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Autor: William MacDonald

Cuando hablamos de la crisis del compromiso, nos referimos a la primera vez que una persona entrega su vida al Señor para hacer lo que Él desee. Puede haber una lucha respecto a dejar sus planes y ambiciones personales. Por eso las palabras entrega y rendición describen muy acertadamente la crisis del compromiso.


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PE2242 – Estudio Bíblico
“Compromiso total” XI (3ª parte)



¿Cómo están amigos? Permítanme compartir algunos puntos que han sido útiles para mí en el área de la dirección divina:

Cuando busque la guía del Señor y no aparezca, la voluntad de Dios para usted es que se quede en donde está. O para ponerlo de otra manera: «La oscuridad adelante, es luz en el lugar actual.»

Resista la tentación de crear su propia dirección: «He aquí que todos vosotros encendéis fuego, y os rodeáis de teas; andad a la luz de vuestro fuego, y de las teas que encendisteis. De mi mano os vendrá esto; en dolor seréis sepultados» (nos dice el Señor en Is. 50:11). También resista la tentación de actuar impulsivamente, como nos advierte el Sal. 32:9: «No seáis como el caballo, que han de ser sujetados con cabestro y con freno». Si realmente está confiando en el Señor, no tiene por qué apurarse: «el que creyere, no se apresure» (nos dice Is. 28:16).

Espere hasta que la dirección sea tan clara que una negativa signifique desobediencia. Si desea sinceramente conocer la voluntad de Dios, jamás se la perderá.

Mientras espera, haga lo que le venga a la mano hacer. Un capitán dirige un barco cuando se está moviendo. Un ciclista conduce su bicicleta cuando se está moviendo. Por tanto Dios dirige a sus hijos cuando están cumpliendo con sus deberes.

Cuando enfrentaba un cambio importante de dirección en mi vida, le pedía al Señor que confirmara la dirección de dos o tres maneras diferentes. Para esto me baso en Deuteronomio 19:15: «Sólo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación.» Si recibía sólo un indicio de la voluntad de Dios, podía llegar a perdérmela. Pero cuando tenía dos o tres, la dirección era inconfundible.

A menudo sucede que cuando viene la palmadita divina, aparecen otras alternativas atractivas. Llegan como un tipo de ruta de escape, una salida de emergencia. Puede ser una táctica satánica para desviarlo del camino de la obediencia total. Pero, probablemente no funcione. Usted ha pedido la voluntad de Dios. Él se la ha dado. Lo ha preparado para que la desee. Por tanto otras opciones no tendrán atracción duradera.

Durante toda la vida deberemos estar abiertos a un cambio de dirección. La dirección de ayer no necesariamente es la de hoy. Disfrute la emoción de nuevas aventuras con Dios.

Eso nos deja la pregunta de cómo el Señor revela Su voluntad. Él tiene una infinita variedad de maneras. Permítame mencionar sólo algunas.

Él dirige a través de la Palabra de Dios. Primero que nada, las Escrituras proveen una línea general de Su voluntad. Pero Él también habla por medio de un pasaje específico, que sin lugar a dudas es una respuesta a la oración. Otros pueden no verlo, pero para la persona que busca dirección, es la inconfundible voz de Dios. Una mujer de cincuenta y ocho años fue invitada a enseñar en un orfanato cristiano en Alaska. Ella tenía dudas respecto a aceptar o no debido a su edad. Pero una mañana el Señor le habló a través del Salmo 39:5: «Mi edad es como nada delante de ti.» Empacó y partió hacia Alaska.

Él habla por medio del consejo de cristianos maduros. Los líderes de la congregación local tienen que ser consultados. Ellos pueden ver los pro y los contra que pueden haber pasado inadvertidos por usted.

Él habla a través de otros. A veces un comentario aparentemente arbitrario de alguien que no conoce lo que hay en su alma, lo golpea como una indicación de que el Señor le está hablando.

Él habla por medio de la maravillosa convergencia de las circunstancias. El tiempo perfecto en que llega una carta escrita meses antes, por ejemplo.

Él habla a través de los obstáculos. Pablo y su equipo tenían prohibido por el Espíritu Santo predicar la Palabra en Asia. Más tarde intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu tampoco les permitió (como leemos en Hechos 16:6 y 7). Dios quería a Pablo en Troas donde recibiría la visión de cruzar Europa.

Él guía por medio del ejemplo de Cristo. «Dios nunca nos guiará hacia un camino que no se adecue al carácter y enseñanzas de Cristo.» Él nunca nos pide que actuemos irracionalmente.

