9 preguntas acerca del Anticristo

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¿Cómo será el carácter del Anticristo?
No comprendemos del todo el concepto bíblico de un hombre como el Anticristo. La Biblia lo llama “bestia” (Apocalipsis 11:7; 13:14-15; 15:2; 16:13; 17:8). La palabra griega utilizada en Apocalipsis es therion–‘bestia salvaje y brutal’, mencionada en este libro unas treinta y seis veces para la persona del Anticristo, indicando así que será un hombre rapaz y sin escrúpulos. El hecho de que su inspiración venga del mismo diablo refuerza esta imagen. Sin embargo, no es lo único que lo ayudará a hacerse del poder y dominio de la esfera política mundial. La Escritura nos revela que será inteligente y astuto (Daniel 8:23), un orador y presentador carismático (Daniel 7:8,11; 11:36; Apocalipsis 13:5), un genio político (Daniel 9:27; Apocalipsis 17:11-12), un estratega económico (Daniel 11:43; Apocalipsis 13:16-17), un demagogo militar (Daniel 11:40-44; Apocalipsis 6:2; 13:2,4) y un mesías religioso (2 Tesalonicenses 2:4; Apocalipsis 13:8,12-15).

También se verá como alguien encantador y sagaz, aunque en verdad, será un engañador y un mentiroso, como su padre el diablo (Daniel 9:27; 2 Tesalonicenses 2:4, 10-12; Juan 8:44). Solo tendrá interés en sus propias leyes y normas morales (Daniel 7:25; 11:36; 2 Tesalonicenses 2:7-8). Además, tendrá una arrogancia inaudita y pronunciará blasfemias (Daniel 7:8, 11, 25; 11:36-45; Mateo 24:15; 2 Tesalonicenses 2:4; Apocalipsis 13:5).

¿Existe la posibilidad de que el Anticristo no sea un hombre, sino un sistema de gobierno, una inteligencia artificial o incluso una mujer?
Existen cuatro posiciones al respecto:

Primera posición. Todo es producto de la imaginación de Juan. El Anticristo no es más que el desatino de un anciano judío que ha sido exiliado. Podríamos descartar estas extrañas revelaciones apocalípticas, por tratarse del resultado de un “trastorno de estrés postraumático” sufrido por Juan luego de haber sido quemado con aceite hirviendo. Si esto fuera cierto, no deberíamos tomar en serio ni aplicar a nuestras vidas nada de lo dicho en el libro de Apocalipsis.

Segunda posición. El nombre Anticristo no hace referencia a una persona física, sino más bien a una forma de gobierno, a un comité secreto de líderes mundiales o incluso a una inteligencia artificial. Algunos interpretan el término de manera más amplia, viendo simplemente en el Anticristo un Gobierno malvado que, en los últimos tiempos, ostentará un carácter anticristiano. Esta posición nace de una interpretación simbólica del Apocalipsis que no hace distinción entre la persona del Anticristo y su Gobierno.

Tercera posición. La palabra Anticristo es solo una expresión simbólica que personifica el principio del mal. No se refiere a nada en concreto, a algo personal o palpable, sino a un elemento abstracto y metafísico. Como 1 Juan 4:1-3 menciona al “espíritu del anticristo”, es rechazada toda interpretación literal del Apocalipsis. Este “espíritu” simboliza un sistema malvado y no a un ser humano que se ha de levantar contra el Cristo verdadero.

En este sentido debemos considerar lo siguiente: si el Anticristo es tan solo un concepto abstracto que señala el principio general de la maldad, ¿qué representan entonces las otras figuras y acontecimientos descritos en el libro de Apocalipsis?, ¿se trataría también de simples recursos literarios, utilizados para ilustrar algunas verdades espirituales? Si así fuese, ¿qué herramientas serían necesarias para descodificar con certeza este supuesto significado simbólico? Creo que este enfoque, que tan solo aprueba una interpretación simbólica de lo expresado, se desploma bajo su propio peso.

