La firmeza en el tiempo final (3ª parte)
19 mayo, 2024Bienvenidos todos los cuerpos (1ª parte)
28 mayo, 2024Seguimos conversando con Yanina Cossime, orientadora familar y columnista, esta vez acerca del matrimonio, una etapa en la que se presentan muchos cambios y es necesario establecer ciertos límites y medidas. No te pierdas de escuchar este programa y los consejos que trae Yanina para los matrimonios de todas las edades.
DESCARGARLO AQUÍ:
EA 1177 – Entre Amigas –
Matrimonio, rol de cada uno y qué esperar del otro
Entrevista a Yanina Cossime
Victoria: Bienvenidas, queridas amigas, a un nuevo programa de Entre Amigas. Hoy estaremos hablando del matrimonio, de los roles y de las expectativas que hay en esta relación, que es la base de la familia. Con la orientadora Yanina Cossime, orientadora en temas de familia, estaremos hablando de estos temas. ¿Cómo estás, Yanina? Bienvenida.
Yanina: Hola, Victoria, hola a toda la audiencia. El matrimonio es un tema muy interesante.
Victoria: Sí, nos ubicamos en el inicio de la vida matrimonial, en la etapa de comenzar a conocerse puertas adentro, y comenzar a organizar la rutina y demás. ¿Qué cosas se esperarían de esta etapa?
Yanina: Es una etapa de crisis. La gente piensa que las crisis son malas, pero la crisis no siempre tiene que ser mala. Es una etapa que te obliga al cambio. El otro día una de las adolescentes con la que estaba trabajando me dijo “mi papá define a la crisis como que te ponen en la esquina en un ring”, y creo que es una excelente definición, porque estás en una situación en la que tenés que tomar una decisión que te obliga al cambio. Entonces el casamiento es una etapa de crisis, una crisis natural, porque es natural que cuando uno se case tenga dificultades de comenzar a vivir con otro. Uno deja, o su casa en la que vivía solo, o la de sus padres, y se va a vivir con un otro, que está a la misma altura de autoridad que vos, o sea, si vivís en casa con tus papás ellos mandan lo que tenés que hacer y lo que no les gusta te lo hacen saber para que lo cambies y lo hagas distinto. Pero si me voy a vivir con mi esposo o esposa, estamos a la par. Entonces ahí pueden empezar a surgir diferencias tan banales como la forma en la que usás la pasta dental, o si deja el cepillo chorreando en la pileta o dónde deja la toalla mojada, o pueden ser cosas más profundas, como cómo se manejan las relaciones con las familias de origen, o qué se hace con la plata. Entonces es una etapa en la que uno tiene que anticiparse que no es todo color de rosas.
En el programa anterior decíamos que la sociedad nos vende que todo tiene que ser perfecto, que todo tiene que ser sonrisa y cariño, pero no, somos seres humanos los dos, con nuestros caracteres, con nuestras debilidades, con nuestros defectos, en un mundo caído, entonces va a haber diferencias. Por eso es importante el trabajo pastoral de preparación para el matrimonio, y estar preparados para que no vaya a ser todo color de rosas, que las rosas tienen espinas y hay que tratar de ver cómo hacemos para disfrutar del aroma de las rosas y que las espinas molesten lo menos posible. Entonces ahí es donde entra el diálogo, el saber escuchar al otro, pero también poder manifestar lo que nos pasa sin guardárnoslo para que no explote hacia afuera o implosione hacia adentro, que por lo general trae problemas, y bueno, poder manifestar los gustos, las preferencias, las dificultades en una forma apropiada y no pensar que por eso se va a terminar la relación. Tampoco ningunear al otro de que es un exagerado porque tiene que levantar el toallón mojado de la cama, y poder entablar ese tipo de diálogos y acuerdos.
En la vida familiar y en el matrimonio tenemos distintas etapas. En la primera etapa es la etapa de acuerdos en cuanto a la mutua convivencia, acuerdos en cuanto a cosas que se habían hablado pero que surgen de una manera diferente, por ejemplo, el tema del manejo del dinero, porque a veces la forma de manejarlo no es lo mismo, cómo se gasta, si se ahora, si se hace un presupuesto, cómo se va a ganar, cómo se va a gastar, cómo se manejan las relaciones con la familia externa, con las familias de origen de cada uno.
Victoria: Permitime un paréntesis, Yanina, porque el tema financiero no es un tema menor, es un motor importante para que una familia funcione y muchas veces es motivo de crisis. Por eso ahondar un poquito más en ese concepto, vos en el programa anterior me decías que billeteras separadas no, por ejemplo. ¿Qué es lo que opinás de eso? ¿Qué consejo das?
