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30 abril, 2024El Dr. Jorge Patpatian comparte con nosotras los factores de riesgo que pueden conducir a enfermedades cardiovasculares, y qué medidas podemos tomar ahora para crear un futuro saludable para nuestro cuerpo. No te pierdas de conocer más sobre este tema y los consejos que nos trae el Doctor.
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EA 1173 – Entre Amigas –
Riesgos cardiovasculares
Entrevista a Jorge Patpatian
Jorge: Es un gusto poder tratar este tema y yo digo que es un gusto, no por el hecho de que esto sea agradable sino por el hecho de poder compartir. ¿Por qué? Porque debemos saber dos cosas que son importantes. En primer lugar, las enfermedades cardiovasculares son una de las primeras causas de muerte después de los 40 años. Eso da mucho peso para pensar cómo nosotros podemos prevenir, cómo podemos tener una vida adulta, una vida en la cual no hagamos aquellas cosas que nos pueden llevar a una enfermedad cardiovascular. Y para esto tenemos que saber algunas cosas. En primer lugar, nosotros tenemos factores modificables y factores no modificables. Es decir, hay cosas que son factores predisponentes para que podamos tener una enfermedad cardiovascular.
¿Cuáles son? La edad, por ejemplo. Un hombre, una mujer mayor de 40, 50 años, tiene un factor de riesgo que es su propia edad. Habitualmente en chicos de 15, 20 años, no se ve. Pero a partir de una determinada edad es un factor de riesgo que yo no puedo modificar. La biología viene. Viene sin permiso. Tenemos que comprender que en esta etapa de la vida hay muchos cambios hormonales, existenciales, uno se pone a pensar a los 45, 50 años, en aquellos sueños que emprendió a los 20, empieza a mirar para atrás, a esa edad se le suman algunos factores hormonales que pueden ser factores de riesgo para tener una enfermedad cardiovascular.
En primer lugar, la alimentación. Ese es un factor modificable. Yo puedo modificar mi alimentación y a través de este cambio en los hábitos alimenticios nosotros podemos tener la posibilidad de evitar enfermedades cardiovasculares. ¿Por qué? Porque una alimentación que no es balanceada, que no es adecuada, existe riesgo de que nosotros podamos caer. Podemos caer en una enfermedad cardiovascular a partir del momento de tener una mala alimentación. Y básicamente nosotros tenemos la posibilidad de prevenir 3 elementos con la alimentación. En primer lugar, el aumento de peso, y sobre todo el aumento de peso abdominal, que aparece a determinada edad. Incluso en mujeres posmenopáusicas. Sabemos que la obesidad abdominal no es una característica de la mujer. Sin embargo, a medida que pasan los cambios hormonales posmenopáusicos, en el período del climaterio, la mujer comienza a tener también obesidad abdominal.
Y es justamente esa localización que caracteriza a las enfermedades cardiovasculares como un factor de riesgo. Entonces todo lo que nosotros podamos hacer para tener y mantener un peso corporal adecuado, todo lo que podamos hacer para recibir una alimentación balanceada, natural, sobre todo aquellas situaciones que nos pueden llevar a una alimentación que es rica, por ejemplo, en grasas, en grasas saturada, esa comida chatarra a la que hoy estamos acostumbrados, esa comida que muchas personas comen rápido fuera de la casa, todo eso me va a pasar factura en algún momento, porque esto produce aumento de peso, aumenta el colesterol, aumentan los triglicéridos , y tenemos que ver también que una dieta que no está balanceada, que se come mal, se podrá comer saborizadamente, gustosamente, pero que contiene mucha sal, mucho cloruro de sodio, es un factor de riesgo cardiovascular. Entonces hay dos o tres elementos que debemos tener en cuenta. En primer lugar, evitar las grasas saturadas, que son esas grasas que se procesan, se industrializan, es decir, todas aquellas grasas que nosotros comemos, producto de un proceso de industrialización son peores que aquellas grasas naturales que ya el organismo puede recibir y que pueden ser muy saludables. Por ejemplo, el huevo. El huevo no procesado es una fuente de colesterol y de grasas. Pero ese colesterol y esas grasas son necesarias para nuestras células.
