PE-1152 | Autor: Norbert Lieth
La razón por la que muchos marchan con los demás en las iglesias locales sin alcanzar un renacimiento genuino es la tibieza de la Iglesia de Jesús. Si Él está fuera de la puerta, los inconversos no pueden llegar a Él.
La razón por la que muchos marchan con los demás en las iglesias locales sin alcanzar un renacimiento genuino es la tibieza de la Iglesia de Jesús. Si Él está fuera de la puerta, los inconversos no pueden llegar a Él.
Al final del peor tiempo de terror que Israel y el mundo hayan experimentado, se abrirá el cielo. El Señor Jesucristo regresará con majestad y gloria en un caballo blanco como «Fiel y Verdadero». No vendrá solo, sino que le seguirán ejércitos del cielo en caballos blancos, «vestidos de lino fino, blanco y limpio».
Dejemos entrar a Aquél cuya venida está cerca. Démosle espacio en nuestros corazones a quien, con amor y mansedumbre, llama a la puerta de nuestras vidas.
La Iglesia, en general, ya no espera a nuestro Señor; se ha dirigido hacia otras cosas. Muchas han tomado el lugar que pertenece a Jesús, quien luchó por Su Iglesia y la eligió como Su Esposa; él está afuera, delante de la puerta, y nadie lo espera.
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo. Estas palabras no deben entenderse, en primer lugar, de manera evangelística, aunque se pueden aplicar así. Debemos ver que se trata de un mensaje del Señor a Su Iglesia.
Todo lo bueno viene del Señor. “Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días.” ¡Esa es la firme confianza de cada hijo de Dios!
En este mensaje veremos que Moisés articula su más profundo anhelo, que es el deseo inexpresado de cada ser humano. Este deseo del corazón del hombre atraviesa toda la historia de la humanidad.
En este mensaje veremos que Moisés articula su más profundo anhelo, que es el deseo inexpresado de cada ser humano. Este deseo del corazón del hombre atraviesa toda la historia de la humanidad.
En Éxodo 33:7 leemos que Moisés levantó el tabernáculo fuera del campamento. Esto tenía un significado profético de juicio, ya que el conflicto entre la misericordia de Dios y Su justicia aún no se había resuelto.
En Éxodo 33:7 leemos que Moisés levantó el tabernáculo fuera del campamento. Esto tenía un significado profético de juicio, ya que el conflicto entre la misericordia de Dios y Su justicia aún no se había resuelto.
En Éxodo 33:7 leemos que Moisés levantó el tabernáculo fuera del campamento. Esto tenía un significado profético de juicio, ya que el conflicto entre la misericordia de Dios y Su justicia aún no se había resuelto.
En Éxodo 33:7 leemos que Moisés levantó el tabernáculo fuera del campamento. Esto tenía un significado profético de juicio, ya que el conflicto entre la misericordia de Dios y Su justicia aún no se había resuelto.
Muy diferente es el planteamiento de Dios al de la religión. La religión no plantea lo que Dios: una relación personal entre Él y el hombre.
Cuando todo parece estar bien, es fácil olvidarse de Dios. Él nos habla suavemente a través de su palabra, luego, más fuerte a través de la conciencia, pero lo último y más fuerte es a través de la conciencia. ¿Cómo te está hablando a ti?
Naamán, un general del ejército en tiempos de Eliseo, sufría de una enfermedad complicada. Eliseo le presentó la solución de parte de Dios. Escuche cómo se desarrolla este programa.
Como sacerdote, el mayor deseo de Moisés era que su pueblo no fuera destruido por su pecado, sino que experimentara la gracia restauradora. Esta gracia existe para los apóstatas que se arrepienten.
Como sacerdote, el mayor deseo de Moisés era que su pueblo no fuera destruido por su pecado, sino que experimentara la gracia restauradora. Esta gracia existe para los apóstatas que se arrepienten.
Como sacerdote, el mayor deseo de Moisés era que su pueblo no fuera destruido por su pecado, sino que experimentara la gracia restauradora. Esta gracia existe para los apóstatas que se arrepienten.
Como sacerdote, el mayor deseo de Moisés era que su pueblo no fuera destruido por su pecado, sino que experimentara la gracia restauradora. Esta gracia existe para los apóstatas que se arrepienten.
Moisés, como profeta, era representante de Dios ante el pueblo y, como sacerdote, del pueblo ante Dios. Su autoridad espiritual provenía de su servicio a solas con Dios.