Él habla, también, a través del testimonio subjetivo e interno del Espíritu Santo. Pablo dice en Colosenses 3:15: «Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones…» Cuando nos estamos moviendo en la dirección correcta y tomamos las decisiones correctas, la paz aflora en nuestros corazones. Si no tenemos paz respecto a cierta acción, entonces debemos dudar si es la voluntad de Dios. Uno de nuestros grandes escritores cristianos, J. Oswald Sanders, dijo: «Es un disparate actuar cuando la paloma de la paz se ha ido volando del corazón.»

Una última palabra de advertencia. Aunque los sentimientos están involucrados, no deberíamos tomar una decisión basados solamente en ellos. Los sentimientos tienen que ser confirmados por otros factores.

Pero, cuando se toma una decisión, hay que actuar!!

El pueblo de Israel había hablado acerca de hacer rey a David. Sus intenciones eran buenas, pero ellos nunca las llevaron a la acción. Finalmente, como leemos en 2 S. 3:17 y 18, Abner les dijo a los ancianos de Israel: «Hace ya tiempo procurabais que David fuese rey sobre vosotros. Ahora, pues, hacedlo».

Ésa es la palabra de Dios para muchos de sus hijos hoy. «Hace tiempo procuraban coronar al Señor Jesucristo como Rey de su vida. Y hasta han cantado: ‘Rey de mi vida hoy te corono’. Han pensado en renunciar como monarcas y otorgar los derechos del trono a Cristo. Ahora, ¡háganlo!”

El tiempo ha llegado. La decisión determina el destino. Sabemos que esto es verdad respecto a la salvación. Cuando recibimos al Salvador a través de un acto definido de fe, nuestro destino eterno en el cielo está asegurado. Pero hay más. Cuando decidimos aceptar incondicionalmente Su voluntad para nuestras vidas, se nos asegura una vida en la tierra en la que se cumplirá Su plan para nosotros.

Hemos visto que es una decisión ambigua. Primero es una crisis; luego se transforma en un proceso. Es un comienzo determinado, que es seguido de una práctica continua. Siempre hay una primera vez en que renunciamos a ser los directores de nuestras vidas y le entregamos las llaves a Él. Pero, cada día tenemos que confirmar esa decisión original.

Piense en los puntos críticos que están involucrados en la decisión. Nos salva del tiempo gastado fuera de la voluntad de Dios, tiempos de vagar en un desierto espiritual, tiempo que no cuenta para Dios. Nos salva de una existencia monótona, de la trivialidad, del aburrimiento y de la nada.

Por otra parte, un compromiso constante nos asegura el lujo de saber que estamos viviendo en el centro de Su voluntad. Nos asegura una vida que cuenta para la eternidad.

Nos garantiza la vida más significativa que la sabiduría de Dios puede concebir para nosotros. ¡Recuerde! «Él hace lo mejor por aquéllos que lo dejan elegir a Él.»

Significa que al final de la jornada, el Arquitecto celestial desplegará Su proyecto para nosotros, comparará nuestra vida con Él, pondrá su mano sobre nuestro hombro y dirá: «Justo como estaba planeado. Bien hecho, mi buen siervo y fiel.» No hay nada mejor que eso.

La vida es como una moneda. Podemos gastarla de la manera que queramos. Pero podemos usarla sólo una vez.

Nuestras intenciones pueden ser buenas. Queremos hacer algo bien. Pero eso no es suficiente. Nosotros decimos: «Algún día», pero Dios dice: «Hoy». Hemos estado escuchando nuestras dudas, temores, excusas, y vacilaciones por mucho tiempo. Ahora escuchemos a Dios.

Luego, repitamos esta razonable afirmación, hoy y todos los días:

Amor tan maravilloso, tan divino,
Tendrá mi corazón, mi vida, mi todo.

Hagamos ahora nuestras las palabras de Avis B. Christiansen:

Sólo una vida para ofrecer – Jesús, mi Señor y Rey;
Sólo una lengua para alabarte y cantar de Tu misericordia (por siempre);
Sólo la devoción de un corazón, Salvador, que sea
Consagrada sólo a Tu gloria sin par,
Rendida completamente a Ti.

Sólo esta hora es mía, Señor – que sea usada para Ti;
Que cada momento que pase valga para la eternidad (mi Salvador);
Las almas mueren por ahí, mueren en pecado y vergüenza;
Ayúdame a llevarles el mensaje de la redención del Calvario,
En Tu glorioso nombre.

Sólo una vida para ofrecer – tómala, querido Señor, es mi oración;
Sin retener nada de Ti, Tu voluntad obedezco ahora (mi Jesús);
Tú que has dado absolutamente todo por mí,
Toma esta vida como Tu propiedad, para ser usada, mi Salvador,
Cada momento para Ti.

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