Viviendo por encima del promedio – IV (1ª parte)
20 agosto, 2015Viviendo por encima del promedio – IV (3ª parte)
21 agosto, 2015Autor: William MacDonald
El autor nos lleva a varios grandes momentos en el tiempo, cuando los cristianos tomaban los dichos de Jesús literalmente, amando a sus enemigos, perdonando a sus enemigos, devolviendo bien por mal, resistiendo sin represalias, dando sin esperar algo a cambio a la brevedad, sólo preguntándose: “¿Qué haría Jesús?”, y luego haciéndolo.
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PE2123 – Estudio Bíblico
Viviendo por encima del promedio – IV (2ª parte)
¿Cómo están, amigos? El primer testimonio se titula: “Descalzos en la iglesia”.
Escribiendo en “Nuestro Pan Diario”, Denis DeHaan nos cuenta de una pequeña crisis que surgió en una gran iglesia suburbana. Un domingo, un joven cristiano de una universidad cercana entró descalzo, vistiendo una camiseta y jeans. La congregación de pronto se inquietó. ¿Acaso no sabe que no se asiste a la iglesia descalzo? ¿No se da cuenta de que los hombres tienen que usar traje y una camisa de vestir?
Bueno, las bancas estaban tan llenas que Bill tuvo que ir hasta adelante del todo. Y como allí no había asientos libres, se sentó en el suelo, bien en frente del púlpito. Nadie había hecho esto antes. Fue un día de tradiciones rotas, y no les sentó bien a algunos feligreses.
Entonces un anciano artrítico rompió con otra tradición. Tomando su bastón, se dirigió hacia el frente. Ahora, ¿qué iba a suceder? Soltó su bastón, e inclinándose dolorosamente, se sentó junto al joven Bill. No quería que este joven se sintiera solo y rechazado.
Me hace recordar un incidente similar que ocurrió en una capilla no muy lejos de donde vivo. Era en la época de los hippies, los hijos de las flores, la generación del amor. Un creyente nuevo apareció descalzo en la reunión de la Cena del Señor. No muchos le prestaron atención al hecho, pero una anciana se sintió obligada a ponerlo en su lugar al finalizar la reunión. Un anciano vio lo que estaba sucediendo y, entonces, cuando ella terminó su discurso, él se acercó, rodeó al joven con su brazo, y le dijo: “No te fijes. Creo que son hermosos.” Él respondió: “Bueno, son originales.”
Me quito el sombrero ante el anciano artrítico y el compasivo. Y también ante cualquier creyente que pueda ver más allá de lo externo y detectar un corazón que ama al Señor Jesús. La crítica sólo los alejará. El amor los ayudará a crecer. El espíritu Cristocéntrico dice: “Dejen que vengan a Mí.”
Les invito ahora a escuchar este impresionante testimonio: “Derribados en el Amazonas”.
Jim y Roni Bowers habían ido al consulado en Letitia, Colombia, para conseguir una visa de residencia para Charity, su hija recién adoptada (de siete meses). Ahora volaban de regreso a su casa flotante en Iquitos, Perú, en el hidroavión Cessna de su misión. El piloto era un colega misionero y, además, íntimo amigo, Kevin Donaldson. Asomándose por una de las ventanas de atrás estaba Cory Bowers (de siete años), fascinado por el exuberante paisaje peruano.
Pronto Kevin y Jim notaron que un avión de combate de la fuerza aérea peruana los estaba siguiendo. No habían visto que había otro jet con tripulación de la CIA que estaba cooperando con el avión de combate, parte de un operativo masivo para detener el flujo de drogas en esa área. La CIA dice que ellos le aconsejaron al piloto peruano que investigara con cuidado antes de dispararle al Cessna, pero fue demasiado tarde.
Una bala atravesó la espalda de Roni, y luego la cabeza de Charity, quien estaba en brazos de Roni. Ambas murieron instantáneamente. Otra bala destrozó la pierna derecha del piloto. Y otras agujerearon el tanque de combustible, y prendió fuego al avión. Jim pudo apagar el fuego en la cabina y Kevin milagrosamente asentó el avión en sus pontones sobre un afluente del Amazonas. El piloto de combate seguía disparándoles a los misioneros, aun después que el avión se había detenido.
Para entonces, el avión estaba en llamas, pero Jim pudo salvar los cuerpos de su esposa e hija, y sacarlos hasta el agua. Se sentía bastante tranquilo a pesar del infierno que estaban viviendo.
Kevin nadó con Cory en su espalda mientras Jim se alejaba del avión en llamas cargando los cuerpos de Roni y Charity. Las sostenía con sus rostros hacia abajo para que Cory no viera las caras de su madre y su hermana muertas. Cuando el avión se hundió lo suficiente para extinguir el fuego, Kevin y Jim volvieron y se sostuvieron de uno de los flotadores del avión. Pronto aparecieron algunas personas de allí para ayudarlos en un bote motorizado.
