Conozca su Biblia (1ª Parte)
27 abril, 2013Conozca su Biblia (3ª Parte)
27 abril, 2013Conozca su Biblia
(2ª parte)
Autor: William MacDonald
La palabra discípulo ha sido por demás utilizada, y cada usuario le ha dado el significado de su conveniencia. El autor de este mensaje nos lleva a examinar la descripción de discipulado que presentó Jesús en sus enseñanzas, la cual se halla también en los escritos delos apóstoles, para que aprendamos y descubramos más acerca de este concepto.
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PE1896 – Estudio Bíblico – Conozca su Biblia (2ª Parte)
¡Qué gusto estar nuevamente junto a ustedes amigos oyentes! En la primera parte del mensaje hemos visto que: Deberíamos comprometernos no sólo con la inspiración de las Escrituras, sino también con el hecho de que la Biblia es la revelación final de Dios para los hombres. Y,también, que debemos comprometernos con la suficiencia de la Biblia.
Además, como discípulos, queremos estar comprometidos con la infalibilidad de las Escrituras. El Señor Jesús dijo en,Juan 8:31 y 32: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente Mis discípulos; y conoceréis la verdad…”Ningún verdadero descubrimiento o ciencia estará en conflicto con la verdadera interpretación de las Escrituras. Eso sería algo imposible, ya que Dios es el autor de ambos libros. Él es el autor de la Biblia y Él es el autor de la verdadera ciencia también.
Hoy en día escuchamos que hay personas que utilizan sutilezas con respecto a esto. Incluso, escuchamos la sugerencia deque la Biblia contiene errores. Un maestro, en uno de los así denominados seminarios evangélicos en los Estados Unidos, dijo: “Sabemos que la Biblia contiene errores. Jesús dijo que la semilla de mostaza es la más pequeña de todas las semillas. Sabemos que la semilla de mostaza no es la más pequeña de todas las semillas, por lo tanto, la Biblia contiene errores”.
Es realmente patético pensar en un profesor de seminario que diga cosas como esas. Como si el Señor Jesús hubiera dado un sermón científico sobre las semillas de mostaza. Ése no era el punto en absoluto. Puedo imaginarme a aquellas personas que iban al mercado y buscaban entre todas las especias que estaban a la venta en ese momento, o pienso en una mujer que buscaba en su armario de la cocina todas las especias que tenía y, en ese contexto, la semilla de mostaza era la más pequeña. Por lo tanto, debido a que Él dijo eso, no podemos decir que la Biblia contiene errores, o que Jesucristo se equivocó.
Tengamos convicciones sobre la infalibilidad de la Palabra de Dios.
Hace años encontré la siguiente cita de B.H. Carroll, la cual me conmovió. He pensado mucho en la misma a partir de ese momento. Él dijo: “Cuando era niño encontré mil contradicciones en la Biblia.Las anoté todas. En aquel entonces, tenía mil contradicciones más de las que tengo ahora. Ahora tengo aproximadamente media docena de cosas, en cuanto a la Biblia, que no puedo explicarme satisfactoriamente. Pero, he visto novecientos noventa y cuatro que fueron resueltas en forma armónica”. Entonces dijo: “Me inclino a pensar que si tuviera más capacidad, podría reconciliar las otras seis”. ¡Eso es! Eso es lo correcto. Comprometámonos con la infalibilidad de la Palabra de Dios.
Comprometámonos a leer la Palabra de Dios.Esto es muy importante. Una bendición especial se declara sobre aquellos queleen la Palabra de Dios. Esto es especialmente cierto en el libro deApocalipsis, pero también se aplica a toda la Biblia.“Bienaventurado el quelee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ellaescritas; porque el tiempo está cerca” (así nos dice Ap. 1:3).
No es suficiente sólo leer la Biblia.Comprometámonos a estudiar la Palabra de Dios. Recuerdo que, cuando era jovencito, comprendí que en el cielo no iba a entender todas las cosas. Antes de ese momento, pensaba que en la tierra prometida sería omnisciente, por lo tanto me preguntaba: “¿para qué estudiar la Biblia ahora?” Pero, entonces, leí Efesios 2:7:“… para mostrar en los siglos venideros…”Dios nos mostrará. Por lo tanto, entendí que si Dios nos iba a mostrar algo, yo iba a aprender alguna cosa. Entonces, reflexioné y entendí que el cielo será una escuela, donde Dios será el Maestro, la Biblia será el libro de texto, y el final va a ser la eternidad. Hasta ese entonces, yo había pensado que los negocios eran lo principal en la vida. Por consiguiente, estudié administración y llegué a ser banquero.
