Maravillosas bendiciones en el valle oscuro (2 de 3)
8 diciembre, 2009Mujeres de la Biblia- “Miriam, hermana de Moisès”
8 diciembre, 2009Titulo: Maravillosas bendiciones en el valle oscuro (parte tres)
Autor: Marcel Malgo NºPE1451
El versículo 5 del Salmo 23 ya nos deja ver que al Buen Pastor – el Señor Jesús – Le es dado todo el poder en el cielo y en la tierra (como lo confirma Mateo 28:18). Pues, ¿dónde es que prepara a los suyos una mesa en presencia de sus angustiadores, unge sus cabezas con aceite y hace rebosar sus copas? En el valle de sombra de muerte, como lo leemos en el versículo 4. ¡Esto solamente lo puede hacer el Vencedor del Gólgota
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Estimados amigos, estábamos viendo en el programa anterior como, aun cuando nos encontremos en un valle muy oscuro, el Señor prepara mesa para nosotros en presencia de nuestros enemigos. Vimos, por ejemplo, que cuando un cristiano renacido muere a raíz de una grave enfermedad, muchas veces el alma se encuentra en un valle muy oscuro. Pero, que aun en esos momentos el hijo de Dios puede recibir consuelo. Pues ¿qué pasó con Esteban, que tenía por delante una terrible muerte? El Señor lo dotó con poder de la altura. ¡Lo llenó del Espíritu Santo! Alrededor de él estaban sus enemigos, llenos de odio. Y entonces su alma fue levantada desde arriba, fue lleno de poder desde lo alto, de manera que ya no miraba a los enemigos llenos de odio, sino que levantó, con fe, su mirada al cielo, así lo leemos: „Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios“. También aquí se cumplieron las palabras del Salmo 23:5 en su vida: „Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando“.
Continuamos hoy, entonces, viendo: ¡Qué abundantemente fue aderezada para Esteban una mesa en presencia de sus angustiadores, pues aunque todavía vivía, ya pudo ver a Su Señor y Salvador en el cielo!
Por eso, querido hijo, querida hija de Dios, no pienses con miedo en tu última hora aquí en la tierra, como probablemente lo hacemos de vez en cuando, cuando envejecemos. Pues en primer lugar, ninguno de nosotros sabe cómo será nuestro final (puede ser muy diferente a lo que pensamos). Segundo, podemos estar seguros de que, especialmente en ese momento, seremos dotados de poder desde lo alto por el Buen Pastor, de que justamente, en ese momento, Él hará rebosar nuestra copa y nos llenará del Espíritu Santo. Sí, en ese momento experimentaremos, aunque quizás tengamos que soportar dolores o incluso nos vengan dudas en cuanto a la seguridad de la salvación, que Él no nos abandona, sino que nos fortalece y nos anima por Su Espíritu en nuestro ser interno, cuando pasamos por el valle oscuro. Cumplirá lo que dice el Salmo 23:5 en nuestra vida: „Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.“
En el lecho de muerte de un hijo de Dios, la partida a la patria celestial no siempre será sin lucha, y muchas veces habrá que derramar lágrimas. Pero, frecuentemente, también se siente algo que podemos describir con la expresión „aire del cielo“. ¿Qué es lo que pasa en ese momento? ¡El creyente moribundo es fortalecido con poder desde lo alto! Por eso repito: No temas ante lo que pueda pasar en tu última hora. Antes bien, entrégate en cuerpo y alma a Aquél que todo lo tiene en Su mano, también tu momento de partir. En Romanos 14:8, Pablo lo expresó con estas palabras llenas de confianza: „Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos“. ¡El Señor hará todo bien! ¿No fue así que también Esteban confió en su Señor hasta lo último, y por eso Su muerte – aunque muy difícil – se convirtió en una hora de victoria? ¿No experimentó ese primer mártir, cuando estuvo en aquel valle de sombra de muerte, que había una mesa aderezada para él en presencia de sus enemigos llenos de odio, una mesa que no hubiera podido ser más abundante? Pues en su mayor dolor, le fue dado lo más precioso: ¡Pudo ver a Jesús a la diestra de la Majestad en las alturas!
Hay una cosa que no debemos pasar por alto: Esteban no fue lleno del Espíritu recién cuando llegó la muerte, sino que ya cuando estaba en pleno auge de su vida, leemos acerca de él en Hechos 6:5: „Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo…“. Esteban preparó su fin en esta tierra, pero no con una tumba pagada por adelantado, sino con un corazón que Le pertenecía íntegramente a su Salvador. Por eso estaba listo cuando llegó su última hora. Fue revestido con poder desde lo alto, su copa rebosó y estuvo ante una mesa ricamente aderezada en presencia de sus angustiadores.
También tú, prepárate correctamente para cuando llegue tu última hora, entregando siempre tu vida al Buen Pastor. Pues cuanto más te entregues a Él, tanto más perderás el miedo a lo que en algún momento tendrás que enfrentar. También para eso ha venido el Buen Pastor, nuestro Salvador, para quitarnos el temor a la muerte. Así lo dice Hebreos cap. 2, vs. 14 y 15: „Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre“. Y cuando llegue tu último día en la tierra, se cumplirá también en tu vida el Salmo 23:5: „Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.“
Según 1 Corintios 15:26, el último enemigo es la muerte, a la cual todos tendremos que enfrentar, a no ser que seamos arrebatados antes (de lo cual nos habla 1 Ts. 4:16 al 18; y 1 Co. 15:51 y 52). Pero justamente a la hora de nuestra partida, podemos estar seguros que, a los hijos de Dios, el Buen Pastor les aderezará una mesa abundante también en presencia de este último enemigo.
Leemos en Hechos 7:56 que antes de su muerte como mártir, Esteban pudo testificar a sus enemigos lo abundantemente que estaba aderezada su mesa: „He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios“. También en nuestros días acontece que las personas, en la muerte, ven cosas que los demás no pueden ver. Y a veces lo pueden comunicar. Toma muy en serio cuando una persona moribunda te hable de algo que está oculto a tus ojos.
„Invócame en el día de la angustia, te libraré, y tú me honrarás“, así en Salmos 50:15. Justamente cuando estamos en la aflicción, en el valle oscuro, el Buen Pastor nos quiere librar. Hemos visto dos ejemplos bíblicos de esto, en las vidas de Pedro y de Juan, y también en la de Esteban. Ellos nos dan testimonio de que los hijos de Dios pueden experimentar de manera especial la fuerza del Espíritu Santo, justamente en las situaciones más precarias y en las aflicciones. Pero hay muchos más ejemplos. Pensemos solamente en las palabras de Jesús de Marcos 13:11: „Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo“. Aquí se nos habla de la manera más directa de la unción desde lo alto, que recibiremos justamente cuando estemos en el valle oscuro.
Esto vale también para ti, querido hijo de Dios: Justamente en el momento en que sufras problemas y aflicciones, puedes esperar una unción especial desde el Santuario celestial y experimentar de una manera maravillosa la obra del Espíritu Santo, que te mostrará la gloria de Cristo, te manifestará la infinita grandeza de Su victoria y te hará ver nuevamente que para Él no hay nada imposible.