El profeta Samuel es un ejemplo para todo líder espiritual, por su cercanía a la gente, su integridad, consejo, intercesión y habilidad para alentar a otros. Dejó una huella indeleble para la gloria de Dios.
Dios busca a los mejores competidores. Aquellos que Le entregan lo mejor y Lo consideran digno de todo lo que poseen. En la carrera cristiana, debemos despojarnos de lo innecesario. Cristo debe ser primero en nuestra vida.