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Compromiso Total 
(4ª parte)

Autor: William MacDonald

  La palabra discípulo ha sido por demás utilizada, y cada usuario le ha dado el significado de su conveniencia. El autor de este mensaje nos lleva a examinar la descripción de discipulado que presentó Jesús en sus enseñanzas, la cual se halla también en los escritos de los apóstoles, para que aprendamos y descubramos más acerca de este concepto.


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PE1871 – Estudio Bíblico  –  Compromiso Total (4ª Parte)



Estimados amigos, en el programa anterior estuvimos viendo: ¿Qué es lo que impide nuestro compromiso? Y dijimos que, en primer lugar, es: El temor.Ahora,¿cuáles son las alternativas a una vida de entrega total? Una vida dedicada a lo trivial. Un alma salvada, pero una vida perdida. Entrar al cielo con las manos vacías.

Vimos, también, tres claros ejemplos de compromiso defectuoso. El de: Ananías y Safira. Las tres negaciones de Pedro. Y los hombres que dijeron:“yo primero”(lo cual está escrito en Lc. 9:57 al 62). Ellos querían seguir a Cristo, pero pusieron sus propios intereses por delante. Luego, vimos, entonces, qué significa o qué es una: Entrega Total. En primer lugar, es una crisis. Debe haber una primera vez en la cual colocamos nuestras vidas en el altar del compromiso total. Esto implica una lucha enorme. Puede que no haya una experiencia emocional. Puede que no hayan luces, campanas o temblores en su cuerpo. Pero sí experimentará la sensación de entregar aquello que ha dejado de amar.

Finalmente, citamos las palabras de Henry Bosch, quien dijo que la voluntad de Dios: “se basa en Su infinito amor y sabiduría, y usted puede estar seguro que el placer y el gozo más grande se encontrará en hacer lo que Él quiere que usted haga”.

Continuamos ahora viendo que: El compromiso total no sólo consiste en una crisis, una experiencia puntual. Se trata de un proceso. Debemos renovar nuestro compromiso día tras día. Así debemos vivir, haciendo las cosas que encontramos para hacer. Nos desgastamos trabajando, pero la oración nos revitaliza. Dios nos guía cuando estamos en movimiento. Él no nos revela su voluntad toda de una vez. Es un rollo que se va abriendo de a poco.

Debemos permanecer cerca de la Palabra. El compromiso con Cristo implica dar un lugar prioritario a la Biblia. No puedo tener devoción con la Palabra viva sin mostrar devoción por la Palabra escrita, y pasar tiempo con la Palabra cada día es lo que manifiesta esta devoción. Esto se manifiesta también al estudiarla, memorizarla, meditar en ella, y obedecer lo que leemos.

La Palabra de Dios estará en nuestros corazones: Se la enseñaremos a nuestros hijos; hablaremos sobre ella cuando nos sentamos en nuestra casa, cuando caminamos, cuando nos recostamos, cuando nos levantamos; la atamos como una señal en nuestras manos (nuestras acciones) y será como frontales delante de nuestros ojos (nuestros deseos); la inscribiremos en los postes de nuestra casa y en nuestras puertas (esto lo podemos ver en Dt. 6:6 al 9). En otras palabras, la Biblia permeará cada área de nuestras vidas.

En nuestro agitado mundo requiere mucha disciplina el dejar a un lado los reclamos de la vida social, y dejar a un lado laguía televisivay el control remoto para poder dedicarnos al estudio consecuente y sistemático de la Palabra, pero es parte del precio que se debe pagar si vamos a dar lo mejor al Altísimo. Debemos pasar mucho tiempo en oración. El discípulo dedicado es una persona de oración. El compromiso implica comunión y la comunión implica pasar tiempo con la persona a la cual amamos. El Salvador no tiene el primer lugar en mi vida si mis encuentros con Él son ocasionales, espasmódicos, breves y a las apuradas. Por otro lado, cuanto más lo amo, más querré pasar tiempo con Él en el Trono de la Gracia.

