Hijos / Educación sexual: Nuestra Responsabilidad
26 octubre, 2010No Perdonado, Pero Sí Amado (3ª parte)
26 octubre, 2010No Perdonado, Pero Sí Amado
(2ª parte)
Autor: Marcel Malgo
El mensaje del profeta Oseas es el del increíblemente paciente amor de Dios. Usted quedará asombrado con los aspectos personales, que tienen que ver con nuestra vida, que serán mencionados en este estudio. Se tratarán temas específicos que nos conducirán, cada vez, a un nuevo desafío.
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PE1546- Estudio Bíblico
No Perdonado, Pero Sí Amado (2ª parte)
Vimos en el programa anterior que, en el cap. 2 de Oseas, vers. 2 al 13, se describe seriamente cómo Israel se aparta de Dios, y cómo Él los castiga por estos hechos.
Para poder clasificar y entendercorrectamente la apostasía de Israel, debemos ocuparnos primeramente del proceder de la esposa de Oseas. Ella había abandonado a su esposo, representando simbólicamente la gravedad y vileza de la decisión de Israel de apartarse de su Dios.
De esta forma, con Oseas pasó simbólicamente lo mismo que con Dios e Israel. Así como Oseas se casó con su mujer para amarla, Dios eligió al pueblo de Israel entre todos los pueblos para amarlo, con el propósito que fuera su propiedad particular.
Como anunciamos, seguimos hoy viendo las asombrosas similitudes de la mujer de Oseas con el pueblo de Israel:
Ella, por su condición de prostituta, no merecía ser escogida por el mismo. Lo mismo sucedía con Israel. No era un pueblo especialmente grande, sino más bien insignificante; ¡el Señor lo dice claramente!: «»No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos’’(así leemos en Deuteronomio 7:7). Dios escogió a Israel por amor, tal como lo leemos en el vers. 8: «»… por cuanto Jehová os amó…’’De igual manera que la esposa de Oseas le fue infiel, así también Israel fue infiel a su Dios. ¡Qué amarga tragedia!
Lo que hace tan grande la tragedia es que, en un principio, tanto la esposa de Oseas como Israel pertenecían a los ‘no perdonados’, siendo luego elevados a la postura de ‘amados’. Pero ellos abandonaron ese lugar, para caer nuevamente en sus viejos hábitos de ‘no perdonados’: ¡la esposa de Oseas de nuevo a la prostitución e Israel a su idolatría!
¿Cómo sucedió este hecho conmovedor?La esposa de Oseas no abandonó a su esposo por el amor de otro hombre, sino que leemos: «Iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida’’.
Según este versículo, no se trata en primer término del adulterio como tal, sino que lisa y llanamente tiene que ver con las riquezas y los bienes materiales: ¡con pan, agua, lana, lino, aceite y bebida!
Esa también fue una de las causas que llevó a Israel a darle continuamente la espalda a Dios. No porque pensaran, por lo menos en un principio, que otro dios les ayudaría de mejor manera, sino porque anhelaban un mejor estándar de vida, bienes y tenencias. Eso lo vemos con claridad cuando el pueblo de Israel salió de Egipto. ¿Por qué el pueblo quiso abandonar el éxodo por lo menos dos veces, queriendo volver a Egipto? Lo leemos en Éxodo 16:3: «»y les decían los hijos de Israel: Ojalá hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de carne, cuando comíamos pan hasta saciarnos’’. Y en Números 11:5: «»Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos’’.No querían volver a Egipto, para servir a otro Dios, ¡sino que deseaban las “ollas de carne”, los “pescados”, los “pepinos”, los “melones”, los “puerros”, las “cebollas” y los “ajos”! ¡Israel cambiaba continuamente su alta posición por nada y para nada; por cosas perecederas, prosperidad pasajera, y alegrías mundanas!
Lo mismo podemos apreciar en la esposa de Oseas. ¡Ella entregó su cuerpo, es decir, toda su honra, únicamente con el objeto de poseer bienes perecederos: “pan, agua, lana, lino, aceite” y “bebidas”! Por esta razón puso todo en juego: su honra, sus hijos, una vida familiar normal y muchas otras cosas más. ¿Y qué fue lo que sucedió con Israel?