Cuarta posición. Como es descrito en la Biblia, el Anticristo es una persona que surgirá en los tiempos finales. La palabra anticristo aparece cinco veces en el Nuevo Testamento, refiriéndose al espíritu del anticristo y a uno o varios individuos (1 Juan 2:18 [2 veces]; 2:22; 4:3; 2 Juan 1:7). La expresión “espíritu del anticristo” denota una actitud y manera de actuar impía, manifestada ya en los días de Juan como una predicción acerca de la iniquidad de los tiempos finales (2 Tesalonicenses 2:7).

La conclusión a la que lleguemos acerca de la naturaleza y existencia del Anticristo estará determinada por el enfoque que utilicemos. En otras palabras, si consideramos que las profecías de Daniel y Apocalipsis son demasiado extrañas e inverosímiles como para ser interpretadas de forma literal, debemos entonces sospechar del propio Juan. Después de todo, ¿quién, sino un anciano mentalmente trastornado, bajo el trauma y la desesperación que provoca un exilio, podría soñar con escenarios tan alucinantes como los que encontramos en el libro de Apocalipsis? Sin embargo, si este fuera el caso, ¿qué garantía tenemos de que el apóstol haya descrito con precisión la vida y los tiempos de Jesucristo en su Evangelio?; ¿y qué de sus tres cartas?, ¿deberíamos dudar de ellas? Todo esto considerando que los escritos de Juan ocupan la quinta parte del Nuevo Testamento.

Lo mejor será entonces pensar en el Anticristo como un individuo, y no como un sistema o Gobierno establecido en los tiempos finales. Recuerda, el ser maligno que estará detrás del espíritu y la persona del Anticristo será el mismo diablo (2 Tesalonicenses 2:9; 1 Juan 4:3; Apocalipsis 12:12-17).

Las Escrituras mencionan reiteradas veces al Anticristo como un hombre, utilizando pronombres masculinos para referirse a él. Esto descarta la posibilidad de que se trate de una mujer (2 Tesalonicenses 2:3; Daniel 7:25; 11:36).

Otros siervos en la Biblia describen al Anticristo como una persona real:

– Daniel (Daniel 7:8, 20, 24-25; 8:23, 25; 9:27; 11:21, 24, 31, 36-37).
– Zacarías (Zacarías 11:15-17).
– Pablo (2 Tesalonicenses 2:3-4, 8-9).
– Juan (1 Juan 2:18-19, 22; 4:3; 2 Juan 1:7; Apocalipsis 6-20).
– Jesús (Mateo 24:15, 24).
– Un ángel (Apocalipsis 17:7).

¿Existen profecías que indiquen la pronta llegada del Anticristo?
La respuesta es sí. En primer lugar, las Escrituras dicen que el Anticristo no se manifestaría antes de que Israel existiera otra vez como nación en la Tierra Prometida–acontecimiento ocurrido el 14 de mayo de 1948, cuando se reconoció oficialmente el Estado de Israel. Desde aquel entonces, millones de judíos de todo el mundo respondieron al llamado de regresar a la patria de sus ancestros. Este es, y sigue siendo, el continuo cumplimiento de una profecía que Ezequiel pronunció hace unos 2,600 años. El pueblo judío debía renacer y vivir en su antigua patria para que los acontecimientos apocalípticos se cumpliesen (Jeremías 30:1-5; Ezequiel 34:1-24; 37; Zacarías 10:6-10). Hoy viven más judíos en Israel que en los anteriores veinte siglos.

En segundo lugar, la Biblia dice que el Anticristo se manifestará en el tiempo de la gran apostasía, al final de los días (2 Tesalonicenses 2:2-3; 1 Timoteo 4:1-3; 2 Timoteo 3:1-9, 13; Judas 1:17-19). Algo de esta apostasía de la fe ya la percibimos en nuestro tiempo, en los países “cristianos” (Estados Unidos e Inglaterra, entre otros), y hasta en la propia Iglesia de Cristo. Esta apostasía prepara al mundo para recibir al Anticristo, una vez que este aparezca en la escena política internacional, un hecho que ocurrirá cuando la humanidad reniegue por completo de la verdad bíblica.

