Yanina Cossime nos trae consejos sobre cómo hacer un buen uso del tiempo libre para favorecer un buen ambiente familiar, un sano manejo del estrés y una mejor calidad de vida.
Eva Rodríguez comparte su impresionante testimonio, y cómo una experiencia de vida o muerte le enseñó a confiar en el Señor de todo corazón y no perder de vista el objetivo.
Al recibir el llamado de Dios, Moisés presentó varias excusas: "No soy nadie", "¿cómo les explico quién eres?", "no me creerán", "me cuesta hablar", "envía a otro". En vez de mirarse a sí mismo, tuvo que aprender a mirar a Dios; Él puede.
Al recibir el llamado de Dios, Moisés presentó varias excusas: "No soy nadie", "¿cómo les explico quién eres?", "no me creerán", "me cuesta hablar", "envía a otro". En vez de mirarse a sí mismo, tuvo que aprender a mirar a Dios; Él puede.
Cuando Moisés oyó el llamado de Dios: “Moisés, Moisés”, estaba pisando tierra santa. Al venir a la presencia de Dios en oración, adoración o culto, entramos a un lugar santificado porque Dios está allí.
Para Moisés, la educación en la corte fue útil, pero estar en el desierto fue indispensable. Nada reemplaza la escuela de Dios: estar con Él y escucharle en silencio.
Aunque el impetuoso intento de ayudar de Moisés terminó en fracaso, el Alfarero celestial se encarga de tomar vasijas rotas y rehacerlas según el diseño de Su mente. El llamado de Dios no fue frustrado.
Luego de ver el llamado a la obediencia y a conocer a Dios, vemos en la vida de Moisés el llamado al servicio. Él fue preparado como líder en la cúspide del poder, pero tuvo que aprender en la escuela de Dios a servir.
Vemos en la vida de Jacob cómo Dios guía. Nos muestra su voluntad en la Biblia, en oración, a través de consejos de hermanos y dirige las circunstancias. Él da paz y bendición al que le sigue. ¿Estás dispuesto?
Vemos en la vida de Jacob que la voluntad de Dios es clara: hacer lo que Él dice. Su voluntad es progresiva y te guía paso a paso. No es obediencia decir: “Dime primero todo y luego yo veré si lo hago”.
Jacob no solía consultar a Dios, pero lo aprendió con los años. Descubrió que Dios tiene un plan que se manifiesta cuando estoy dispuesto a entregarme a él. ¿Aprenderás más rápido que Jacob?
La vida del patriarca Jacob ocupa la mitad del libro de Génesis. Dios lo llamó y se reveló a él a pesar de sus errores. Es un ejemplo para nosotros, llamados a conocer Su voluntad.
Dios te llama a obedecer como hizo Abraham. Él confió en Dios y fue aprobado. Dios lo bendijo y a muchos a través de él. Si buscas obedecer, Él se ocupará de la bendición.
Dios te llama a obedecer como hizo Abraham. Él confiaba plenamente en que Dios proveería. En ese monte, donde estaría el templo y luego la Cruz, Dios proveyó y Abraham adoró.
Dios te llama a obedecer como hizo Abraham. Obedecer es decir: “Que no se haga mi voluntad, sino la tuya”, aun cuando la prueba te supera y, entre lágrimas, preguntas: “¿Por qué, Señor?”
Dios te está llamando con un propósito eterno. Su llamado te pone a prueba, no para que pases mal, sino para que salgas aprobado. ¿Estás dispuesto a confiar en Dios en la prueba?