Oseas se casó con una ex prostituta con el propósito de amarla y tener hijos con ella. Esto hizo que una «»no perdonada’ fuera elevada al estatus de amada. Israel era – tal como dijo el Señor – un pueblo insignificante y pequeño; a pesar de eso, Él lo escogió ¡para amarlo! Consecuentemente, un pueblo no perdonado fue elevado al estándar de pueblo especialmente amado, el pueblo de Dios
Pero ambos – tanto la esposa de Oseas, como el pueblo de Israel – anhelaban volver a su antigua vida, prefiriendo descender al nivel de los no perdonados. ¡Qué tragedia; qué realidad tan triste!
Pasamos ahora a la aplicación personal, y nos preguntamos: ¿Qué posición ocupan los creyentes del nuevo pacto?¿Qué pasa con nosotros, los que fuimos salvados por toda la eternidad mediante el sacrificio del Cordero de Dios? ¿No somos también individuos que hemos sido perdonados, siendo elevados desde la desdichada posición de no perdonados a la alta posición de ser amados? ¡Sí, no hay duda al respecto! ¡No éramos nada – en realidad, menos que nada; no obstante hoy pertenecemos a los amados! Sólo en las cartas del Nuevo Testamento la palabra «»amados’’ figura veintinueve veces, refiriéndose siempre a los creyentes del nuevo pacto. En 1 Juan 3:2 el autor escribe: «»Amados, ahora somos hijos de Dios…’’Una hermosa afirmación ¿verdad? No obstante, éramos todo lo contrario, como Pablo lo explica en Romanos 5:8: «»Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros’’. Surgen, de todo esto, preguntas claves: ¿De qué forma se manifiesta el amor de Dios en nuestra vida? ¿En qué posición estamos hoy? Nosotros, los que no éramos perdonados hasta el día que nacimos de nuevo, ¿cuándo comenzamos a ser amados de Dios mediante la muerte de Jesús? ¿Vivimos como amados del Señor? ¿Ya no tenemos nada que ver con la posición de un no perdonado; vivimos realmente de acuerdo a nuestro gran llamamiento?
¿Qué hizo caer, en aquel tiempo, a la esposa de Oseas para que descendiera al nivel de los no perdonados? Pan, agua, lana, lino, aceite y bebida, es decir: las cosas cotidianas, las alegrías pasajeras.
¿Qué fue lo que casi hace caer a Israel en aquella ocasión, cuando se disponían volver a Egipto? La ansiedad de volver a comer ollas de carne, pescados, pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos. ¡Todas cosas banales y perecederas!
Esto abre paso a otra pregunta: ¿Qué es lo que lleva a los cristianos de la actualidad a prostituirse espiritualmente; a apostatar del Señor e ir por caminos incorrectos? Seguramente no es el anhelo de cambiar a Jesús por algún otro salvador, aunque en la actualidad se nos ofrecen muchos así llamados «»salvadores’’. ¡No!, difícil que esto impresione a un creyente; no caeríamos en trampas tan primitivas.
Pero ¿qué puede hacer caer a un creyente hoy en día? ¿Qué le lleva a prostituirse espiritualmente? ¿Qué hace que el mismo apostate de Dios? ¿Qué es lo que lo empuja desde la elevada posición de ser amado hacia el bajo nivel de alguien no perdonado? La respuesta es evidente: ¡pan, agua, lana, lino, aceite, bebida, ollas de carne, pescados, pepinos, melones, puerro, cebollas, ajos, etc.! ¿Qué significado tiene esto para nosotros?
Antes de exponer mi opinión, citaré tres versículos bíblicos: Mateo 13:22: «El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa’’.
Lucas 21:34:«Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida…’’
Y 2 Tim. 2:4:«Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado’’.
Nos concentraremos en cuatro puntos que están contenidos en estos tres versículos bíblicos:
Primero: Preocupación por lo temporal
Segundo: El engaño de la riqueza
Tercero: Preocupación por la alimentación
CuartoNegocios para la subsistencia.
Pero, como el tiempo se ha acabado, continuaremos viendo estos puntos en nuestro próximo encuentro. Comenzando por la “preocupación por lo temporal”. No deje de acompañarnos. Hasta entonces, y qué Dios le bendiga.