25 mayo, 2010
“¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío”. Estas palabras las encontramos tres veces en los Salmos. Hay gran ganancia en esperar en el Señor, ¡pues no hay nada imposible para Él!