Yanina: Bueno, es una opinión personal basada en lo que dice la Biblia. Si la Biblia dice que el hombre y la mujer se unirán y serán una sola carne, yo no podría encontrar el argumento o la fundamentación como para decir cómo una sola carne puede tener dos billeteras, o sea, billeteras separadas. Me he encontrado con situaciones de gente que dice “ella tiene un salario de maestra, él tiene un salario de supervisor en una empresa, y no se ponen los pisos de la casa hasta que cada uno no pueda aportar la mitad” y él tiene dinero de sobra y ella llega a fin de mes con dificultad. Entonces ¿dónde está el proyecto común de familia, de matrimonio, de ser una sola carne? Teniendo dinero para poner pisos de cerámica ¿estoy dispuesto a caminar en cemento hasta que ella no ponga la otra mitad? No entiendo, no me cierra. Es muy importante definir estos temas porque determina tu vida para siempre.
Muchos matrimonios fracasan, después de renegar muchísimo, por una cuestión económica. Y Dios nos manda a ser buenos mayordomos, entendiendo que ahí puede haber yugo desigual entre dos cristianos. Si entendemos que todo lo que tenemos, el tiempo, los talentos, los dones, las relaciones, las oportunidades, los bienes materiales, el dinero son cosas que nos da Dios y que tenemos que rendir cuentas, entonces no van a haber tantas diferencias en el uso del dinero. Dentro del concepto da mayordomía podemos tener diferentes criterios de cómo gastar el dinero, pero van a ser mínimos. Si yo tengo temor de Dios, sabiendo que de todo lo que tengo, tengo que rendir cuentas, y mi esposo también, podemos tener alguna diferencia, pero seguro que ninguno de los dos va a derrochar el dinero, ni el tiempo, ni los recursos, ni los talentos, ni las relaciones. Entonces eso es super importante.
Desde lo carnal, lo mundano, por decirlo de alguna forma, pero también desde lo espiritual, en cuanto a la obediencia a Dios. Porque después va a estar en juego también el tema de las ofrendas, las ayudas que uno pueda dar, entendiendo que está sirviendo a Dios con el dinero. Entonces es super importante la visión de lo que es lo económico, el dinero y la administración. Serían cosas que deberían haberse hablado antes, pero a mi entender si no hay billetera conjunta, si no hay un entender de que el dinero no es mío y que sirvo a Dios con el dinero de forma responsable, va a costar administrarlo conjuntamente. Y bueno, si no se administra bien tampoco va a haber bendición. Y eso no lo digo yo, lo dice la Biblia.
Victoria: Y yo te interrumpí, pero hablabas también del relacionamiento con las familias de origen, que también es otro tema que a veces genera problemas. Hasta cuánto uno pasa determinado tiempo con la familia, empiezan a surgir problemas porque uno pasa más tiempo con los padres del que debería, etcétera. ¿Cómo debería uno resolver este tema?
Yanina: Eso también es algo que debería empezarse a hablar antes y uno ver cómo es la relación de su pareja con la familia ya desde el noviazgo. Y aparte tuviste en la boda en el medio y ahí también tenés que hablar de hasta dónde se meten. Porque a veces la gente con la buena intención y con esta necesidad de ayudar, termina tomando el control de decisiones que afectan a la pareja. Entonces hay que ser muy inteligentes porque el Señor nos dice “el hombre dejará a su padre y a su madre”, entonces no es pelearnos, separarnos definitivamente, pero sí nos está pidiendo que haya una independencia emocional y económica para poder hacer otra cosa, formar este matrimonio. Entonces está bueno acordar hasta dónde el tiempo, hasta dónde los recursos económicos que se aceptan o que se dan a la familia de origen, hasta dónde el tema de las decisiones, hasta dónde el tema de las vacaciones, también.
Eso hay que manejarlo porque después hay otras etapas en el matrimonio, por ejemplo, la llegada de los hijos, que es otra crisis natural, y si no establecimos bien las reglas se puede complicar. Es algo que se tiene que empezar a ejercitar en el noviazgo, en la preparación para el matrimonio. ¿Cuán rígidos van a ser los límites que ponemos? ¿O cuán permeables? Eso se va a establecer entre esposo y esposa, y se tienen que poner desde el principio, porque es más fácil establecer los límites desde el arranque, que una vez que ya está establecida una rutina, poner un límite. Entonces está bueno que esto se hable.
Victoria: Los límites los tiene que poner uno, porque los de afuera no lo van a poner.
