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Titulo: “¿Cómovamos al encuentro del esposo?” 1/3
 

Autor: ErnstKraft
Nº: PE1041

No son nuestros estudios, inteligencia y conocimientos los que pueden ayudar a los demás, sino únicamente Jesucristo. Noemí estaba convencida que no era ella la verdadera ayuda que Rut necesitaba, por eso le dijo: “No es Booz nuestro pariente…” ¡La verdadera ayuda sólo puede venir de Jesús!

 


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¿Cómo vamos al encuentro del esposo?» 1/3

Querido amigo, en el libro de Rut se nos presentan importantes características que deberán identificar a los hijos de Dios en el momento en que, repentinamente, aparezca el Señor. En esta serie de programas profundizaremos al respecto, pero antes de abordar el tema quiero mencionar, en forma resumida, qué verdades de salvación trata este libro.

En el primer capítulo, se describe en sentido profético al pueblo de Israel, el cual fue diseminado entre los gentiles y sufrió allí grandes penurias. Muchos de ellos morían, tal como fue el caso de Elimelec y sus hijos. Pero hubo un remanente que sobrevivió y regresó a Israel, lo cual se representa a través de Noemí, la cual aún regresaba espiritualmente ciega a su tierra – tal como el caso actual de Israel.

El capítulo dos, habla más que nada sobre Rut, la moabita (gentil), la cual encontró a Booz quien la iba a redimir. Asimismo también sucedió en la historia de salvación. La Iglesia (constituida en su mayor parte por gentiles) es creada y colocada al lado de Israel. Noemí ya se encontraba cerca del redentor (el Salvador), pero sólo se acuerda de él por lo que Rut le cuenta acerca de Booz. En el versículo 23, se relata en cuanto a la cosecha de la cebada y el trigo. Desde el punto de vista de la salvación sería el período entre la resurrección de Jesús (cosecha de cebada) y la consumación de la Iglesia (cosecha de trigo).

Después de la cosecha de trigo, comienza el capítulo 3. Allí se describe el encuentro de Rut y Booz, durante la era, en casa de este último. Aquí Booz es quien actúa, cosa que durante el período de la cosecha no era el caso. Pues eran sus criados los que entraban la cosecha. En la era se avienta, se separa la paja del trigo. Esto hace alusión a la época en la que Jesús regresará, momento en el cual también se producirá una separación entre lo «verdadero» (trigo) y lo «falso» (paja). Habrá una separación radical, el Señor Jesús dijo: «Os digo que en aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo juntas; la una será tomada, y la otra dejada. Dos estarán en el campo; el uno será tomado, y el otro dejado«. En Rut 3:8 podemos leer: «Y aconteció que a la medianoche…» Esto nos recuerda la parábola de las diez vírgenes, allí dice: «Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!» .

A pesar de que Booz conocía a Rut , le preguntó: «¿Quién eres?» (Rut 3:9). Lo mismo sucederá aquel día en que nos encontremos con Jesús. Allí se revelará quiénes somos realmente, cuán real ha sido de hecho nuestro amor.

Durante ese encuentro con Booz, Noemí estuvo sola. Así también estará sola Israel durante el «período del aviento».

En el capítulo 4 se vuelve a hablar nuevamente, más que nada, sobre Noemí y su tierra. Trata acerca de la compra de la tierra, o bien quién habría de poseer la tierra. Desde la perspectiva de la salvación, parece que el Anticristo va a luchar con todos los medios para poder quedarse con Israel, para poder gobernar, a partir de allí, al mundo entero. Pero Jesucristo ayudará a su pueblo; derrotará al Anticristo, tomará la tierra y gobernará desde allí.

Naturalmente, no todo el libro de Rut puede compararse literalmente a la salvación, pues los acontecimientos allí sucedidos también deben entenderse a la luz de las costumbres de aquella época.

No obstante, queremos detenernos en algo que, a la luz del Nuevo Testamento, tiene mucho que decirnos en cuanto a nuestra vida de fe: «Después le dijo su suegra Noemí: Hija mía, ¿no he de buscar hogar para ti, para que te vaya bien? No es Booz nuestro pariente, con cuyas criadas tú has estado? He aquí que él avienta esta noche la parva de las cebadas. Te lavarás, pues, y te ungirás, y vistiéndote tus vestidos, irás a la era; mas no te darás a conocer al varón hasta que él haya acabado de comer y de beber. Y cuando él se acueste, notarás el lugar donde se acuesta, e irás y descubrirás sus pies, y te acostarás allí; y él te dirá lo que hayas de hacer. Y ella respondió: Haré todo lo que tú me mandes. Descendió, pues, a la era, e hizo todo lo que su suegra le había mandado. Y cuando Booz hubo comido y bebido, y su corazón estuvo contento, se retiró a dormir a un lado del montón. Entonces ella vino calladamente, y le descubrió los pies y se acostó. Y aconteció que a la medianoche se estremeció aquel hombre, y se volvió; y he aquí, una mujer estaba acostada a sus pies. Entonces él dijo: ¿Quién eres? Y ella respondió: Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano»(Rut 3:1-9).

De este pasaje, extraeremos siete deliciosas verdades las cuales nos mostrarán de qué manera nosotros, como esposa (iglesia), debemos ir al encuentro de nuestro esposo celestial. En este programa veremos sólo una y en los próximos dos programas, las demás.

1. Como siervos, o bien, siervas inútiles

Noemí expresó una profunda verdad al decirle a Rut: «…¿no he de buscar hogar para ti, para que te vaya bien?». Noemí enseguida dice también a través de quién puede materializarse esto: «No es Booz nuestro pariente…». Si realmente queremos ayudar a alguien, debemos mostrarle al necesitado a «Booz» y procurar que tenga un encuentro con «Él». En Isaías 45:11 se nos dice: «…mandadme acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mis manos.» Dicho en otras palabras: Busca a Jesús y su luz, todo lo demás no te sirve de nada.

Si le queremos dar lo mejor a los demás, los debemos poner en contacto con Jesucristo. Cuántas personas fueron desilusionadas al buscar ayuda en un consejero espiritual. ¿Por qué? Porque no son pocos los «consejeros espirituales» que crean un lazo, uniendo a la persona a sí mismos en vez de hacerlo al Señor Jesús.

Pablo empleó el mismo principio que también vemos en Noemí. En cuanto a esto, escribió a los cristianos en Corinto: «Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado«. Así se convirtió en gran bendición para todos.

No son nuestros estudios, inteligencia y conocimientos los que pueden ayudar a los demás, sino únicamente Jesucristo. Noemí estaba convencida que no era ella la verdadera ayuda que Rut necesitaba, por eso le dijo: «No es Booz nuestro pariente…» ¡La verdadera ayuda sólo puede venir de Jesús!

En 2 Timoteo 3:1, donde se describe los últimos tiempos, dice que habrá personas que creerán mucho de sí mismos. Y, ¿cuál es nuestra situación? ¿Vamos al encuentro del esposo como aquellos que saben quesin él nadaeterno pueden hacer, y como aquellos quea través de él todolo que a Dios le agrada lo pueden ? Debemos atender a lo que Jesucristo dijo: «Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos«.

Le espero, querido amigo, para seguir profundizando en estos puntos en la próxima audición. Que Dios le bendiga.

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