Programas

La oración de Saulo fue especial para Dios, y aquí hay 4 razones: 1)Era de todo corazón. 2)Sabía orar de modo que recibiera respuesta, su corazón estaba quebrantado. 3)Nació de santa reverencia ante la Palabra de Dios. 4)Fue el grito de un hombre en el mayor apuro.

Herman Hartwich comenta en este programa sobre las barreras que el hombre construye frente a Dios y a su propia naturaleza.

En los últimos tiempos, Satanás desatará su ira contra el pueblo judío. Él quiere apagar a Israel, por ser el testimonio santo de Dios en la tierra. ¡Pero no le será posible!

“Olas del tiempo final” es el título de esta serie de Norbert Lieth. A través de un interesante estudio sobre la antigua ciudad de Tiro, nos muestra cómo los tiempos finales se van acercando.

“Las naciones, en su esfuerzo por alcanzar riquezas, poder y conocimiento, se dejan guiar más por Satanás que por Dios. La Palabra de Dios, como regla para las relaciones interhumanas, es rechazada y el dios del dinero toma su lugar.

¡Qué maravilloso Salvador! Él no abandona a los Suyos, ni siquiera cuando son llevados para ser probados. En todo lo que nos ocurre, ¡Jesús está presente! Él, el Buen Pastor, está a nuestro lado y lucha en oración por nuestras almas.

¿Conoce usted su propio corazón? ¿Sabe cuánta paja hay en él? En nuestros corazones también se puede encontrar el verdadero amor a Jesús.

“El ser sacudidos en el tamiz de las pruebas es necesario para los cristianos. A través de las sacudidas, se separa en cada vida cristiana lo utilizable de lo inutilizable, allí se separa el trigo de la paja.”

¿Eres tú cristiano? Este programa de Herman Hartwich nos invita a reflexionar sobre lo que realmente significa ser cristiano.

La gran multitud de cambios que se han producido en un marco de tiempo tan estrecho nos sorprende. No obstante, queda claro que todos ellos apuntan en la misma dirección: alejarse del Dios vivo de la Biblia y de Sus ordenanzas.

Aparte de los falsos profetas y falsos Cristos, existen sectas fundadas por ellos y una multitud de cosmovisiones no cristianas. El marxismo, por ejemplo, lucha contra las condiciones laborales injustas. El feminismo se esfuerza por la igualdad social de la mujer. La teología "Dios está muerto" aboga por el amor al prójimo y la sensibilidad hacia otros seres humanos.

Cuanto más avanzan los últimos tiempos, la seducción se vuelve más pérfida, a través de una multitud de ideologías. La apostasía de la verdadera fe toma dimensiones similares a un cataclismo.

Un programa evangelístico de Herman Hartwich titulado "Yendo al encuentro de Dios", que nos habla de nuestra situación con Dios y cómo mejorarla.

El último de tres programas impregnados de profecía, titulado “El nuevo nacimiento del pueblo de Israel”, de Norbert Lieth, en la voz de Herman Hartwich.

En los próximos tiempos vendrá gran tribulación, y bajo el reinado del Anticristo, más personas caerán presa de doctrinas demoníacas. Después de Su segunda venida, Jesús destruirá toda idolatría y falsa profecía.

“El perdón de Dios no es solo un incidente aislado, sino algo continuo. Es un poder que debe influir permanentemente en nuestra vida y liberar de toda atadura.”

El poder del pueblo de Israel radica en su Dios y en sus promesas. Israel no vencerá a sus enemigos por su propio poder o fuerza militar, sino a través del Dios que creó el cielo y la tierra. Él luchará contra los enemigos de Su pueblo.

Israel está en el centro de la tierra, y Jerusalén en medio de Israel. Jerusalén será el centro del futuro dominio del Mesías, que se extenderá sobre todo el mundo, convirtiéndose en el centro de las disputas de las naciones a medida que nos acerquemos a la segunda venida de Cristo.

Podemos acudir a Jesús, nuestro amigo celestial, para adorarlo y presentar nuestras peticiones. Aunque lo busquemos a medianoche, Él estará ahí para nosotros. Jesucristo nos da lo que pedimos, por ser Sus amigos, a cualquier hora.

Muchas personas, en ciertos momentos, en el ardor de la lucha o por circunstancias que aparentan ser lógicas, buscan ayuda donde no puede ser hallada. A los ojos de Dios, eso es una falta de confianza en Él.