La Realidad del Reino de Mil Años
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2 abril, 2015“El cielo existe de verdad” fue un “éxito de venta cristiano”. Hollywood ha hecho una película de ese libro. Es un asunto de tiempo hasta que la película “Heaven is for Real” también circule en nuestro medio. ¿Qué se debe pensar del libro – y, con eso, también de la película? Una crítica al respecto.
Existe un gran número de libros, escritos por gente que afirma haber visitado el cielo personalmente. Algunos de estos autores profesan ser cristianos, mientras que otros no lo son. Las descripciones de sus experiencias varían, ya que describen sus impresiones de este evento como el entrar hacia una luz brillante que está al final de un largo túnel, y al llegar a tal luz son acogidos por seres queridos ya fallecidos. Otra experiencia que relatan es el estar en la presencia de Dios y ver las plumas de los ángeles esparcidas en la sala del trono de Dios. Muchas de estas historias contienen información, que estaba fuera de la comprensión del individuo cuando eso estaba ocurriendo.
Aunque estos individuos nos dan bastante información, el contexto de lo que dicen da lugar a muchas otras preguntas. Obviamente, todo lo que dicen no puede ser verdad, ya que cierta información contradice otra información dentro del mismo contexto. ¿Cómo se podría saber quién nos está dando una versión verídica y exacta?
Un cristiano bíblico, diría que lo que el individuo dice acerca del cielo, puede ser comparado con lo que está escrito en las Escrituras acerca de este tema. Si lo que dice el individuo es igual a lo que la Palabra de Dios dice, es verdad. Bueno, sí y no. Sí, en cuanto a que debe ser igual a las Escrituras. Lo que se presente no puede ser diferente a lo que la Biblia nos enseña acerca del cielo; pero aún así, solamente por ser conforme a las Escrituras no es prueba de que lo que la persona declara, sobre su experiencia de haber estado en el cielo, realmente haya ocurrido.
Sé bastante acerca del cielo debido a mi estudio de la Biblia. Si yo les dijera que recientemente he visitado el cielo, y les comunicara lo que ya sé que la Biblia dice acerca del cielo, usted no podría tener ninguna objeción a que lo que yo estuviera diciendo, ya que sería bíblicamente correcto. El hecho de que algo sea bíblicamente correcto, sin embargo, no es el único criterio para el discernimiento bíblico. Existen muchas otras instrucciones y ejemplos que debemos tomar en consideración. Por ejemplo, el apóstol Pablo nos dice en 2 Corintios 12 que «un hombre en Cristo» (sin duda se refiere a sí mismo) fue llevado al cielo. Cuando eso estaba ocurriendo, él no sabía si era una experiencia en la que su espíritu había dejado su cuerpo, o si era una visión que él experimentaba mientras su espíritu permanecía en su cuerpo. Aún así, él nos dice que lo que vio y lo que escuchó en el paraíso, era algo prácticamente imposible de ser declarado por un ser humano. La experiencia que tuvo Pablo fue seguida por una dolencia humillante, que él nos dice que Dios permitió que sufriera «para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí. Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente…» (2 Corintios 12:6-7).
Ése no siempre es el caso en las Escrituras. El apóstol Juan, obviamente, recibió el permiso para compartir aquello de lo que él había sido testigo, lo que había experimentado en el cielo, como lo describe el libro de Apocalipsis. Esto también se aplicaría al autor del libro de Job.
Pero, ¿cómo podríamos estar seguros que las visiones y experiencias personales de estos escritores bíblicos son verdaderas? Podemos decirlo con absoluta certeza, porque las palabras de ellos se encuentran en las Escrituras. De la Palabra de Dios, el salmista escribe: «La suma de tu palabra es verdad…»; y Jesús dijo: «Tu palabra es verdad» (Salmo 119:160; Juan 17:17). Esto es la verificación absoluta de que las experiencias de esos hombres son verídicas, y que lo que ocurrió fue tal y como ellos lo describieron. Además, desde el momento en que fue cerrado el canon de las Escrituras, en el primer siglo D.C., desde ese tiempo en adelante, la experiencia de una persona que, supuestamente, haya estado de visita en el cielo no puede ser validada de la misma manera.
Jesús nos dio otra perspectiva para ayudarnos en nuestro discernimiento, al relatarnos las historias de Lázaro y del hombre rico. El hombre rico, quien había fallecido, se encontraba en un lugar donde estaba sufriendo tormentos y expresaba su remordimiento. Pero aún así, él rogó a Abraham que enviara a alguien a advertir a sus hermanos, para que ellos no terminaran en el mismo lugar que él: el lugar al que él llamaba «este lugar de tormento.» La respuesta de Abraham fue: «A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos.» Y también añadió: «Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantara de los muertos» (Lucas 16:19-31).
