¡Cuánta incredulidad hay frente a las promesas de Dios! ¡Cómo nos cuesta confiar en ellas, sobre todo en situaciones de desesperación! Existen tantos pasajes que nos invitan a depositar nuestra carga sobre el Señor.
Además del mensaje de esperanza, el profeta manifiesta calma a pesar de la amenaza de muerte. ¿De dónde proviene esta paz en la adversidad? Él estaba seguro en la presencia de Dios.
Sea cual sea la crisis que estemos atravesando, existe una misma regla para que Dios intervenga: ¡Busca a Dios! ¡Pide perdón si es tu culpa! Espera en Él y dirás: “¿Por qué te abates, oh alma mía?”
En estos pasajes se demuestra la incapacidad humana, que reacciona de diferentes formas, pero sin éxito. La única solución es buscar a Dios. Después de la incapacidad humana, vemos la intervención divina.
En medio de esta crisis, Eliseo demuestra una profunda confianza en Dios. Él permanece tranquilo, a pesar de que querían decapitarlo. La clave está en vivir en la presencia de Dios.
En la historia de Eliseo encontramos relatos en los cuales diferentes personas enfrentaron serias crisis. Estas crisis demuestran lo que realmente hay en nosotros. A veces vienen sin que tengamos que ver con ellas; otras veces, son nuestras decisiones y actitudes las que las originan. ¿Cómo reaccionamos ante ellas y qué solución hay?
¡Cuánta necesidad tenemos de que se abran los ojos para lo espiritual! ¡Seamos canales de luz divina, tanto a creyentes como a inconversos! Que Dios nos utilice para abrir los ojos a los cegados por el pecado.
Jesucristo se acerca al hombre, pero él no puede ver ni valorar que viene para darle lo mejor. Muchos no comprenden la verdad. Cuando se abren los ojos a las verdades espirituales, descubrimos que Él ya había estado a nuestro lado.
En este pasaje podemos ver la fe extraordinaria del profeta. La oración era para él lo más normal, como comunicarse con un amigo en quien confiaba plenamente y de quien esperaba ayuda en cada momento. Él nunca buscó su propia gloria, sino que mostró el carácter de Dios.
Nuestra lucha contra enemigos visibles e invisibles es real. El creyente espiritual reconoce las fuerzas de maldad, pero sabe que con él hay más que con ellas, porque confía en el "Rey de reyes y Señor de señores".
¿Dónde radica la diferencia en reaccionar con miedo o estar en paz a pesar de circunstancias difíciles? Depende de cómo vemos el problema. Si dirigimos nuestra mirada al problema, olvidando a Dios, nos llenaremos de angustia y miedo.
A pesar de los ataques a los principios bíblicos, el siervo de Dios no debe frenar su intervención y ayuda a las almas que van camino a la perdición ante la inmoralidad y la legalización de asesinatos.
Dios nos ama tanto que siempre levanta algún “Eliseo” que nos alerta sobre peligros y señala puntos débiles que quizás no creemos. Demos gracias por estos mensajeros y aceptemos su consejo.
Si en tu vida encuentras fracasos, pérdidas o dolor que te impidan un servicio efectivo, ven a Cristo, reconoce tu problema y confía en la promesa: “el que comenzó la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.”
Es precioso observar que estas personas, dedicadas al estudio de la Palabra y la enseñanza, también se disponen a la labor práctica cuando es necesario. A veces, quienes sirven al Señor en el estudio o la predicación se sienten demasiado finos para una tarea práctica. Pero el que tiene alma de siervo se involucra en lo que haga falta.
En medio de una sociedad apóstata, Dios levantó grupos de personas fieles que se reproducían cada vez más. Para que nuestras iglesias crezcan en esta sociedad perversa, debemos poner a Cristo y Su Palabra en el centro, no en programas o rituales.
Quizás tú también estás en esta posición. Te creías firme para lidiar con la tentación. Te apartaste del Señor, dejaste la lectura de la Palabra y la oración, y te enredaste en los lazos del diablo.
¿Y yo te pregunto: qué lugar tiene lo material en tu vida? Es cierto que debemos vivir de algo y buscar avanzar, pero ¿qué lugar ocupa el Señor? Debemos mirar más las cosas de arriba, las que tienen valor eterno.
Lo que el diablo busca en los hijos de Dios es que se asimilen al mundo, evitando que se diferencien. Busca que no tomemos en serio el pecado, y lamentablemente está teniendo éxito. Esto se refleja en la música, programas de televisión, películas, lugares que frecuentamos, amistades y modas que seguimos.
Aunque Giezi vio el compromiso de Eliseo y no tomó regalos para que conociera al verdadero Dios, él no se comprometió con la causa divina. Muchos cristianos también se encuentran en esta situación.