„Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días.“ La primera parte de este versículo habla de la vida del creyente en la tierra, y la segunda de la eterna gloria. ¡Estar eternamente con su Redentor y Salvador Jesucristo es la esperanza más gloriosa de todos los hijos de Dios!