Equipados con estas enseñanzas bíblicas y con el propósito de discernir, apliquemos éstas y otras admoniciones y preguntas críticas, a un libro que está causando un impacto en el mundo cristiano y en el pueblo americano. El libro se llama «El Cielo es Verdadero» (Heaven is for Real) y fue publicado en 2010, ocupando un lugar destacado en la lista del prestigioso periódico «The New York Times». Al mismo tiempo, también ha causado controversia en algunos círculos cristianos, ya que muchos creyentes están divididos acerca de la veracidad del libro.
«El Cielo es Verdadero» no es un libro de ficción que documenta la experiencia de un niño de tres años de edad que cree haber visitado el cielo. La historia es relatada por el papá de este niño, que es un pastor evangélico. Él y su familia, inicialmente, parecen haber estado muy sorprendidos por las revelaciones de su hijo, las cuales este niño comparte por un período de tres años. No hay nada negativo acerca de esta familia, por el contrario, existe mucho que admirar. El niño es un niño típico de tres o cuatro años, muy precoz, y simplemente relata lo que él experimentó.
Esta experiencia tomó lugar cuando el niño de tres años, cuyo nombre es Colton, estaba siendo operado de emergencia por un ataque de apendicitis. Poco después de esta operación, el niño les dijo a sus padres que él los había visto orando por él afuera del quirófano o sala de operaciones. Cuando se le preguntó, cómo sabía lo que sus padres estuvieron haciendo, el niño dijo: «Porque yo los vi…Yo salí de mi cuerpo y estaba mirándolos desde arriba y pude ver al doctor operando en mi cuerpo. (Las Escrituras nos dicen que la muerte toma lugar cuando el espíritu deja el cuerpo. Y también sabemos que no hubo reportes de una muerte clínica durante la operación de Colton). Y yo los vi, a ti y a mi mamá. Tú estabas en un cuarto pequeño, a solas, orando; y mi mamá estaba en un cuarto diferente, y ella también estaba orando y al mismo tiempo estaba hablando por teléfono». La exactitud del relato de Colton dejó pasmados a sus padres. Y eso fue solamente el principio de otras tantas revelaciones que desafían las explicaciones naturales. Otras revelaciones expresadas por Colton incluían: ángeles cantándole a él «Jesús me ama»; el haber estado sentado en la falda de Jesús; el haber tenido un encuentro con Juan el Bautista y el ángel Gabriel; el haber acariciado el cabello de Jesús que tenía colores como el arco iris; sus descripciones de la heridas de Jesús y de su vestimenta, incluyendo una corona con un diamante rosado que Jesús llevaba; la cantidad de niños en el cielo; su descripción de cada uno en el cielo teniendo alas, como los ángeles, todos excepto Jesús; el haber sido reconocido por su bisabuelo, quien había muerto décadas antes de que Colton hubiera nacido; y la descripción de Dios como una persona «grande, realmente muy grande». Aunque la mayoría de las observaciones que hace Colton acerca del cielo no están fuera de lo posible, de lo que pudo haber ocurrido allí, sin embargo, existen hechos e informaciones que no concuerdan exactamente con lo que la Biblia dice y algunas de estas observaciones son más problemáticas que otras. Colton explica, por ejemplo, que «todos lucen como ángeles en el cielo», teniendo alas (el tamaño de las cuales dependería del tamaño del individuo) y una aureola. Ya que la resurrección de los creyentes y su correspondiente transformación física aún no han tomado lugar, la forma de los creyentes que ahora están en el cielo, carecería de atributos físicos. Por lo tanto, la necesidad de alas, de cualquier tamaño, no tendría sentido. Además, aparte de las descripciones de criaturas celestiales conocidas, como querubines y serafines, y los diseños decorativos en el templo y en el Trono de Gracia, los ángeles que han hecho su aparición a la humanidad nunca han sido descritos como teniendo alas.
