Verdadera búsqueda espiritual (5ª parte)

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Autor: Esteban Beitze

¿Quién fue la reina de Sabá? ¿Sabemos algo de ella además de su visita al rey Salomón? ¿Qué importancia tiene este pequeño relato dentro de la Biblia? ¿Qué puede enseñarnos a los cristianos del siglo XXI?


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PE2447- Estudio Bíblico
Verdadera búsqueda espiritual (5ª parte)


 


Amigo, quisiera comenzar el programa de hoy con los dos últimos pasos necesarios para este proceso de renovación de las vestiduras internas. Ya hablamos de quitarse “las viejas vestiduras” y de renovar la mente. En tercer lugar, en Efesios 4 leemos que es necesario vestirse del nuevo hombre, “creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Ef. 4:24). Debemos vestirnos de aquellas actitudes que glorifiquen al Señor. La carta a los Colosenses nos menciona algunas preciosas prendas: “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto” (Col.3:12-14). En Romanos capítulo 13, Pablo pasa a dar la indicación de lo que sí debería ser nuestra vestimenta en contraposición de aquella que deberíamos quitar: “sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne”. La forma en la cual podemos llevar un vestido que honre a nuestro Rey y dé un buen testimonio de Él, es llenándonos de las cosas divinas, aquellas que nos acercan más a Cristo y alejarnos de todo aquello que promueva los deseos carnales en nuestra vida. Amigo, estoy absolutamente convencido de que si cada creyente estuviera utilizando estos vestidos, nuestras iglesias serían completamente diferentes y crearíamos un impacto en los demás aún mucho mayor que el que tuvieron los vestidos de los siervos de Salomón en la reina de Sabá.

Por último, no debemos olvidarnos de protegernos adecuadamente contra los ataques del enemigo. Una de las cosas que más deshonra ha llevado a la causa y la persona del Señor es cuando los suyos caen y viven en el pecado. Por todos lados se escuchan y a veces hasta salen en los medios informativos, los tropiezos o formas de vivir pecaminosas de los que se llaman cristianos. Esto daña la obra, desacredita el Evangelio, pero sobre todo, deshonra a Cristo por el cual tomamos el nombre de cristianos. Por lo tanto, Pablo nos exhorta en Efesios 6:11: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”. Estando bien protegidos, también honraremos al Rey al no caer en las tentaciones y ataques del diablo.

Retomando el relato de 2º de Crónicas, recordamos que la reina de Sabá quedó maravillada al observar la sabiduría, la gloria, la comida y el estado de los siervos de Salomón. En último lugar, quedó sorprendida también por su obra. El versículo 4 del capítulo 9 pone énfasis en “la escalinata por donde subía a la casa de Jehová”. Había algo en ella que llamó mucho la atención de la reina, y la respuesta la encontramos un poco más adelante en este relato. En los versículos 10 y 11 leemos: “También los siervos de Hiram y los siervos de Salomón, que habían traído el oro de Ofir, trajeron madera de sándalo, y piedras preciosas. Y de la madera de sándalo el rey hizo gradas en la casa de Jehová y en las casas reales, y arpas y salterios para los cantores; nunca en la tierra de Judá se había visto madera semejante”.

De esta madera de sándalo fue hecha la escalinata al templo de Dios. Quien investiga un poco más descubre que esta madera era traída de Ofir por vía marítima, en grandes cantidades, durante el reinado de Salomón. De ella se hicieron columnas, balaustradas y los marcos de las arpas y de las liras (1R.10:11,12; 2Cr.9:10,11). El árbol es originario de la India y de las islas orientales; es de pequeño tamaño, frondoso, y algo semejante al mirto. Esta madera odorífera aún hoy sirve de incienso en los templos y hogares de India y China, y en India, es considerado un árbol sagrado. La madera es empleada en ebanistería para la talla de cajas, marcos, peines y otros objetos pequeños. Ahora bien, Salomón trajo gran cantidad de madera de cedro y ciprés del Líbano con la cual revistió por completo el templo, tanto las paredes como el piso (1R.6:15). Ya estas maderas eran de gran valor, vistosas y de resina con un olor agradable. Pero llama la atención que para la escalinata al templo y para los instrumentos que habrían de ser usados allí, trajo una madera aún más vistosa y perfumada. No escatimó esfuerzos ni costos en traerla de lejos. No es casualidad que esto le haya llamado tanto la atención a la reina de Sabá. Lo mejor, lo más lindo, lo más caro y lo más agradable fue dedicado para el Señor.

Si pensamos en el paralelo entre Salomón y Cristo, no podemos más que pensar en Su entrega absoluta y completa. Esto queda bien claro en el pasaje de Filipenses 2:5-8: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. El Señor Jesús estuvo dispuesto a una entrega absoluta, profunda y humillante de todo Su ser y de toda Su vida, para cumplir con la voluntad del Padre por amor a nosotros. Al igual que esta madera, al herirlo, ascendió un perfume agradable a la presencia del Padre, era Su obediencia y entrega, que lograban nuestra salvación.

Al ver esto, a nosotros nos toca imitar Su ejemplo, pues el pasaje de Filipenses dice: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”. Jesús y Salomón pusieron lo mejor a disposición de Dios y el culto a Él. ¿Qué tal nosotros? Démosle lo mejor al Señor y quedaremos asombrados por cómo esto impactará en nuestro entorno. Dios no lo dejará sin bendición. En el Primer Libro de Samuel dice: “Yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco” (1S. 2:30). Usted podrá ver, amigo, que nuestra vida y obra será un perfume que sube a la presencia de Dios y todo nuestro entorno también estará embebido del mismo. Así también nuestro testimonio es apreciado por Dios como un perfume. En la Segunda Carta a los Corintios Pablo expresa: “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden” (2 Co. 2:14,15). Pablo muestra que nuestro testimonio, nuestra predicación, sea esta aceptada o no, es recibida como un perfume por el Señor.

Salomón también había usado la madera sándalo para el templo como para sus palacios: “Y de la madera de sándalo el rey hizo gradas en la casa de Jehová y en las casas reales”, nos enseña el texto bíblico. Si nuestra predicación, nuestro testimonio personal, es visto por Dios como un perfume, ¿no debería haber más de ello en nuestro diario vivir? Nuestro testimonio debería impactar a cualquiera empezando por nuestra casa, nuestros familiares, vecinos, amigos y luego teniendo en cuenta el mundo entero. Y aún si este testimonio no fuera tenido en cuenta o no diera resultado en el sentido de fruto, no nos tenemos que desanimar, porque sigue siendo olor agradable a Dios. Amigo: ¿dónde estás derramando tu perfume? Para que sea eficaz, tiene que empezar a los pies del Señor. Recién allí el perfume puede llenar toda tu casa e incluso más allá de ella. Tenemos que poner a los pies del Señor el pedido por las almas no salvadas de nuestro entorno inmediato o lejano. Nómbralos en la presencia del Señor y no te desanimes si no ves fruto enseguida. Pueden pasar años, pero Dios escucha nuestras oraciones. Sigue “armando escalinatas de sándalo” en la presencia del Señor y en tu casa. Seguirá habiendo gente que será impactada por este perfume.


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