PE-1871 | Autor: William MacDonald
La palabra «discípulo» ha sido muy utilizada y cada quien le da el significado que le conviene. El autor nos invita a examinar el discipulado según las enseñanzas de Jesús y los escritos de los apóstoles.
La palabra «discípulo» ha sido muy utilizada y cada quien le da el significado que le conviene. El autor nos invita a examinar el discipulado según las enseñanzas de Jesús y los escritos de los apóstoles.
La palabra «discípulo» ha sido muy utilizada y cada quien le da el significado que le conviene. El autor nos invita a examinar el discipulado según las enseñanzas de Jesús y los escritos de los apóstoles.
La palabra «discípulo» ha sido muy utilizada y cada quien le da el significado que le conviene. El autor nos invita a examinar el discipulado según las enseñanzas de Jesús y los escritos de los apóstoles.
La palabra «discípulo» ha sido muy utilizada y cada quien le da el significado que le conviene. El autor nos invita a examinar el discipulado según las enseñanzas de Jesús y los escritos de los apóstoles.
2ª Co. 5:10 nos habla de un futuro tribunal ante el cual un día todos los hijos de Dios debemos comparecer. ¿De qué se trata este tribunal de recompensas? ¿Cómo debemos imaginarlo?
2ª Co. 5:10 nos habla de un futuro tribunal ante el cual un día todos los hijos de Dios debemos comparecer. ¿De qué se trata este tribunal de recompensas? ¿Cómo debemos imaginarlo?
2ª Co. 5:10 nos habla de un futuro tribunal ante el cual un día todos los hijos de Dios debemos comparecer. Pero, ¿de qué se trata este tribunal de recompensas? ¿Cómo debemos imaginarlo?
La palabra «discípulo» ha sido muy utilizada y cada quien le da el significado que le conviene. El autor nos invita a examinar el discipulado según las enseñanzas de Jesús y los escritos de los apóstoles.
La palabra «discípulo» ha sido muy utilizada y cada quien le da el significado que le conviene. El autor nos invita a examinar el discipulado según las enseñanzas de Jesús y los escritos de los apóstoles.
Momentos de decisiones correctas se presentan ante nosotros, pero una decisión es la más importante. Descúbrala escuchando al pastor Herman Hartwich.
En este programa, Herman Hartwich nos muestra cuál es el origen de la religión donde la gente forma al Dios que quiere seguir.
La palabra «discípulo» ha sido muy utilizada y cada quien le da el significado que le conviene. El autor nos invita a examinar el discipulado según las enseñanzas de Jesús y los escritos de los apóstoles.
La palabra «discípulo» ha sido muy utilizada y cada quien le da el significado que le conviene. El autor nos invita a examinar el discipulado según las enseñanzas de Jesús y los escritos de los apóstoles.
La palabra «discípulo» ha sido muy utilizada y cada quien le da el significado que le conviene. El autor nos invita a examinar el discipulado según las enseñanzas de Jesús y los escritos de los apóstoles.
La palabra «discípulo» ha sido muy utilizada y cada quien le da el significado que le conviene. El autor nos invita a examinar el discipulado según las enseñanzas de Jesús y los escritos de los apóstoles.
“Regocijaos en el Señor siempre” es un mandato de la Palabra de Dios, y tenemos muchos motivos para hacerlo. La alegría en el Señor es eterna e independiente de lo externo. Otro mandato es el del amor. Escuchemos cómo ambos nos guían a vivir en Su voluntad.
¿Adónde vamos? Como cristianos, deberíamos hacernos esta pregunta repetidamente. Dios conoce nuestro futuro y tiene un plan para nosotros. ¿No quieres dejar de huir de Él?
Aunque a veces tenemos que luchar y nos sentimos solos, ¡Él siempre está con nosotros! ¡Dios no nos ha abandonado! Acerquémonos a Él “con corazón sincero, en plena certidumbre de fe”, pues aún es tiempo de gracia.
El pecado es el verdadero problema que nos separa de Dios. La Biblia es clara sobre el castigo eterno, pero no debemos temer a la muerte si nuestros pecados han sido perdonados. ¿Estás dispuesto a conocer al Dios viviente?
¿Sabe usted lo que significa vergüenza? No se pierda este programa de Herman Hartwich sobre no avergonzarnos del evangelio. ¿Qué nos lleva a avergonzarnos?