El Sentido de la Vida

En el correr de los siglos a la humanidad le ha preocupado “El sentido de la vida”. Preguntas como “¿Por qué vivo?” “¿Cuál es la razón de mi vida?” “¿Cuál es mi objetivo de vivir?” He aquí algunas frases de diversas personalidades en el correr del tiempo: M. Rinehart (escritora): “Un poco de trabajo, un poco de sueño, un poco de amor, y todo terminó”. Colton (escritor): “El alma vive aquí como en una prisión y es liberada sólo
por la muerte”. Rivarol (escritor y periodista): “Vivir significa pensar sobre el pasado, lamentar sobre el presente y temblar ante el futuro”.

Estas y muchas afirmaciones que encontramos en la literatura e historia son bastante desalentadoras. Pero, si todavía buscáramos pensamientos más positivos, podríamos encontrarnos con que el sentido de nuestra vida fuera vivir el momento, aprovechar los días y años antes de que se desvanezcan. Pero déjame decirte que Jesús dijo algo que difiere con cualquier comentario, pensamiento o filosofía. Él dijo: “Yo soy… la vida”. Por esa razón, más tarde, el apóstol Pablo expresó: “para mí el vivir es Cristo”.

También Juan, uno de los hombres que más cerca de Jesús estuvo dijo: “…lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado, lo que hemos tocado con las manos, esto les anunciamos respecto al Verbo que es vida (JESÚS). Esta vida se manifestó. Nosotros la hemos visto y damos testimonio de ella…”. Estos hombres como muchos otros, inclusive el que escribe estas líneas, ha creído y cree
que ´Jesús es VIDA y VIDA ETERNA´. Tal vez crees que la vida se termina con la muerte, pero la Palabra de Dios dice que después de la muerte física te enfrentarás a Dios. Él pondrá delante de ti lo que has hecho con el mensaje que tienes en tus manos. La Biblia dice que “por cuanto todos pecaron están separados de Dios”, y que esta condición es una maldición que ha pasado de hombre a hombre, y la consecuencia es la muerte eterna,  es decir, estar separado de Dios para siempre. Pero Jesús cortó con esta maldición cuando ofreció su vida en la cruz pagando el castigo que tú merecías La única forma de ser libre de esa maldición es arrepentirte de tus pecados y reconocer lo que hizo el Señor por ti en la cruz. No hay otra forma, no hay otro camino.

Si crees, tendrás la esperanza viva que un día estarás con Dios para siempre. Pero si rechazas este mensaje serás condenado a vivir lejos de tu creador en un lugar de tormento. El apóstol Juan escribió: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo a quien Tú has enviado”. Si vienes a Jesús tendrás “vida y vida en abundancia.”