En tercer lugar, con el apoyo del Instituto del Templo, un grupo de fieles judíos planificaron la construcción de un tercer templo en el Monte del Templo. Comenzaron a nombrar sacerdotes, construir altares, coser vestidos sacerdotales e incluso sacrificar animales. Solo necesitan, para que sus sueños se hagan realidad, un tratado de paz que les permita el acceso al Monte del Templo y un permiso de edificación. En mi opinión, esto acontecerá después del arrebatamiento de la Iglesia, cuando el Anticristo se haga con el poder. La profecía es clara cuando dice que el Anticristo entrará al templo, se hará pasar por Dios y establecerá la “abominación desoladora” (Daniel 9:26-27; 11:31; 12:11; Mateo 24:15; 2 Tesalonicenses 2:3-5; Apocalipsis 11:1-2; 13:11-13).

Algunos afirman que la abominación desoladora aconteció en el año 167 a. C., cuando Antíoco Epífanes entró a Jerusalén y levantó en el templo un altar a Zeus, prohibiendo a los judíos ejercer su religión. Además, sacrificó un cerdo sobre el altar y obligó a los judíos a ofrendar a su dios.

Sin embargo, este no fue el cumplimiento definitivo de la profecía de Daniel: Jesús, en Mateo 24:15-22, habló de la abominación desoladora del libro de Daniel como un evento futuro; a pesar de que ya habían pasado unos doscientos años desde la profanación del templo por Antíoco Epífanes. Esto significa que los presentes preparativos para la edificación del nuevo templo en Jerusalén señalan el cumplimiento definitivo, todavía en gestación, de las antiguas profecías. Una clara indicación de que vivimos en la época del Anticristo.

Un aspecto importante para el desarrollo de estos últimos eventos es la globalización, siendo esta la que prepara el camino para el Anticristo. Vivimos en todo el mundo un declive del nacionalismo y un aumento en los esfuerzos por unificar a las naciones. Además, muchos países están al borde del colapso financiero, y algunos incluso han caído en el abismo económico. Esto hace que la interdependencia entre naciones sea aún más aconsejable, nombrando para esto una figura política global que las aglutine. Este es uno de los factores que permitirá el resurgimiento del Imperio romano, el cual unirá a las naciones después de la catástrofe y el caos causados por el arrebatamiento de la Iglesia. Esta unidad universal encaja a la perfección con el deseo que el diablo abrigó durante siglos: controlar un mundo unificado. Sus esfuerzos comenzaron con Nimrod en los capítulos 10 y 11 de Génesis.

Otra evidencia de esta realidad global son los intentos fallidos que, durante décadas, los líderes mundiales llevaron a cabo para llevar la paz a Medio Oriente–Israel y sus vecinos están constantemente al borde de la guerra. La región es un barril de pólvora altamente explosivo que podría, en cualquier momento, desencadenar una nueva guerra mundial. Sin embargo, todo Medio Oriente anhela la paz, y, como dice la Biblia, surgirá un hombre que será capaz de brindársela, aunque tan solo por un tiempo breve. Esta persona será el Anticristo.

¿Sabrá el Anticristo que es el Anticristo? ¿Cuándo se dará cuenta de ello?
La Biblia no nos revela si el Anticristo será consciente de su identidad y conexión con el diablo. Sin embargo, resulta bastante improbable que comprenda cuál será su futuro papel antes de la mitad del período de la Tribulación. ¿Por qué? En Apocalipsis 12 leemos que existe un punto de inflexión durante los siete años de Tribulación. Las Escrituras nos enseñan que el diablo intentará una nueva rebelión en el Cielo, donde, junto a sus demonios, será expulsado por el arcángel Miguel, quien lo arrojará a la Tierra. Dicho de otro modo, a los tres años y medio del período de Tribulación, las cosas en este mundo se volverán especialmente dramáticas.