Muchos de los que apoyan el contenido del libro, dicen que cualquiera sean las objeciones que uno pueda tener acerca de estas revelaciones, no son nada en comparación al conocimiento sobrenatural que es expresado en las revelaciones de Colton, cosas que sería humanamente imposible que él las supiera. Colton dijo, por ejemplo, que había visto a su otra hermana en el cielo. Cuando su madre le dijo que él tiene sólo una hermana cuyo nombre es Cassie, su respuesta fue: «No, … yo tengo dos hermanas. Tú tuviste un bebé que murió en tu vientre, ¿no? A Colton nunca se le había dicho del doloroso episodio del aborto prematuro que su mamá había sufrido, y sus padres nunca supieron el sexo del feto. Colton añadió: «En el cielo esta niñita corrió hacia mí y no paraba de abrazarme… Ella dijo que esperaba impacientemente hasta que tú, mamá, y mi papá vayan al cielo». Esa revelación parece haber sido la más convincente para los padres de Colton, para asegurarse que indudablemente Colton sí había visitado el cielo: «Nosotros teníamos fe de que nuestro bebé que nunca nació, había ido al cielo. Aunque la Biblia guarda silencio en ese punto, nosotros lo habíamos acepado por fe. Pero, ahora tenemos un testigo visual: la hija que nunca pudimos conocer nos está esperando ansiosamente en la eternidad».
¿Ha sido Colton realmente un testigo visual en el cielo de todo lo que él ha descrito? Muchas de sus revelaciones son sorprendentes para nuestra mentalidad, considerando que todo eso es extra-bíblico. Y aún así, nos da supuesta información acerca del cielo; por ejemplo, una niña muere en estado fetal, crece y se convierte en una niña en el cielo, y luego espera ansiosamente la llegada de sus padres. ¿Qué ocurriría si uno de los padres rechazara el evangelio? ¿Sería una terrible desilusión, en lugar de felicidad absoluta?
Consideremos que el padre de Colton mencionó que la Biblia guarda silencio en ciertos temas. También guarda silencio en cuanto a ciertos tópicos que Colton ha revelado. Esto provoca la siguiente pregunta: ¿Por qué Dios omite algo de tanto valor en su Palabra infalible? Esta Palabra dada a los profetas «inspirados por el Espíritu Santo» (2 Pedro 1:21), a quienes se les privó de esta revelación solo para dársela a un niño (como a otros que dicen haber tenido experiencias similares). En la parte de atrás del libro podemos leer las siguientes palabras: “‘El Cielo es Verdadero’ cambiará para siempre el concepto que usted tiene de la eternidad, ofreciéndole la oportunidad de ver y creer como un niño».
La Biblia es el medio de comunicación preciso, absoluto y eterno, de Dios a la humanidad (Lucas 21:33; Hebreos 4:12). No proviene del ser humano, ni tampoco está a merced de la voluntad o imaginación del hombre (2 Pedro 1:20). Pablo escribe: «Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes» (1 Tesalonicenses 2:13). Nuestra fe puede ser infantil, pero es una fe puesta en la Palabra de Dios, no es puesta en el relato de un supuesto «testigo visual», ya sea este testigo un adulto o un niño. Pedro fue testigo ocular de un evento increíble. El vio a Jesús transformarse sobrenaturalmente frente a sus propios ojos, y escuchó la voz de Dios. Nosotros estamos seguros que esa experiencia personal es verídica porque está en las Escrituras. Sin embargo, él nos dice que su experiencia personal (o la de cualquier otro) no es digna de confianza como lo es la Palabra de Dios: «Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos» (2 Pedro 1:19).
Durante el tiempo en que Colton tuvo su experiencia y durante los años subsiguientes, su padre estuvo muy interesado en escuchar la descripción de Jesús. Él escribió lo siguiente: «Como pastor que soy, paso bastante tiempo en hospitales, en librerías cristianas y en otras iglesias, lugares donde existen muchos dibujos y pinturas de Cristo… Cuando veíamos un retrato de Cristo, le preguntábamos a Colton: ‘¿Qué te parece este retrato? ¿Así luce Jesús? Una y otra vez, Colton ha rechazado retratos, por no ser representaciones fidedignas. Y ocurrió que tres años después de la operación, se le mostró un retrato de Cristo pintado por una niña llamada Akiane, quien también dice haber visitado el cielo a la edad de cuatro años. La reacción de Colton fue inmediata: «Papá, ése es el retrato de Jesús». Esta confirmación convenció a su padre: «Sabiendo cuantos retratos de Jesús había rechazado Colton, Sonja (la mamá de Colton) y yo finalmente estuvimos convencidos de que habíamos visto la imagen de Jesús, en el retrato pintado por Akiane. O por lo menos, algo casi idéntico».
