por el Espíritu Santo – enfocan diferentes aspectos, omitiendo parte del desarrollo. Evidentemente, ambas reformas de Ezequías son tan importantes que están escritas minuciosamente.

Que no haya “esquizofrenia espiritual”. De esta observación de seguro podemos sacar lecciones importantes para nuestra situación actual en el pueblo de Dios: ningún ámbito de nuestra vida debe estar excluido del señorío de Cristo. Tanto nuestra vida en sus relaciones familiares, profesionales y sociales, como también nuestro culto y nuestra vida en la iglesia, deben desarrollarse según la Palabra de Dios y bajo la mirada de nuestro Señor. Es imposible separar la vida profesional o empresarial de la vida espiritual. Si lo hacemos así, nuestro carácter no será creíble y negaremos al Señor como nuestro amo.

Aquí parece residir una de las causas del bajo nivel espiritual general. Hay creyentes que en su vida cotidiana son seguidores ejemplares de Cristo, pero en cuanto a su vida en la iglesia dejan pasar muchas cosas que no agradan al Señor; por ejemplo, opiniones y prácticas claramente paganas, seculares, o incluso ocultistas.

Por otro lado, están los creyentes que enfatizan enormemente los principios neotestamentarios para la Iglesia, apartándose de cualquier impureza religiosa, pero que en su vida privada y profesional se portan peor que los paganos, afirmando abiertamente que el sermón del monte y sus condiciones para la vida del discípulo no valen y no pueden practicarse.

“A un Estado que con nuestro dinero financia los abortos, no le daré ni un euro de impuestos” – eso me dijo hace poco un empresario creyente que, por lo demás, da mucha importancia a la santificación.

Un avivamiento espiritual solo puede ocurrir, cuando todos los ámbitos de la vida se miden y ajustan por las normas de la Palabra de Dios. En esto también Ezequías es un vivo ejemplo para nosotros.

Hagamos: Una breve retrospectiva …

El valor y la determinación de Ezequías adquieren especial importancia, cuando consideramos con qué maldad y desprecio su padre Acaz “barrió” de su país hasta el último resto de piedad y temor de Dios. Así leemos en 2 Cr. 28: Acaz “había actuado desenfrenadamente en Judá, y había prevaricado gravemente contra Jehová”… “… ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que le habían derrotado, y dijo: Pues que los dioses de los reyes de Siria les ayudan, yo también ofreceré sacrificios a ellos para que me ayuden…”

– Acaz quedó tan impresionado por el altar idólatra de Damasco que envió el diseño y la descripción al sacerdote Urías (cuyo nombre significa nada menos que “el Señor es mi luz”) para que construyera una copia y lo pusiese en el templo de Jerusalén. Para este fin apartó el altar de bronce, hecho según el mandamiento de Dios, que estaba en el atrio del templo (como se relata en 2 Re. 16:10 al 16).

– Finalmente, en 2 Cr. 28:21, leemos que Acaz “despojó la casa de Jehová, y la casa real, y las de los príncipes, para dar al rey de los asirios”.

Después de este intento de soborno frustrado, en su ira “quebró los utensilios de la casa de Dios”, y cerró las puertas del templo.

– “provocó así a ira a Jehová el Dios de sus padres” – y eso es lo último que leemos de este líder impío del pueblo de Dios.

Un templo saqueado, las puertas de la casa de Dios cerradas, altares idólatras “en todas las ciudades de Judá”; ésa fue la herencia que Acaz dejó a su hijo Ezequías.

Por lo tanto, tenía que haber: Un nuevo comienzo radical

Cuando vemos brillar el celo de Ezequías sobre este fondo oscuro de la herencia lúgubre de su padre, nos viene a la mente la Reforma del Siglo XVI. Él mismo echa mano de la palanca, las tenazas y el martillo y “abre las puertas de la casa del Señor y las arregla”.

En vez de mandar a los sirvientes para que ellos se manchen las manos, él mismo arrima el hombro – parece ser que lo hizo en solitario, por su cuenta. Con ello crea las condiciones necesarias para abrir el acceso a Dios, y para que la luz del día muestre a todos los interesados en esta casa la devastación y los escombros en el templo de Dios.

Esto nos hace recordar a Lutero en Wittenberg, a Calvino en Francia y Suiza; a Zwingli y los demás reformadores suizos, que al principio practicaron y defendieron en solitario sus convicciones. Recordemos también a los reformadores ingleses que tanto tuvieron que sufrir. Casi todos fueron estrangulados o quemados, porque osaron hacer que irrumpiera la luz del evangelio en medio de las tinieblas medievales, poniendo en evidencia toda la superstición pagana.

Veamos cuáles fueron: Las repercusiones de su ejemplo …

No es difícil imaginar las miradas críticas y temerosas de sus súbditos, y los sentimientos de estos que acompañaron los actos decididos de Ezequías. Pero, la decisión y determinación espiritual va siempre unida con la autoridad espiritual que tiene un efecto refrescante, desafiante y contagioso para el entorno. Los sacerdotes y levitas que durante el reinado de Acaz estuvieron sin empleo, o tuvieron que cambiar de profesión, aceptaron la invitación del joven rey, quien los reunió en la “plaza oriental” (como leemos en 2 Cr. 29:5) y les dio un mensaje breve, pero claro y con poder: “Santificaos ahora, y santificaréis la casa de Jehová el Dios de vuestros padres,… porque nuestros padres se han rebelado…”

Lo que salta a la vista es que en la descripción de la condición desoladora de la casa de Dios, Ezequías no menciona el nombre de su padre como culpable principal, sino que habla de “nuestros padres”. Denuncia públicamente el pecado con toda claridad, pero sin traspasar el mandamiento de “Honrarás a tu padre…”. Esta actitud muestra una madurez espiritual que a nosotros a menudo nos falta, cuando tenemos que pelear con los pecados de generaciones pasadas y sus consecuencias.

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