Las autoridades peruanas y la tripulación de vigilancia de la CIA se culpaban unos a otros por el asesinato y el derribamiento del avión sin sentido alguno. Y en total contraste estaba la actitud cristiana de Jim Bowers, Kevin Donaldson, y la sede de la misión en los Estados Unidos. No había dedo acusador, ni ninguna amenaza de demanda. En lugar de eso habían repetidos testimonios de fe en el Señor y de sujeción a Él.
Luego, Bowers dijo: “Nuestra actitud hacia los responsables fue de perdón. ¿No es asombroso? Pues no debería serlo para nosotros los cristianos. He estado orando por ellos (los pilotos). He hablado con su supervisor al respecto. Y está muy interesado en saber más del Señor. Lo he llamado desde aquí (desde casa). Así que en ese sentido todo va bien. Sin resentimientos.”
A pesar de su terrible pérdida, dijo: “Tanto Cory como yo estamos experimentando una paz inexplicable.” La revista Newsweek comentó: “Pocos tienen una fe tan inquebrantable.”
En la reunión en memoria de su devota esposa y su bebé, Jim pudo mostrar el rayo de sol en medio de la tormenta. Vio la mano de Dios en una serie de milagros que ocurrieron ese doloroso día.
De la descarga de balas que penetraron la cabina, ni una le dio a Cory o a él a pesar del hecho de que una de las que vino por detrás de él hizo un agujero frente al lugar donde estaba sentado.
El extinguidor funcionó maravillosamente bien por un rato, contrario a lo que generalmente sucedía. Estaba sorprendido.
Si la bala que mató a Roni y Charity no se hubiese detenido donde lo hizo, probablemente hubiera matado al piloto, y en ese caso todos los ocupantes del avión habrían muerto.
Ni Cory ni él quedaron aterrorizados. No hubo gritos ni llantos. Experimentaron la paz de Cristo que sobrepasa todo entendimiento. Pudieron pensar claramente y reaccionar rápidamente.
Un piloto necesita usar las piernas para aterrizar un Cessna. A pesar de la seria lesión de Kevin, todavía pudo ubicar el avión a salvo sobre el río, aunque estaba muy lejos de donde les dispararon la primera vez. Kevin sabe que fue el Señor quien piloteó el avión hasta el agua.
Jim tuvo la fuerza suficiente para sacar los cuerpos de Roni y Charity del avión a pesar de las llamaradas. Se maravilla de no haber sentido el calor del fuego. Estaba frío. Su experiencia es como un espejo de la de los tres hebreos en el horno de fuego (de Daniel 3:27).
Cuando el avión se hundió lo suficiente como para extinguir las llamas, Kevin, Cory y Jim pudieron sostenerse de uno de los pontones y mantenerse a flote. Un bote motorizado llegó justo cuando Kevin y Jim se estaban quedando sin fuerzas para seguir a flote con Cory y los dos cuerpos.
Fueron derribados sobre un poblado donde Jim tenía algunos conocidos. Estas personas fueron testigos de lo que había sucedido y tenían una radio para pedir ayuda. Esta radio, en particular, funcionaba. Cuando Jim usó la radio para llamar a la esposa de Kevin, ella estaba en casa. Un piloto amigo estaba justo ahí, listo para volar a buscar a Kevin y llevarlo al servicio de emergencia.
Cory y Jim experimentaron una paz sobrenatural, obviamente en respuesta a las oraciones del pueblo de Dios. Algunas personas le dijeron a Jim que no le iba a durar, pero él tenía la confianza de que sí.
Un último milagro. Los Bowers, los Donaldson y todos los cristianos que estaban involucrados de alguna manera, tuvieron una actitud perdonadora hacia quienes fueron responsables por la tragedia. Fue el amor de Dios que se derramó ampliamente en sus corazones.
Roni y Charity no murieron en vano. Su partida movió un nuevo interés por la obra misionera. La gente se ha visto desafiada a responder a la Gran Comisión. Jim dijo: “Creo que Él quería despertar cristianos dormidos, incluso a mí mismo, y quizá más que nada despertar a aquellos que tienen poco o ningún interés en Dios.”
Finalmente, Dios extendió la vida de Cory, dándole una oportunidad de recibir a Jesucristo como Señor y Salvador.
A medida que pasa el tiempo, se hace más y más evidente que el mundo ha visto una vívida imagen de que los cristianos son diferentes. Un noticiero del horario central dio un informe bastante completo del atentado del 24 de mayo de 2001. En ese programa, Diane Sawyer llamó al incidente “una historia de amor humano, y sufrimiento, y un tipo de fe absoluta, que la mayoría de nosotros sólo contemplamos desde lejos.”