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Lo que Trasciende a Nuestro Nombre
(3ª parte)

Autor: Marcel Malgo

El mensaje del profeta Oseas es el del increíblemente paciente amor de Dios. Usted quedará asombrado con los aspectos personales, que tienen que ver con nuestra vida, que serán mencionados en este estudio. Se tratarán temas específicos que nos conducirán, cada vez, a un nuevo desafío.


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PE1544- Estudio Bíblico
Lo que Trasciende a Nuestro Nombre (3ª parte)



¿Cómo están amigos? Como dijimos en el programa pasado, es muy importante lo que transmite nuestro nombre. Dimos el ejemplo del apóstol Tomás. Aunque tuvo algunos perfiles positivos en su vida, la gente siempre que se menciona su nombre sólo recuerda los aspectos negativos.

Nos preguntamos, entonces, ahora: 

¿Qué es lo que transmite nuestro nombre?

Estoy seguro que si su carácter tuviera tres rasgos bien destacados, dos positivos y uno negativo, entonces muchas personas al mencionar su nombre se acordarían primeramente del rasgo negativo. Por eso es que existe el dicho popular: «»Una vez ladrón, siempre ladrón’’.

Cualquiera que en aquella época llamara a uno de los hijos de Oseas – Jezreel, o «»Sin-Perdón’’, o «»No-Sois-Mi-Pueblo’’, inmediatamente sería confrontado con un aspecto negativo: ¡con el juicio de Dios sobre Israel!

Sucede exactamente lo mismo con nosotros. Nuestro nombre está relacionado con determinados rasgos de nuestro carácter.

Preguntémonos por un momento: ¿con qué se relaciona? ¿Cuál es el mensaje que transmite? ¿Qué sonido propaga?, ¿Qué piensa la gente al mencionar mi nombre? ¿Piensan en una persona difícil, desequilibrada y caprichosa? ¿Viene a sus mentes la imagen de alguien que no permite que se le acerquen demasiado, o al que pueden tocar sólo si se lleva puesto guantes de seda? ¿Existe alguna persona que al mencionar nuestro nombre se estremezca por haber tenido alguna experiencia negativa con nosotros a causa de nuestra mala conducta, la cual no ha cambiado aún?

En cierta ocasión un cristiano dijo: «»Vamos a pedirle al hermano Fulano que nos ayude con este asunto’’. Inmediatamente otro pidió: «»¡No, por favor, a ese no, sólo trae problemas!’’ Mencionar el nombre de aquel hermano, al cual se le pediría ayuda, ocasionaba grandes dudas.


Un joven aspiraba a ser estudianteen una Escuela Bíblica. Cuando un hermano mayor vio su nombre en la lista de aspirantes, quedó meditabundo por un buen rato. ¿Por qué? La respuesta está en que este hermano conocía al joven como un trasnochador, haragán y perezoso.

Cuando el joven David huía de Saúl se dirigió a la casa del sacerdote Ahimelec, encontrándose allí con el edomita Doeg. Por su intuición, David supo de forma inmediata: Éste me va a traicionar; más adelante leemos en el relato bíblico de 1 Samuel 22:22 que David dice:«»Yo sabía que estando allí aquel día Doeg el edomita, él lo había de hacer saber a Saúl’’. El nombre Doeg significaba para David una vil traición.

Cuando el rey David huía de su hijo Absalón, al escuchar acerca de su consejero:«»Ahitofel está entre los que conspiran con Absalón»,elevó al cielo esta oración:«»Entorpece ahora, o Jehová, el consejo de Ahitofel’’(así leemos en 2 S. 15:31).


¿Por qué David pedía esto?Porque el nombre Ahitofel figura en el hebreo como astuto, mañoso y disimulado.

Leemos en la Biblia, en Mt. 2:22, el relato de José cuando regresaban con María y el niño Jesús a Israel desde Egipto:«»Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá’’. El simple hecho de nombrar a Arquelao infundía tanto miedo a José, que decidió cambiar el destino de su viaje.