Según la Biblia, el diablo se dará cuenta de que le queda poco tiempo–esto despertará su ira, y comenzará a perseguir a los judíos. El Anticristo entrará en el Templo y fingirá ser Dios. El hecho de que realmente crea en su divinidad, evidencia el nivel más alto de posesión demoníaca. La influencia diabólica que recaerá sobre él durante los primeros tres años y medio, lo llevará a una absoluta sumisión al diablo en la segunda mitad del tiempo de Tribulación.

¿Nacerá el Anticristo de forma sobrenatural?
Algunos especulan con la idea de que el diablo intente imitar, en el nacimiento del Anticristo, la natividad de Jesús. Este argumento es por momentos defendido con el pasaje de Génesis 3:15, donde la simiente de la mujer, Cristo, se enfrenta a la de la serpiente, el hijo del diablo. Empero, este tipo de especulación está más cercana a la industria cinematográfica que a la realidad bíblica. Podemos verlo con claridad en películas como El bebé de Rosemary o La Profecía, entre otras. Además, esta interpretación presenta al menos dos problemas:

En primer lugar, no hay evidencia bíblica que indique que el diablo tenga el poder para hacer concebir a una mujer, con el fin de imitar el nacimiento virginal. Quienes defienden esta idea, bien podrían pensar en Génesis 6:1-2, donde “los hijos de Dios” (ángeles caídos), tomando forma humana, tuvieron relaciones sexuales con mujeres mortales. De nuevo, las Escrituras no dicen en ningún momento que el diablo volverá a realizar un acto atroz de este tipo. Además, es aceptable creer que estos demonios hayan sido encerrados con cadenas después de su perversión (2 Pedro 2:4; Judas 1:6-7).

En segundo lugar, para poder introducir al Anticristo en el mundo, el diablo debería conocer el calendario de Dios, los momentos exactos en que tendrán lugar el arrebatamiento y la Tribulación, pues solo así podría hacer que nazca en el momento indicado. Sin embargo, este conocimiento está reservado a Dios únicamente. En conclusión, el hombre que finalmente se convertirá en el Anticristo, nacerá y crecerá de manera natural, abriéndose en algún momento de su vida a la influencia del diablo.

En tercer lugar, el diablo no necesita de un nacimiento milagroso para poner en práctica su plan a través de un hombre poseso por él. Está claro que el Anticristo será facultado por él para llevar a cabo hechos poderosos, señales y falsos milagros (2 Tesalonicenses 2:9), y que hará todo esto en sumisión a la autoridad diabólica (Apocalipsis 13:4).

¿Cuál es el plan básico del Anticristo?
Uno de sus objetivos será elaborar una plataforma electoral que pueda brindarle una influencia política mundial, aunque sus ambiciones irán mucho más allá de esto. El Anticristo será el instrumento del diablo para realizar, por fin, sus blasfemos y dilatados deseos. El maligno pretenderá matar a los cristianos, sabiendo lo importantes que son para Dios, y perseguirá al pueblo de Israel, pues tiene conocimiento, por el Antiguo Pacto, del plan divino respecto al regreso del Mesías y la salvación de Su pueblo. También sabe que Cristo establecerá luego su Reino en la Tierra durante mil años, y que, cuando eso ocurra, ya no tendrá ningún derecho o poder sobre la humanidad. Esta es la razón por la que intentará matar cuanto antes a todos los judíos, con el fin de impedir la salvación de Israel por el Mesías.

El diablo odia a los judíos, pues fue a través del pueblo elegido que vino el Salvador Jesucristo, quien derrotó a la muerte y al mismo diablo en la cruz.