Tenemos que reconocer que el peligro de todo esto es que las placas de ateroma se formen, me tapen las arterias y, sobre todo, las arterias coronarias, y esto termine en un infarto de miocardio. Entonces la alimentación debe ser adecuada. El peso corporal debe ser adecuado. Evitar comidas que contengan demasiada sal, demasiadas calorías y grasas que puedan ser procesadas en forma industrial, que puedan ser perjudiciales para nuestra salud. Todo esto se resumen en un tipo de dieta que se llama “dieta mediterránea”, porque se encontró que en la cuenca del mediterráneo hay un tipo especial de alimentación, mucho más natural, mucho menos procesada, y eso trae como consecuencia que estas personas que vivían en el lugar que yo describo, tienen menor posibilidad de tener o de contraer enfermedades cardiovasculares. Los científicos empezaron a estudiar qué es lo que pasaba en esa zona, y se dieron cuenta de que una de las razones por las cuales tenían menos enfermedades en el corazón era porque justamente cumplían una dieta mucho más adecuada.
El ejercicio físico es un factor modificable y preventivo de las enfermedades cardiovasculares. Pero ¿qué es lo que sucede? Cuando uno hace ejercicios físicos tiene que reconocer que hay determinados ejercicios, sobre todo los ejercicios aeróbicos, por ejemplo, caminar, andar en bicicleta, de una manera no fatigosa, de una manera no extenuante, la posibilidad que me da ese tipo de ejercicios es incentivar algo muy importante que tenemos que saber, y yo lo comparto con las oyentes, es que me va a dilatar las colaterales de las arterias coronarias. Nosotros tenemos 3 arterias muy grandes en las coronarias, que son las que nutren el corazón. ¿Por qué viene un infarto? Porque hay una obstrucción en una de las arterias. Ahora, una de las cosas que pasa con el ejercicio físico es que me dilata alguna de las arterias coronarias, de las chiquitas, de las que no tienen un calibre muy elevado, pero a medida que pasa el tiempo de ejercicio, se van dilatando esas arterias. Entonces frente a un problema cardiovascular yo tengo la posibilidad de que esas colaterales puedan irrigar y evitar un infarto de miocardio.
Ahora, si uno no hace nunca ejercicio, si uno tiene un estrés, por alguna situación particular, el hombre trabaja todo el día, tranquilo, tomando mate, descansando y dice “me voy a jugar al futbol”. Se toma su copita, almorzó una buena parrilla, va a jugar al futbol, y puede pasar cualquier cosa. Entonces uno puede ver que en determinadas circunstancias un individuo que no está preparado para determinadas tareas, el cuerpo se pone a prueba. Entonces esas arterias a veces no dan. Y si le sumamos a eso enfermedades silenciosas que nosotros podemos tener, por ejemplo, hipertensión arterial o diabetes, eso se suma como un factor de riesgo que esa persona puede enfrentarse a un infarto de miocardio. Esa persona que nunca hace deportes, que nunca se controló y que tiene un colesterol elevado, que tiene una obesidad abdominal prominente, que no se controla, que no tiene chequeos médicos, y si le sumamos que es hipertenso, y si todavía lo vemos como un fumador, que fuma una cajilla de cigarros por día, puede tener en cualquier momento una enfermedad cardiovascular. Estos factores que estamos mencionando hoy, la alimentación, el ejercicio adecuado, el comer menos sal, el comer una dieta mucho más natural, evitando aquellas grasas industrializadas, una dieta donde nosotros cuidemos nuestro peso corporal, y si le sumamos a eso evitar la diabetes, la presión arterial elevada, estas son enfermedades silenciosas. Las personas obesas tienen un factor de riesgo sumado, que es su peso corporal. Pero eso no quita que las personas con menor peso puedan ser pasibles también de tener una enfermedad cardiovascular. Lo que pasa es que la obesidad es un factor de riesgo adicional.
Entonces viene un paciente a mi consulta y yo lo veo obeso, lo veo hipertenso, fumador, con un colesterol elevado, le sumo a eso que tiene una glicemia elevada, tiene todo para tener un infarto en cualquier momento. Entonces le tengo que decir “o usted para la máquina y cambia de vida, o la máquina va a parar. Usted tiene que hacer un cambio de vida”. No es solamente tomar pastillas. A veces las necesitamos, pero evidentemente que tenemos que cambiar ciertos hábitos de vida. Y eso es lo más difícil. Yo siempre digo “muchos de nosotros que tenemos vehículo conocemos muy bien el nivel de aceite de nuestro motor. Pero no conocemos el nivel de aceite de nuestra sangre”. Estas enfermedades silenciosas son las que me llevan a enfermedades cardiovasculares. Tengo que hacerme un chequeo médico, tomarme la presión, hacer un análisis, saber el perfil lipídico que tengo. El perfil lipídico es el perfil que me muestra cómo están las concentraciones de colesterol, de triglicérido, sabemos que hay un colesterol bueno y uno malo, que la relación entre ambos es un factor de riesgo cardiovascular, entonces todo esto hace que uno diagnostique a un paciente y le diga “vamos a cambiar su hábito de vida”.
