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Autor: Fredy Peter

Todos, hasta la persona más creyente, nos preguntamos ¿hasta cuándo llegará la escalada de maldad en el mundo? Y ¿cómo es posible que a las personas “buenas” les sucedan cosas malas y a los impíos les vaya bien? Esta no es una pregunta nueva, ya que leemos en la Biblia que Salmos 94, es una expresión de indignación presentada ante el Señor. Éste será nuestro tema de estudio en los próximos programas.


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PE2994 – Estudio Bíblico
Señor, ¿Hasta cuándo? (1ª parte)



Amigos, ante las dificultades, el sufrimiento y la injusticia que a veces experimentamos en los vínculos familiares, en el trabajo o en la sociedad, muchos se preguntan: ¿Cómo continuará todo esto?

¿Cómo podemos conciliar las duras experiencias personales, los trágicos acontecimientos sociales y el sufrimiento en el mundo con la omnipotencia de Dios? Es probable que oremos diciendo: “Señor, ¿dónde estás?, ¿por qué los inocentes que te temen sufren mientras los culpables prosperan sin ti?, ¿por qué hay tanta injusticia? Señor, ¿hasta cuándo?”.

Esta pregunta es el tema central en el Salmo 94, y es casi tan antigua como la humanidad misma. El salmo da una descripción de la sociedad que en muchas cosas es muy parecida a la de este siglo XXI.  Describe el clamor de todas las generaciones de creyentes que han sufrido la injusticia. El Salmo habla del aparente triunfo de los injustos sobre los justos; sin embargo, presenta razones por las que los hijos de Dios podemos y debemos tener esperanza a pesar del incomprensible sufrimiento.              

Al mismo tiempo, no debemos perder de vista que este salmo se dirige sobre todo a Israel, después de todo, forma parte de su cancionero.

El salmo 94 es un cántico personal y profético que describe las circunstancias de los últimos tiempos, poco antes del regreso de Jesús y el establecimiento de Su reino en la Tierra. Y finalmente, este salmo será cantado por el remanente creyente de Israel cuando, durante el período de la Gran Tribulación, suplique como en el verso 3 de este salmo: “Señor, ¿hasta cuándo?”

¿Quién es este remanente fiel? y ¿Cómo sabemos que este salmo describe el tiempo justo antes del regreso de Jesús?

Indaguemos un poco en el texto con el fin de responder a estas preguntas.

El primer evento que esperamos en la agenda profética de Dios es el Arrebatamiento. Pablo describe este glorioso acontecimiento en 1 Tesalonicenses 4:16-18: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras”.

Luego de este evento, el período de la tribulación de siete años comenzará con el reino del Anticristo, seguido por los juicios sin precedentes de parte de Dios.

Jesús dice de este tiempo de tribulación en Marcos 13:20: “si el Señor no hubiese acortado aquellos días, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos que él escogió, acortó aquellos días”.

Estos “escogidos” constituyen el remanente creyente, es decir, personas que creerán genuinamente en Cristo durante el tiempo de la tribulación y se negarán a adorar al Anticristo y a aceptar su “marca [] o el nombre de la bestia o el número de su nombre”.

Como consecuencia de haber tomado esta decisión, no van a poder comprar ni vender y serán cruelmente perseguidos. Vemos que la tecnología que hará posible este plan de control absoluto sobre las personas ya está disponible.

En Shanghái y otras ciudades chinas la población es controlada a través de innumerables cámaras colocadas en las calles y edificios:

Si, por ejemplo, alguien cruza la calle en rojo, su nombre y su cara aparecen en tiempo real y de forma pública en una gran pantalla digital. China dice que esta medida conducirá a una mayor seguridad y orden. Es más, lo que no ve la cámara, lo ve el móvil […]. Este país está introduciendo un sistema de crédito social. El Estado determina, usando criterios no revelados, cuán honesto, rico, digno de confianza o políticamente correcto es una persona, otorgándole puntos de crédito digital […]. Gracias a los más de mil millones de usuarios chinos que reservan, piden y pagan todo a través de las aplicaciones de su celular, esto avanza de manera exponencial. Las personas con poco crédito se ven restringidas en su libertad de movimiento […]. Uno de los pocos periodistas independientes que quedan, dijo no poder viajar ya en tren o en avión: cuando hace una reserva, mandan un mensaje a su teléfono móvil con el siguiente aviso: “Está registrado como persona deshonesta. Temporalmente no podrá comprar un billete”. Tampoco puede obtener su vivienda ni comenzar un negocio.

