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Titulo: «Buscar ayuda, donde no la hay» 1/3
  

Autor: MarcelMalgo 
Nº: PE1118

«Buscar ayuda, donde no la hay» Es el título de esta meditación Bíblica de Marcel Malgo. Aunque parece algo contradictorio en verdad ocurre en nuestras vidas cegadas por el pecado. Escuche y descubra junto a nosotros, como puede cambiar esta problemática.


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«Buscar ayuda, donde no la hay» 1/3

Tal vez podemos preguntarnos, ¿qué ser humano buscaría ayuda donde no puede ser hallada? Bueno, por más contradictorio que parezca: ¡Esto verdaderamente ocurre!

Estimado amigo, muchos seres humanos, también verdaderos cristianos nacidos de nuevo, esperan y buscan ayuda donde no la pueden encontrar. Así también sucedió con el pueblo de Israel, en los tiempos del profeta Oseas. Los israelitas se encontraban en medio de la apostasía, la idolatría, y la peor prostitución espiritual posible. A través del profeta Oseas, el Señor tuvo que decirle a Su pueblo:«Con sus ovejas y con sus vacas andarán buscando a Jehová, y no le hallarán; se apartó de ellos. Contra Jehová prevaricaron…»(Os. 5:6-7).

El pecado, en aquel tiempo, había llegado a un extremo tal, que Dios, el Señor, tuvo que esconderse por un tiempo de Su pueblo. Es lo mismo que le pasa a un padre que, por un tiempo, se distancia de su hijo, porque éste se ha comportado mal y no lo quiere reconocer.

No era, sin embargo, que el pueblo de Israel no fuera consciente de su situación. No, todo lo contrario, ellos reconocían el estado en que se encontraban:«… Efraín vio su enfermedad, y Judá reparó en sus llagas…»dice la Biblia en el libro de Oseas. Lo triste del hecho consistía en que la conexión con su Dios había llegado al punto cero. Por eso, los israelitas no veían otra salida, que buscar ayuda donde no podía ser hallada.

Esto, lamentablemente, también nos sucede a nosotros: Cuando pecamos y, de este modo, levantamos una pared entre nosotros y Dios, tendemos a buscar ayuda en otro lado. Sin embargo, eso es muy peligroso, ya que de ese modo el abismo entre nosotros y el Señor se hace aun más profundo y lamentable.

Estimado amigo, detengámonos un momento para examinar ellugar en el cual Israel buscó ayuda y no la encontró

En Oseas 4:10-12 y 5:13, el Señor dice, a través del profeta:«… han abandonado al Señor para entregarse a la prostitución… Mi pueblo consulta a su ídolo de madera, y ese pedazo de palo le responde… Cuando Efraín vio su enfermedad y Judá reparó en sus llagas, Efraín recurrió a Asiria y pidió la ayuda del gran rey. Pero el rey no podrá sanarlo, ni tampoco curar sus llagas».Las palabras:«Mi pueblo consulta a su ídolo de madera»se refieren a maderos sagrados de Asera, levantados en los lugares de adoración a Baal, a ídolos trabajados en madera, o quizás también a un árbol oráculo. Y las palabras«Y ese pedazo de palo le responde»,posiblemente, se refieran a pequeñas imágenes o maderos de Asera, los cuales se tiraban en aquel tiempo para la adivinación. De modo que se trata de un tipo de varilla adivinatoria. ¡Tan profundamente había caído Israel! Los israelitas, en busca de ayuda, se habían dedicado a las cosas ocultas. Naturalmente, allí no obtuvieron ningún tipo de ayuda, ni tampoco de parte del Rey Jarve, a quien se dirigieron en su desdicha. ¡Cuán destructor y desintegrador puede ser el pecado!

Ahora, quiero dirigirme a nosotros mismos, a los cristianos, quienes también, a veces, buscamos ayuda en lugares donde no es posible encontrarla. A mi manera de ver, hay tres sólidas razones para eso: 

Como primera razón, se encuentra el Pecado.

En el caso de los israelitas, fue el pecado que los separó de Dios. Y esta separación de la fuente de la verdadera ayuda, los llevó a buscar ayuda donde no la había:«… porque han abandonado al Señor para entregarse a la prostitución… Mi pueblo consulta a su ídolo de madera, y ese pedazo de palo le responde».