Yanina: Claro, el tema es que, así como “crisis” nos parece una palabra con connotación negativa, “límite” también se entiende así. Porque vivimos en una cultura en la que los límites se los pone cada uno, entonces yo voy a demarcar hasta dónde quiero que el otro se pueda meter. Pero si no está de acuerdo el matrimonio en cómo marca esos límites y cómo van a ser los límites de la relación con el afuera, va a ser difícil poder mantenerlos sin entrar en conflicto, porque si uno quiere y el otro no, va a estar difícil. Y después se va a agravar con la llegada de los hijos. Entonces entender que todas estas cosas son normales, que las discusiones o el intercambio de ideas va a ser normal, pero no podemos permitir que esto pase a la violencia, a la imposición ni mucho menos. Pero es un aprendizaje, de cómo vamos a manejar las conversaciones, las discusiones, todo eso. Porque cuando estoy de novio, si me enojo me voy a mi casa. Pero otra cosa que hay que aprender es cómo discuto con mi marido viviendo en la misma casa, porque no debería irme en esa situación, a no ser que haya alguna situación de violencia o de peligro o algo por el estilo. Pero es un aprendizaje, y cuanto más solidas estén las bases en la amistad previa, en el noviazgo y en la primera etapa del matrimonio, va a ser más fácil.
La vida del ser humano y de la familia está atravesada por crisis. Entonces es bueno irse acomodando, ir creciendo e ir viendo cómo se van a tomar las decisiones que vienen, ya tenemos una base. Ahora, si es todo un lío y las decisiones se toman así nomás, se va a complicar, va a ser un matrimonio con problemas de comunicación, en la toma de decisiones, en el gasto del dinero, en lo que sea.
Victoria: Yanina, me dabas pie para consultarte, al principio hablabas de crisis y me sorprendía un poco que lo definieras así, pero explicándolo entiendo mejor el por qué de ese primer shock, de pasar de una situación a otra. Y bueno, eso otro que decías, que una cosa es pelearse de novios y que cada uno se va para su casa, y otra cosa es pelearse bajo el mismo techo. Entonces ¿qué actitud es la que deberían asumir cada uno de los cónyuges cuando estas cosas ocurren? O en general, ¿cuál es la actitud? ¿Tiene que haber una actitud de flexibilidad, pero, a la vez, de exigencia en ciertas cosas? ¿Cuál es la actitud más o menos media que cada uno debería tener?
Yanina: Te voy a dar una respuesta bíblica: “No se ponga el sol sobre vuestro enojo”. Hay técnicas para manejar el enojo, entonces tengo que buscar la forma de enojarme, pero de forma saludable, y cómo poder ir a hablar con el otro y tener un intercambio. A lo mejor no me pongo de acuerdo ese día, en ese momento. Pero por lo menos hacer las paces y poner un acuerdo, a lo mejor no un acuerdo de la situación, pero sí que vamos a hablar de eso mañana, por ejemplo. Y nos tenemos que reconciliar, pedir perdón, perdonar. No puedo generar una guerra con eso. Porque lo que yo haga también va a tener consecuencias. Tampoco tengo que meter a otros miembros de la familia en una discusión que es tema entre esposo y esposa. Hay que ir a pedir ayuda cuando es necesaria, pero no ir a buscar cómplices para que hagan presión.
Victoria: Eso mismo, porque a veces quizás uno tiene un enojo momentáneo, y va y lo descarga con una amiga, o con el madre o padre y por ahí a la noche se arreglaron, pero los confidentes quedan con la idea de que hubo una pelea. Entonces hasta dónde se comparte eso que es íntimo de la pareja, y hasta dónde buscar ayuda, porque a veces también es necesario, uno necesita consejo para poder lidiar con estas cosas.
Yanina: Claro, por eso. Uno tiene que tener cuidado con quien habla. Entonces hay que evitar eso. A veces es necesario pedir un consejo, pero hay que también ser prudente de en qué momento pedirlo. Porque si yo pido un consejo enojada, con bronca, llorando, a los gritos como su fuera el último día de mi vida, no sé si vamos a recibir un buen consejo. Entonces terminamos haciendo un gran problema de una situación, que pudo haber sido grave o no, pero que no era para tanto, como decimos. No es lo mismo que ir tranquila y pedir un consejo, un consejo con la cabeza.
Victoria: Yanina, te quiero agradecer muchísimo por estos comentarios, por este tema que a mí personalmente me parece muy interesante, que obviamente hay diversos puntos de vista, pero me gusta que siempre aclares que tus recomendaciones son en base a la Palabra de Dios. Así que agradecerte por este tiempo y bueno, esperarte en próximos programas. ¿Te parece?
Yanina: Dale, muchísimas gracias por este tiempo y por la convocatoria. Un abrazo y muchas bendiciones.