Ahora bien, podríamos decir que se trata de China, un país lejano que no nos concierne.  Pero el informe también reveló que son cada vez más los Estados que empiezan a interesarse en un sistema similar.

Amigos, ¡Ya podemos ver las amenazantes sombras del futuro Gobierno anticristiano en el horizonte! Frente a esto, preguntamos ansiosos: “Señor, ¿hasta cuándo?” El período de siete años de tribulación terminará finalmente con el regreso del Señor Jesús, que, con gran poder y gloria, establecerá Su reino milenial de paz y hará justicia por fin.

¿Cómo sabemos que el salmo 94 hace referencia especial al remanente judío y describe el tiempo de horror previo a la venida de Jesucristo?

Como ya dijimos: los salmos son el cancionero y el libro de oraciones del pueblo de Israel. El salmo además menciona dos veces al pueblo de Jehová en los versos 5 y 14, y Dios se presenta en el versículo 7 cómo el “Dios de Jacob”.

El Salmo 94 es uno de los llamados “salmos imperiales” o “salmos del Rey Jehová”, que van desde el 93 al 100 y describen la fundación del Reino Milenial de Jesucristo.

Recorramos este grupo de salmos, para ver cómo comunican que Jesús será el Rey de Israel y SEÑOR de todas las naciones.

El Salmo 93 canta del Señor como Rey,

El Salmo 95 menciona la adoración del Rey.

Los salmos 96 y 97 describen la majestad y el poder del Rey, respectivamente.

En el Salmo 98 encontramos la alabanza al Rey

Y el salmo 99, describe la santidad del Rey.

Y finalmente el salmo 100 es una exuberante acción de gracias al Rey.

En el contexto de esta serie de salmos sobre el futuro Gobierno soberano de Dios está nuestro salmo 94 y habla acerca del justo juicio del Rey que precede al establecimiento de Su reino

Comencemos con la primera estrofa de este cántico personal y profético. Es una introducción que consta de tres versos; comienza con la insistente petición de los fieles.

El versículo 1 dice: “Jehová, Dios de las venganzas, Dios de las venganzas, muéstrate”. Un comienzo notable y rotundo, pues este es el único pasaje en toda la Biblia en el que se nombra al Señor como el “Dios de la venganza”.

Nos gusta llamar al Señor “Dios de amor”, “Dios de paz”, “Dios de esperanza”, “Dios de toda gracia” o “Dios de todo consuelo”, pero aquí encontramos a Dios como “Dios de la venganza”. Dos veces es llamado así en la misma frase. Muchos cristianos no saben qué hacer con una expresión como esta.

El teólogo Arthur W. Pink comentó acerca de la actitud casi avergonzada de los creyentes:  

“Es triste encontrar a tantos que profesan ser cristianos que aparentemente consideran la ira de Dios como algo por lo cual tienen que pedir disculpas, o al menos les gustaría que no hubiera tal cosa… Otros abrigan el error de que la ira de Dios no es coherente con Su bondad, y por eso intentan borrarla de sus pensamientos… Pero a Dios no le da vergüenza proclamar que la venganza y el enojo son Suyos…

La ira de Dios es tanto una de las perfecciones divinas como lo es Su fidelidad, poder o misericordia… La misma naturaleza de Dios hace del infierno una necesidad tan real como el Cielo.”

 ¿Le pareció este fragmento duro de escuchar? Dios es santo, lo que significa “apartado del mal”. Está separado del pecado y, por lo tanto, también lo rechaza. El profeta Habacuc dice acerca de Dios: “Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio.

¿Cómo haríamos para presentarnos delante de Dios? ¿Cómo podríamos aspirar a tener una eterna comunión con Él, siendo Él Perfecto en santidad y nosotros viles pecadores? Sin duda, necesitamos que alguien nos limpie de nuestro pecado, que alguien nos libre de nuestra culpa. ¡Y eso es exactamente lo que Jesús hizo en la cruz por nosotros!

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