En el libro de Éxodo, encontramos unos versículos que nos dicen, que no tratemos de hacernos una imagen de Dios (Éxodo 20:4-5). Esto se aplica también a las imágenes de Jesús, ya sea estatuas o fabulosos retratos religiosos, o en las películas cinematográficas. Uno de los problemas es que, inevitablemente, eso nos lleva a la idolatría, la cual a su vez engendra superstición y ocultismo. Otro problema relacionado es que todas estas representaciones tienen que ser falsas, porque ninguna tiene su base en las Escrituras que las condenan. Por lo tanto, Jesús nunca hubiera inspirado ni dado Su apoyo a una niña para que pintara Su retrato. Aquellos que creen que Jesús sí apoyó a Akiane (porque de esta manera ella podría llevar gente a Cristo, a través de su talento artístico y de su testimonio acerca de Él) necesitan comparar con las Escrituras lo que ella, a la edad de 16 años, dice acerca de Jesús: «Jesús compartió con nosotros: ‘Yo soy el camino, la verdad y la luz. Nadie viene al Padre sino por mí’. Yo creo que Él nos ha invitado a participar en su divinidad. Cada uno de nosotros posee un camino original a la verdad y a la luz, y, sin nuestro amor individual y esfuerzo, no podremos entender ni alcanzar a Dios.» Su interpretación, rechaza a Jesús como el único camino para que la humanidad sea reconciliada con Dios. Lo que ella dice es opuesto a lo que Jesús nos enseñó acerca de las mentiras de Satanás, cuando éste le prometió la divinidad a Eva (Génesis 3:5). Los retratos y las pinturas de Akiane, claramente reflejan y expresan a «otro Jesús». Lo que confunde a muchas personas es el hecho de cómo Colton, teniendo apenas 3 años cuando tuvo su experiencia, pudo obtener tanta información; información que era completamente extraña para un niño de su edad. Sus padres no lo saben por cierto, pero sí creen que su hijo recibió la visita al cielo como un regalo de Dios. La «fe» de estos padres, aunque sea sincera y con tendencia a creerle a su hijo, no tiene el respaldo de las Escrituras. ¿Cómo es posible, entonces, que el niño haya podido describir su experiencia, y en la forma en que lo hizo, sin haber tenido una información directa del cielo? Nadie puede saberlo por cierto, ni siquiera Colton. Él estaba en la sala de operaciones, rodeado del personal médico y bajo la influencia de la anestesia.
Lo que sí sabemos, es que bajo la influencia de ciertas drogas, muchas otras personas han reportado experiencias que parecen validar lo que dicen, desde muerte clínica, a eventos casi mortales, a otros eventos de vidas pasadas y hasta haber sido llevados en naves espaciales. Estas revelaciones también demuestran que, estas personas, no tenían un conocimiento previo de tales experiencias. Puede ser que el estar en un estado alterado de la conciencia, pueda crear una condición en la cual la mente es como una pantalla vacía, abierta y sujeta a influencias externas. Entidades espirituales, cuya meta es debilitar la Palabra de Dios y engañar al mundo, pueden tener esa habilidad de programar esa pantalla vacía y pueden de esa manera, tomar ventaja de cualquier persona en tal condición susceptible. Pero, debemos recalcar que nadie sabe de seguro por qué ocurren estas cosas.
La clave principal para el discernimiento no es el saber «cómo esto funciona» sino «lo que está siendo comunicado». Lo que un creyente bíblico debe hacer en estas circunstancias, para encontrar la verdad de tales experiencias, es ser vigilante y «buscar en las Escrituras», para ver si lo que se está presentando es verdad de acuerdo al consejo de la Palabra de Dios (Hechos 17:11). Si no hacemos esto, ya sea que seamos nuevos creyentes, o maduros en la fe, nosotros vamos a ser tan vulnerables a enseñanzas falsas, como aquellos cuyas experiencias los han llevado a un camino apartado de la Palabra de Dios.
La vida de un creyente en Cristo es moldeada por muchas grandes experiencias, que el Señor permite para nuestro crecimiento espiritual en Él. Se comienza por creer en el Evangelio, al cual se le añade la buena doctrina. A medida que absorbamos las enseñanzas de Cristo, nuestro discernimiento aumentará, de manera que nos protegerá de ser «llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagemas de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error» (Efesios 4:14). Por lo tanto, tomemos muy en serio la advertencia del apóstol Pablo, cuando nos dice: «Según la gracia que Dios me ha dado, yo, como maestro constructor, eché los cimientos, y otro construye sobre ellos. Pero, cada uno tenga cuidado de cómo construye» (1 Corintios 3:10).
1 Comment
Gracias por este comentario muy acertado. Tenemos la plena seguridad que lo que dice las sagradas escrituras pesa más que cualquier experiencia personal. Ahora sil la experiecia, llámese sueño o visión tiene el respaldo biblico la aceptamos de lo contrario es anatema