No existe una respuesta fácil a la pregunta: “¿Cuánto tiempo debo pasar en oración?” Eso depende de nuestro itinerario, de nuestras responsabilidades hogareñas, del largo de nuestra lista de oración y de las cargas de oración que el Señor coloca sobre nuestro corazón. Además de nuestro tiempo regular de oración, practicamos la oración espontánea. Incluso el insomnio puede ser una buena ocasión para orar.Anne Grannis, escribió:

“Quiero que mi vida esté tan libre del yo
Que mi querido Señor pueda venir
Y colocar su propio mobiliario
Y hacer de mi corazón su hogar.
Y como sé lo que esto requiere
Cada mañana en la quietud
Voy hacia ese cuarto secreto
Y le entrego mi voluntad.
Siempre la toma con gracia
Presentándome su voluntad.
Estoy listo para salir al encuentro del día
Y cualquier tarea que conlleve.
Es así como mi Señor controla
mis intereses, mis enfermedades;
Porque nos encontramos en el albor del día
para tener un intercambio de voluntades”.

Y Harold Wildish tenía el siguiente consejo pegado en el frente de su Biblia: Así como entregas todo el peso de tu pecado y descansas en la obra culminada de Cristo, entrega toda la carga de tu vida y servicio, y descansa en la obra presente del Espíritu Santo. Entrégate mañana tras mañana para ser guiado por el Espíritu Santo, y avanza en alabanza y en confianza, permitiendo que Él te maneje a ti y a tu día. Cultiva el hábito, durante todo el día, de depender con gozo de Él y obedecerle, esperando que Él te guíe, te ilumine, te reprenda, te enseñe, te use, y que haga contigo lo que Él desee. Cuenta con su obra como un hecho, independientemente de lo que puedas ver o sentir. Sólo cree y obedece al Espíritu Santo como el gobernador de tu vida y deja de cargarte o tratar de gobernarte a ti mismo. Entonces el fruto del Espíritu aparecerá, según Su voluntad, para la gloria de Dios.

¿Cómo será la vida cuando uno le entrega el control de la misma al Señor? La vida tendrá destellos de lo sobrenatural. Habrá una convergencia maravillosa de circunstancias. Sentirá que está en el medio de la voluntad de Dios, y no querrá estar en ningún otro lugar ni hacer ninguna otra cosa. Será radioactivo con el Espíritu Santo. Sabrá que Dios está trabajando en y a través suyo y que, cuando toca otras vidas, algo sucederá para Dios. Pero, sucederá sin que usted se vuelva orgulloso.

Habrá picos de montaña ocasionales, pero la mayor parte de la vida será rutinaria y, algunas veces, aburrida. El plan de Dios emergerá, paso tras paso.

Veamos, entonces, ahora:EL DESAFÍO DEL COMPROMISO

Al describir la coronación de un monarca en la Abadía de Westminster, John Stott dijo que uno de los momentos más emotivos fue precisamente antes de la coronación, antes que la corona fuese colocada sobre su cabeza. El Arzobispo de Canterbury clama cuatro veces hacia los cuatros puntos cardinales: “Señores, les presento el indiscutido rey del área ¿están dispuestos a honrarlo?” Luego que se obtienen cuatro resonantes declaraciones afirmativas en la nave de la Abadía de Westminster, se trae la corona y se la coloca sobre la cabeza del rey.

Damas y caballeros, les presento al Señor Jesucristo como el indiscutido Señor y Salvador. ¿Están dispuestos a honrarlo entregándole sus vidas a Él?

En un sentido, la invitación de Cristo llega a todo hombre y mujer, a todo joven. Si rehusamos seguirlo por alguna razón, Él invitará a otros, otros que son tan buenos como nosotros o mejores aún, pero nunca tendremos un mejor Cristo a quien servir.

En una conferencia en Ben Lippen, Carolina del Norte, una joven daba testimonio sobre su llamado al servicio. En el curso de su mensaje mostró una hoja de papel en blanco, diciendo que contenía la voluntad de Dios para su vida. Lo único que estaba escrito en ese papel era su firma al final de la página. Luego dijo: “He aceptado la voluntad de Dios sin saber de que se trata, le estoy dejando a Él que complete todos los detalles”. Ella era una verdadera discípula, y estaba en un terreno seguro. Con una voluntad rendida a ese punto, el Espíritu Santo puede guiar a dicha persona a medida que avanza por la senda de la vida.

 

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