A partir de su rebelión, el diablo deseó ser adorado, poseer lo mismo que Dios, ganar al mundo, recibir la admiración de los hombres; en definitiva, ser Dios. Como aquel que es fuente de su poder, el Anticristo tendrá un corazón bautizado en el pecado, un ardiente amor propio y el mismo profundo e insaciable anhelo de ser Dios. Dado que estará poseído por el diablo, este vivirá su propio sueño de manera indirecta, a través del hombre de pecado. De esta forma, la rebelión que comenzó hace mucho tiempo en el Cielo, culminará con la llegada y el reinado de un rey que “…hará lo que le plazca”, como describe el profeta Daniel en su libro (Daniel 11:36; lbla).

¿Poseerá el Anticristo poderes sobrenaturales?
La Biblia nos dice que las acciones del Anticristo irán acompañadas de señales sobrenaturales (2 Tesalonicenses 2:9; Apocalipsis 13:11-16). Lo que no podemos afirmar es que será él mismo quien realice todas estas señales y maravillas. Su venida y gobierno estarán caracterizados por muchos milagros convincentes, realizados, por lo menos en parte, por el falso profeta. Se avecina un nuevo tiempo de milagros, donde además de los milagros del Anticristo, se verán a dos testigos de Dios haciendo prodigios (Apocalipsis 11:3-6) y sobrevendrán los juicios sobrenaturales vinculados a los sellos, las trompetas y las copas, los cuales Dios mismo ejecutará sobre la Tierra y sus habitantes (Apocalipsis 6-19).

¿Engañará el Anticristo a las naciones?
Lo hará por varias razones. En primer lugar, después del arrebatamiento de la Iglesia de Cristo, los hombres estarán desesperados y aterrados, más que en cualquier otro momento de la Historia. La histeria y la locura se extenderán por toda la humanidad. Así como una persona que desfallece de hambre come casi todo lo que tiene a la mano, los hombres buscarán con desesperación respuestas a su situación, deseando encontrar seguridad y esperanza. El Anticristo les prometerá lo que, al fin y al cabo, no podrá cumplir.

En segundo lugar, la Biblia nos revela que sus convincentes promesas estarán acompañadas de señales y falsos milagros (Mateo 24:24; 2 Tesalonicenses 2:9). El diablo es un maestro de la falsificación; posee la capacidad de hacer cosas que apenas pueden distinguirse de los milagros verdaderos. Incluso es posible que, en este tiempo particular de la historia, reciba la facultad de llevar a cabo obras sobrenaturales. La Escritura utiliza los mismos términos, tanto para describir las señales y milagros del diablo, como las señales y milagros de Jesús. Además, en la época del Anticristo, la gente estará predispuesta a creerle.

En tercer lugar, la Escritura dice que el Señor mandará un “poder engañoso”, con el propósito de que aquellos hombres que se quedaron atrás después del arrebatamiento y “no recibieron el amor de la verdad para ser salvos”, crean en la mentira (2 Tesalonicenses 2:10-12). Esto es parte de las terribles consecuencias que acarrea rechazar el Evangelio: tener que enfrentarse a la ira de Dios (véase Romanos 1:18-32).

¿Puede el Anticristo hacer todo lo que quiere? ¿Dispone de un poder ilimitado?
El hombre de pecado tendrá más poder que cualquier otra persona que haya vivido en este planeta. Sin embargo, no será absoluto o ilimitado. A pesar de sus milagros, estará sujeto a las limitaciones impuestas al diablo, como ser creado.

El Anticristo, bajo la influencia diabólica, pronunciará blasfemias sin par y llevará a cabo en todo el mundo su impía agenda política (Apocalipsis 13:5). Perseguirá y matará a las personas que se conviertan a Cristo durante la Tribulación, y extenderá su autoridad sobre el mundo entero (13:7). Empero, a pesar de su gran poder, estará bajo el soberano control de Dios. En los dos versículos recién mencionados, encontramos las expresiones “se le dio” y “se le permitió”, lo que significa que el Anticristo no puede hacer nada fuera de los límites impuestos por Dios. El Padre tiene todo el control sobre la Historia, y solo Él determina el marco de acción y poder de Sus enemigos (1 Crónicas 29:11-12; Job 42:2; Salmos 115:3; 135:6; Proverbios 16.4; Isaías 14:27).