Leemos sobre Jesucristo en Mateo 4:12:«»Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea’’; Jesús asoció el apresamiento de Juan el Bautista con un único nombre, el del temido Herodes; y así«»volvió a Galilea’’.


Al oír Pablo el nombre de aquella personaque Bernabé deseaba le acompañase en su segundo viaje misionero, se opuso de inmediato, declarando que el nombre Juan Marcos aún le traía recuerdos dolorosos. Así leemos en Hechos 15:37 y 38:«»Y Bernabé querría que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra’’. Pablo asociaba el nombre Juan Marcos con la infidelidad y la desconfianza. ¿En qué piensa la gente al pronunciar nuestro nombre? ¿Qué es lo que él revela? ¿Qué testimonio da de nosotros?


Déjeme decirle esto: ¡si el pronunciar su nombre causa reacciones negativas en otras personas, o un perplejo silencio, entonces usted es como uno de los hijos de Oseas, cuyo nombre daba evidencia del juicio de Dios!

No dudamos que pueden existir personas a las cuales, por ninguna razón justificada, no les agradamos. Pero no nos referimos a estos casos.

Lo decimos en el sentido de aquel desagrado hacia nosotros que nos hace correr nuevamente tras la santidad, para vivir una vida en la cual pronunciar nuestros nombres no provoque reacciones y sentimientos desagradables, sino positivos. Por supuesto, esto no resulta fácil, ya que es imposible hacer que todas las personas tengan un grato recuerdo de nosotros al pronunciar nuestro nombre; ¡pero podemos vivir de tal forma que nuestro nombre no deshonre a nuestro Señor! ¡Finalmente, no es tan importante lo que la gente piense de nosotros, sino cómo nos ve el Señor!


Cuando el Señor Jesús le dijoa Tomás:«»… no seas incrédulo, sino creyente’’(en Juan 20:27), quedó claro que para el Señor el nombre de Tomás tampoco sonaba bien. Jesús conocía todo lo que se decía sobre Tomás: Éste es el discípulo que tiene la fama de ser escéptico, un hombre inconstante; un incrédulo.

Debemos examinar ante el Señor qué clase de sonido difunde nuestro nombre. Si éste no es agradable, es hora de trabajar en ello.

Porque recordemos que:

El que cambia su vida con el Señor, recibe un nuevo nombre

Me hace muy feliz saber que cuando vayamos al cielo todos recibiremos nombres nuevos, tal como es anunciado en las profecías de Isaías 62:2 y en Apocalipsis 2:17. Allí dice:«»… y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará’’. Y:«»Al que venciere…, le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe’’.

Por supuesto, es menester que nos preocupemos desde ahora en nuestro nombre terrenal, con el objetivo de que éste tenga un buen sonido aquí sobre la tierra, y un significado positivo; además de ser libres de los juicios que puedan caer sobre nosotros.

¿Es esto posible?¡Claro que sí, pensemos en Jacob, cuyo nombre sólo demostraba engaño y alevosía! Su nombre en hebreo comparte este mismo significado, o sea: «»Agarrado al talón’’, «»estafador’’ o «»tramposo’’.

A esto se refería Esaú, su hermano, después que Jacob le robara su primogenitura y, luego, la bendición. Leemos en Génesis 27:36, que lleno de amargura dijo: «»Bien llamaron su nombre Jacob, pues ya me ha suplantado dos veces: se apoderó de mi primogenitura, y he aquí ahora ha tomado mi bendición… ’’

Pero un día todo cambió para Jacob. ¿Por qué razón? Porque un día él quiso arreglar su vida con Dios, y por ese motivo recibió el nombre Israel, el cual significa «»el que lucha con Dios’’. Leemos en Génesis 32:28: «»Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido’’.

A partir de ese día, en distintas situaciones se le siguió llamando Jacob, pero el sonido negativo de su nombre había desaparecido. Él tenía un nuevo sonido, el de un Israel, alguien que lucha con Dios.

Al igual que Jacob, arregle su vida con el Señor, para que su nombre no evidencie más el juicio, sino que difunda el sonido de la gracia divina.


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