PE-2593 | Autor: Wilfried Plock
La religión a menudo se confunde con el Evangelio, por eso seguimos estudiando las diferencias. La religión se basa en “Hacer”, mientras que el Evangelio tiene sus raíces en lo “Hecho” por Jesús en la cruz.
La religión a menudo se confunde con el Evangelio, por eso seguimos estudiando las diferencias. La religión se basa en “Hacer”, mientras que el Evangelio tiene sus raíces en lo “Hecho” por Jesús en la cruz.
Este programa enfatiza la importancia de nuestra condición ante Dios y cómo sólo Jesús es el Camino a la vida eterna. La religión a menudo se confunde con el Evangelio.
¿Qué hace de Jesús la personalidad más importante en la historia? En este programa vemos características de su vida y profecías sobre su vida, muerte y resurrección.
El miedo se reconoce como la enfermedad de nuestro tiempo. Existen miedos racionales e inexplicables. Las personas viven sin a qué aferrarse o se aferran a cosas pasajeras. Jesús experimentó el miedo humano en la cruz; la raíz de todo miedo es la separación de Dios.
El miedo se reconoce como la enfermedad de nuestro tiempo. Existen miedos racionales e inexplicables. Las personas viven sin a qué aferrarse o se aferran a cosas pasajeras. Jesús experimentó el miedo humano en la cruz; la raíz de todo miedo es la separación de Dios.
En este programa exploramos otras características de Dios tal como se presenta, y la diferencia con las ideas de la filosofía antigua y las construcciones personales actuales.
En este programa abordamos las características de Dios tal como se presenta, y la diferencia con las ideas de la filosofía antigua y las construcciones personales actuales.
Ante el escepticismo actual sobre el mensaje del Evangelio, a menudo caemos en dudas o desánimo. Esta falta de fe no es exclusiva de nuestros tiempos; desde el nacimiento del movimiento cristiano existió. Sin embargo, vemos a un Cristo que prueba su amor una y otra vez, sin ser indiferente a quienes son detractores de la fe.
La gente a menudo se resiste a recibir el mensaje del Evangelio por malas impresiones o decepciones con quienes se identifican como cristianos. ¿Sirven estos motivos como justificación ante Dios?
Al concluir la serie “Razones para creer”, hacemos un repaso de lo conversado y nos llevamos un desafío en cinco partes: orar, leer la Biblia, ser parte de una comunidad cristiana, servir a los demás y tomar riesgos.
¿Es la fe una decisión o un regalo? ¿Debemos elegir tener fe activamente o ser pasivos y esperar que Dios nos dé el don? Veremos que la fe es tanto una elección como un don.
Las dudas atormentan a muchas personas, algunas más que a otras. Podemos clasificarlas en normales, crónicas y enemigas. ¿Cómo nos afecta cada tipo de duda en nuestra fe?
¿Obra Dios en respuesta a nuestras oraciones? El Espíritu de Dios habla y guía a individuos, siempre en armonía con la Palabra de Dios. Para Jesús, la oración era vital, fuente de dirección y energía.
¿Transgreden los milagros las leyes de la naturaleza? ¿Cuán relacionados están con la oración? Ocurren para indicar algo más.
…Los expertos miden la solidez de una cosmovisión examinando sus respuestas en tres grandes áreas: la objetividad, la subjetividad y la intersubjetividad. […] Las respuestas de la cosmovisión cristiana en estas tres áreas son positivas, constructivas y sólidas…
Estamos evaluando la coherencia de la cosmovisión cristiana desde una perspectiva posmoderna. Exploramos sus respuestas a temas importantes que enfrentamos: el sufrimiento, la identidad y la justicia.
La cosmovisión cristiana es verdad; nos ayuda a entendernos a nosotros mismos y al mundo en el que vivimos, nos ilumina sobre el propósito de nuestra existencia y nos enseña cómo vivir.
“He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). Esta declaración describe la misión de Jesús usando el lenguaje del ritual de sacrificio en el culto judío. Jesús fue el Cordero provisto por Dios para pagar el precio de los pecados de la humanidad. Él es la única solución para nuestro pecado.
…La misión de Jesús era mucho más que simplemente enseñar, sanar a algunas personas y mostrarnos cómo vivir. […] Jesús, el único que no tenía pecado, el Cordero de Dios, tomó sobre sí el castigo que merecían nuestros pecados…
La vida, la muerte y la resurrección de Jesucristo dan testimonio de que este Dios creador y personal ama a la humanidad y tiene poder sobre la muerte, ¡nuestro último enemigo!