¿Cómo seguirá desarrollándose la crisis del coronavirus? Nadie puede dar una respuesta certera a esta pregunta.
La así denominada variante delta causó una recaída en Israel. Esperábamos abrir nuestra casa, el hotel Beth Shalom en Haifa, para recibir a los turistas extranjeros durante los meses de verano. Sin embargo, el nuevo pico de contagios frustró nuestro plan. Incluso algunos aseguran que no se admitirá la entrada de turistas al país hasta 2023.

Sea como sea, y a la vista de que nadie sabe cuándo volverá todo a la normalidad, decidimos abrir de nuevo el hotel a partir del 15 de agosto. No podemos tan solo sentarnos a esperar que se habilite la entrada de grupos de turistas a Israel. Por otro lado, el turismo interno marcha bien y ya casi alcanza los niveles normales. Hemos recibido en los meses pasados muchas solicitudes de reservación de parte de turistas israelíes, las cuales debimos rechazar con gran pesar.

Emprenderemos otra vez, confiando en el Señor, sabiendo que el turismo interno no alcanzará para llenar el hotel–esta es la razón por la cual intentaremos además tomar contacto con las iglesias de todo el país, ofreciendo nuestras instalaciones para conferencias, retiros y vacaciones individuales.

Algunos de nuestros viejos empleados ya encontraron otro trabajo, por lo que retomaremos la actividad de manera restringida, con el personal que nos ha quedado. Esperamos que, en el mes de septiembre, durante los días festivos judíos, la casa se llene de huéspedes israelíes.

En resumen, este es un nuevo comienzo. Nos concentraremos en el potencial turístico de nuestro país e intentaremos cuidarlo, no olvidando que cuando abrimos el hotel Beth Shalom en 1975, nuestros huéspedes provenían principalmente de Israel. En aquel entonces vivían aquí muchos judíos germanohablantes. A ellos les encantaba pasar sus vacaciones en nuestro hotel, donde podían hablar su idioma materno. Lamentablemente, alrededor de la década del 90, esta generación de judíos alemanes se fue extinguiendo.

Luego de esto, comenzamos a trabajar con viajes organizados. Al principio llegaban sobre todo grupos germanohablantes, pero más adelante se sumaron turistas de República Checa y Hungría, entre otros países. En los últimos años hemos llegado a recibir hasta veinticinco grupos por año. No obstante, la pandemia trajo un final abrupto a esta actividad, y debemos decir con tristeza que no parece que la normalidad esté llegando pronto. Hace poco, Israel publicó otra vez una lista de países a los que se les prohíbe o se restringe la entrada de sus ciudadanos al país.

Como bien sabemos, existen las más diversas opiniones acerca del fenómeno del coronavirus, en especial entre los cristianos. No pretendo entrar en este tema, pues cada postura desencadena tan solo discusiones sin fin, las cuales tienen el potencial de dividir y polemizar. Para los que estamos en el hotel, la situación es clara: solo podemos hacer nuestro trabajo si obedecemos las órdenes de las autoridades.

Existe una cierta molestia y extrañeza en la población por el hecho de que miles de israelíes viajaron por el mundo en los últimos meses, mientras que a su vez se restringía la entrada a los turistas extranjeros. Muchos de estos viajeros israelíes volvieron al país enfermos, trayendo la variante delta, la cual se esparció con rapidez, complicando otra vez la situación en el país.

A pesar de esto, comenzamos a retomar nuestra actividad después de dieciocho meses de cierre, esperando nuevas bendiciones del Señor.



Jeff Kinley | Se formó en Antropología en la Universidad de Arkansas, además se graduó con una Maestría en Teología en la Universidad de Dallas, EE.UU. Pastor hace más de 30 años, ha escrito más de 38 libros sobre teología, la mayoría enfocados en la profecía bíblica. (Más información en jeffkinley.com / en inglés)

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