Y esto se logra de a poco. Yo no puedo, evidentemente, exigirle a un paciente que, si fumó toda la vida, si nunca se cuidó, si come almuerzo y cena lo que venga porque no tiene otra opción, tenemos que empezar de a poco. Como decimos vulgarmente, la mejor manera de comerse un elefante es de a poco. Con esto pasa lo mismo. Hoy voy a comer con menos sal y voy a tener 20 días de tomar esa actitud, esa decisión. Si 20 días logro comer con menos sal, el problema va a ser menor. Segundo, voy a tratar de bajar de peso. ¿Cómo? Haciendo más ejercicio, comiendo menos aquellos alimentos que son muy hipercalóricos, que me pueden llevar a un aumento de peso, como por ejemplo los hidratos de carburo en exceso, los dulces, los azúcares, todo eso. Hoy, lamentablemente, tenemos una costumbre cultural de usar azúcar refinado para todo. Después se pasa factura. Disfruto hoy, pero me enfermo mañana. Uno tiene que tomar una decisión y un hábito de vida. En estas cosas uno crea futuro. Mi vida es frágil, puedo salir de acá y tener un accidente, una situación inesperada, es cierto. Pero si vivo con una expectativa de vida hasta los 85 años en Uruguay, hoy, tengo que saber que de aquí a esa edad voy a vivir mal si soy hipertenso, obeso, diabético, fumo, y no hago ejercicios. Yo ya se lo que me va a pasar a mi a los 75, 80 años, si Dios me da vida, voy a seguir viviendo y voy a vivir mal. Entonces, ahora que somos un poco más jóvenes que eso, preparémonos porque creamos futuro.
Hay situaciones estresantes, también, como dificultades familiares, problemas que se notan en la economía. Yo me acuerdo de un texto de David, donde decía “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado”. Y yo creo que la fe, la esperanza, el desarrollar el sentido de trascendencia, evidentemente que nos va a dar a nosotros elementos muy importantes para que podamos evitar enfermedades cardiovasculares. Sabemos muy bien que la angustia, la depresión, los momentos difíciles de la vida, los problemas vinculares familiares, que no se pueden enfrentar y que no tenemos herramientas espirituales, psicológicas, existenciales, trascendentes para evitar ese problema, pueden ocasionarnos aún enfermedades cardiovasculares. La historia de Uruguay te lo dice. Sabemos muy bien que cuando se quebró la tablita en el 1982 se suicidó, porque tenía deuda en dólares y no pudo enfrentar la situación, vinieron infartos, enfermedades cardiovasculares, solamente porque de un día al otro la tablita pasó de 13 pesos el dólar a 18 y a 21. Preferían matarse antes de que fuera imposible pagar las deudas.
Entonces todo esto nos habla de que pueden existir situaciones estresantes. Pero lo que yo le quiero dejar a los oyentes es que creamos futuro, que son enfermedades prevenibles, que debemos apuntar a muy largo plazo. Esto es tan silencioso que aparece a los 10, 15, 20, 25 años posteriores. A partir de los 40 puede venir, pero también puede aparecer a los 65 años. Esto, yo digo hablando en términos vulgares, hay que tirar la pelota para adelante. Es decir, cuanto más lejos aparezcan estas cosas, mejor. Y eso depende de nosotros también.
Victoria: Queremos agradecerle especialmente a Jorge Patpatian por este programa y queríamos proponerles a ustedes, junto a estas recomendaciones que realizaba el médico, algunas acciones que, como él decía, tienen que hacerse de a poco. Una de las propuestas la vamos a tomar en base a las recomendaciones que hace la Organización Mundial de la Salud, quien propone plantearlo en semanas. Por ejemplo: En la primera semana de cambios que vamos a realizar en nuestro comportamiento, propone iniciar el día con un desayuno incorporando una fruta, y preferir panes o cereales integrales. También dedicar 30 minutos a caminar diariamente al aire libre. Esas recomendaciones son durante la primera semana. En la segunda semana mantenemos esas recomendaciones, pero añadimos controlar las cifras de presión arterial. Si consumimos tabaco o nicotina recordar que ese consumo, en cualquiera de sus formas es nocivo para la salud cardiovascular y por eso hay que dejar de fumar lo antes posible. Para ello tenemos que consultar con nuestro prestador de salud. En la tercera semana debemos agendar una cita para un chequeo cardiovascular y sumar medio plato de vegetales en nuestras comidas principales. Podemos preparar aguas con sabores de frutas y hierbas preferidas para sustituir las bebidas y jugos azucarados.