¿Por qué Israel, en aquel tiempo, se dejó seducir para buscar ayuda en un camino tan diabólico? Porque los israelitas estaban enredados en el pecado, y ese enredo era tan profundo, que la Biblia dice:«… su tendencia a prostituirse los descarría …»Esa tendencia, ese «espíritu de prostitución» oscureció sus almas de tal manera que, sin reparos, se entregaron a las prácticas ocultas, para buscar ayuda en esa situación desesperada. Es más, en ese momento, ellos ni siquiera podían regresar a Dios, porque el pecado se había aferrado tanto a sus corazones, que en Oseas 5:4, dice:«No les permiten sus malas obras volverse a su Dios; su tendencia a prostituirse les impide conocer al Señor».

Querido amigo, cuando hablo del pecado, no se trata de que también los cristianos nacidos de nuevo puedan pecar todavía. Si bien, como propiedad del Señor Jesús, somos pecadores redimidos, aún no somos perfectos. Sin embargo, hay una gran diferencia, entre alguien que permanece en algún pecado secreto, y otro que, consciente de la debilidad de la carne, lucha con la misma en el nombre de Jesús. De todos modos, no deberíamos subestimar las destructoras consecuencias de los pecados secretos a los cuales, quizás, nos aferramos todavía. Una de las consecuencias, sin lugar a dudas, será que nosotros – cuando necesitemos ayuda – no la busquemos en Jesús, sino que tengamos que buscarla en otro lugar. En ese caso, nos irá como a Israel en el tiempo de Oseas, que el pueblo, en su estado pecaminoso, no regresó a su Dios, y por eso tampoco podía esperar ayuda de parte de El. Solamente una separación radical y exhaustiva de los pecados secretos (o conocidos) hace que el camino a Dios, y también la ayuda de parte de El, esté libre otra vez.

Continuando viendo al Rey Saúl encontramos un ejemplo trágico de las consecuencias de quitarle importancia al pecado, o sea de la desobediencia a Dios. Al principio, su gobierno estaba bajo la bendición de Dios. De ese modo, él, entre otras cosas, desarraigó toda adivinación de Israel:«Y Saúl había arrojado de la tierra a los encantadores y adivinos»(1 S. 28:3). Pero, ¿dónde fue que, el mismo rey, buscó ayuda hacia el final de su vida, cuando se encontraba en grandes problemas? ¡En una adivina! Este acontecimiento sumamente triste, está relatado en 1 Samuel 28:7-8:«Entonces Saúl dijo a sus criados: Buscadme una mujer que tenga espíritu de adivinación, para que yo vaya a ella y por medio de ella pregunte. Y sus criados le respondieron: He aquí hay una mujer en Endor que tiene espíritu de adivinación. Y se disfrazó Saúl, y se puso otros vestidos, y se fue con dos hombres, y vinieron a aquella mujer de noche; y él dijo: Yo te ruego que me adivines por el espíritu de adivinación, y me hagas subir a quien yo te dijere.»Saúl, en sus primeros años en el gobierno, servía a Dios de todo corazón. Pero, después, comenzó a actuar por su propia cuenta, hacía la voluntad de Dios con un corazón dividido. ¿Por qué fue que, finalmente, buscó ayuda en el espiritismo? Porque a causa del pecado permanente, es decir de la desobediencia, fue incapaz de clamar a Dios con confianza, por la ayuda que necesitaba.

Cuando nosotros permanecemos en algún pecado y no sacamos el mismo a la luz, poco a poco también nuestros ojos espirituales se van opacando, de manera que comenzamos a andar por caminos que, antes, nunca hubiéramos pisado. Eso, no solamente ocurre por el pecado que cometemos una y otra vez, sino por el espíritu de pecado que echó raíces profundas en nosotros. En ese caso, las palabras de Oseas 4:12 y 5:4 también son válidas para nosotros:«… su tendencia a prostituirse los descarría… les impide conocer al Señor … «

Examinémonos y saquemos todo lo que, de alguna forma, tenga algo que ver con el pecado, a la luz, a Jesús. Quien no hace eso, finalmente se encontrará delante de una puerta que lleva a un camino sumamente malo – en ese caso, usted comenzará a buscar ayuda donde no la puede hallar. Eso continuará así, hasta que usted se esté hundiendo en el profundo pantano de la desesperación. Recuerde aquel mono que cayó en un pantano, y que trataba de sacarse a sí mismo tirando de su propia barba. Pereció en una forma miserable.

Nos encontramos en el próximo programa para descubrir por qué buscamos ayuda en donde no podemos hallarla.

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