El nombre de Jesús

¿Qué hay detrás del nombre de Jesús?

Hay un poder ilimitado y sin comparación. Solamente puedes tener este poder por medio de la fe.

Seguramente te preguntarás:

¿qué es la fe?…

La Biblia enseña que la fe es estar totalmente seguro de que uno recibirá lo que espera. Es estar convencido de que algo existe, aun cuando no se pueda ver. También dice que todo aquel que invoca el nombre de Jesús con fe será salvo.

Pero, ¿salvo de qué?

Salvo del juicio que vendrá sobre todo ser humano. Algún día cada persona tendrá que comparecer ante Dios y ser juzgado.

¿Juzgado, por qué?

Por haber rechazado a Jesús, el Salvador. La Biblia dice que “por cuanto todos han pecado, están separados de la presencia de Dios”.

Tú estás separado de Él y no tienes ningún derecho a protestar o reclamar nada. Tus pecados te condenan a una eternidad de horror y sufrimiento.

En el nombre de Jesús hay perdón

Pero no todo está perdido, porque si reconoces que necesitas el perdón de Dios por tus pecados, te arrepientes, y pides que Jesús tome el control de tu vida, entonces tendrás el derecho de ser llamada hijo de Dios y ser coheredero del reino celestial.

Su nombre también es medicina para el alma.

Tal vez sientas que no mereces el perdón de tus pecados, o tus hechos te parecen imperdonables y crees que es imposible que Dios los pase por alto. Déjame decirte que el Señor es más grande que todos los pecados de cada ser humano en la tierra. Por esa razón, si se lo pides, él puede perdonarte y librarte de todo tu pecado. La Biblia nos dice que cuando creemos, nuestra vieja vida es algo que ya pasó, y todo es hecho nuevo.

Su nombre es esperanza.

Todo aquel que cree no mira al futuro de manera incierta, lo mira con suma esperanza. El apóstol Pablo nos dejó estas palabras en la Biblia: “Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo miserable para que sea como su cuerpo glorioso, mediante el poder con que somete a sí mismo todas las cosas”.

Por todas estas razones, lo único que nos puede dar perdón, paz y esperanza, es el nombre del Señor Jesús. Si crees y te entregas a Él, tu vida dará un giro de 180 grados, y vivirás con la esperanza de que algún día verás a tu Salvador cara a cara.

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