PE-2229 | Autor: William MacDonald
Un cordón de oro recorre las Escrituras; una verdad que reaparece constantemente en la Palabra. Dios quiere lo primero y lo mejor en nuestras vidas.
Un cordón de oro recorre las Escrituras; una verdad que reaparece constantemente en la Palabra. Dios quiere lo primero y lo mejor en nuestras vidas.
Un cordón de oro recorre las Escrituras; una verdad que reaparece constantemente en la Palabra. Dios quiere lo primero y lo mejor en nuestras vidas.
Un cordón de oro recorre las Escrituras; una verdad que reaparece constantemente en la Palabra. Dios quiere lo primero y lo mejor en nuestras vidas.
Un cordón de oro recorre las Escrituras, una verdad que reaparece constantemente. Dios quiere lo primero y lo mejor. Él desea el primer lugar en nuestras vidas y lo mejor que tengamos para ofrecer.
Dios busca a los mejores competidores. Aquellos que Le entregan lo mejor y Lo consideran digno de todo lo que poseen. En la carrera cristiana, debemos despojarnos de lo innecesario. Cristo debe ser primero en nuestra vida.
Dios busca a los mejores competidores. Aquellos que Le entregan lo mejor y Lo consideran digno de todo lo que poseen. En la carrera cristiana, debemos despojarnos de lo innecesario. Cristo debe ser primero en nuestra vida.
No debemos pensar que todos los santos que se dedicaron de forma espectacular vivieron en tiempos bíblicos. El Señor siempre ha tenido un remanente de hombres y mujeres que le entregan sus vidas.
No debemos pensar que todos los santos que se dedicaron de forma espectacular vivieron en tiempos bíblicos. El Señor siempre ha tenido un remanente de hombres y mujeres que le entregan sus vidas.
No debemos pensar que todos los santos que se dedicaron de forma espectacular vivieron en tiempos bíblicos. El Señor siempre ha tenido un remanente de hombres y mujeres que le entregan sus vidas.
Hay personas comprometidas con convicciones por las cuales están dispuestas a morir. Su dedicación al Señor es final e irrevocable; para ellos, la voluntad de Dios es primordial.
Hay personas comprometidas con convicciones por las que están dispuestas a morir. Para ellas, la voluntad de Dios es primordial.
La consagración recibe su mayor prueba en el fuego de la adversidad.
Podemos ser libres, vivir para nuestro ego, el placer o las cosas materiales, o elegir ser esclavos de Dios voluntariamente.
A veces, el compromiso total significa dar a Dios el tesoro más preciado de tu corazón. La lección del holocausto es: «Dale a Dios todo lo que hay en ti».
El Señor es digno de lo mejor de nosotros. La pregunta es: ¿se lo daremos? El Antiguo Testamento abunda en ejemplos de hombres y mujeres que cruzaron la historia, admirando su devoción incondicional.
Así como nuestro Señor es el autor y consumador de la fe, también es el inventor y primer ejemplo de compromiso. Estudiaremos la vida del Hijo de Dios para entender esta palabra.
Así como nuestro Señor es el autor y consumador de la fe, también es el inventor y primer ejemplo de compromiso. Estudiaremos la vida del Hijo de Dios para entender esta palabra.
Nada puede compararse a lo que sucedió en el Calvario. Nadie, ni en su más alocada imaginación, podría concebir una historia tan sublime y asombrosa, de tal alcance en el tiempo y consecuencias. ¡Nuestra redención demanda nuestra consagración total!
Nada puede compararse a lo que sucedió en el Calvario. Nadie, ni en su más alocada imaginación, podría concebir una historia tan sublime y asombrosa, de tal alcance en el tiempo y consecuencias. ¡Nuestra redención demanda nuestra consagración total!
Nada puede compararse a lo que sucedió en el Calvario. Nadie, ni en su más alocada imaginación, podría concebir una historia tan sublime y asombrosa, de tal alcance en el tiempo y consecuencias. ¡Nuestra redención demanda nuestra consagración total!