Pero, luego reflexioné, y a la edad de treinta años comprendí mejor las cosas. Pensé que éste es el libro de la eternidad,y que algún día me sentaré junto a los patriarcas Abraham, Isaac, y Jacob, en el reino de nuestro Padre.Así dice Mt. 8:11:“Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos”. ¡Y vamos a conversar! ¿Pero qué tan inteligentemente podría conversar yo? Especialmente si me sentara al lado de Abdías, o de Sofonías. Créame, ese pensamiento hizo que comenzara un estudio diligente de la Palabra de Dios. Pensé para mí mismo: “MacDonald, es una tarea increíblemente grande”. Sesenta y seis libros. Luego pensé, y me dije que una gran tarea se lograba a través de muchos pequeños emprendimientos. No puedo hacer una gran tarea, pero puedo hacer muchas tareas pequeñas. Comencé así un estudio sistemático, versículo por versículo.
Sí, éste es el Libro de la eternidad. Puede que usted diga que todos van a ser felices en la eternidad. Lo sé, pero algunos serán más felices que otros. La copa de todos estará llena, pero algunos tendrán copas más grandes que otros. Todos disfrutarán al Señor Jesús, pero algunos tendrán una capacidad mayor para disfrutar que otros. Y es aquí en la tierra donde determinamos la capacidad, en base a lo que hacemos con la Palabra de Dios. Todos disfrutaremos del cielo, pero determinamos nuestra capacidad de disfrutar de las glorias del mismo por lo que hacemos ahora mismo con esta Palabra. Cuando comprendí eso, dejé a un lado las cosas de menor importancia para concentrarme en aquellas que me brindarían mayor dividendo. Deseo que esto también sea un desafío para usted.
Sé lo que algunos de ustedes pueden estar pensando. Un partido de béisbol, o un documental en la televisión, es mucho más interesante que un estudio bíblico. Pero, tan sólo es más interesante si se lo contempla a través de los ojos de la carne. Si se lo ve a través de los ojos dela fe, la Biblia es más importante, porque lo que se hace con este libro cuenta para toda la eternidad. Colóquese los lentes de la fe. Vea a través de los ojos de la fe y, entonces, se dará cuenta de que únicamente lo que es eterno tiene importancia. El resultado de un partido de fútbol, rápidamente será olvidado.
Una meta digna es llegar a ser un estudiante diligente de la Palabra de Dios, para ser llegar a ser un entendido en la misma. Aunque sólo lea algunos versículos cada día, permita que los mismos se acumulen, y se sorprenderá con el progreso que logrará con el tiempo. Existen todo tipo de ayudas para el estudio bíblico. ¡Aprovéchelas!
Al estudiar la Palabra de Dios, aproveche en forma literal todo lo que pueda. Creemos en una interpretación literal delas Escrituras. Es por eso que creemos en un arrebatamiento pretribulacionista. Es por eso que creemos en el regreso premilenial de Cristo, porque si el primer sentido tiene sentido, entonces no hay por qué buscar otro sentido. Es la primera regla de interpretación bíblica.
No trate de dejar a un lado pasajes difíciles, que no le caigan bien. Evite esa tentación. Hay muchas palabras duras que Jesús pronunció en el Nuevo Testamento. Cuando encuentre algunas de esas palabras se sentirá tentado a saltearlas, usando, por ejemplo, el“argumento cultural”: “Bueno, eso era para la cultura de aquel entonces”. Se pueden escuchar esas cosas todo el tiempo. Erwin Lutzer, de la Iglesia Moody,escribió: “hemos sido tan cautivados por el espíritu de la época que, como el camaleón, cambiamos los colores para adaptarnos a la última tendencia del mundo”.
Cuando los activistas de los derechos gay argumentan que la homosexualidad es únicamente una preferencia sexual alternativa, vemos cómo ciertos evangélicos escriben libros demostrando su acuerdo. Dicen que la Biblia en realidad, después de todo, no condena el homosexualismo. Cuando las feministas presionan con su demandas de igualdad, algunos predicadores parece que han re-estudiado el Nuevo Testamento, únicamente para darse cuenta que Pablo no quiso decir lo que dijo. Más alarmante es la conclusión de un evangélico que, incluso, llegó a decir que Pablo estaba equivocado sobre el tema del feminismo.
Por lo tanto, parece que amoldamos la Escritura a cualquier viento que sople. Quedamos tan absorbidos por nuestra cultura,que no tenemos nada para decir. En nuestro fervor por ser relevantes, hemos perdido nuestra voz profética. Pero, cada vez que comprometemos alguna doctrina, los enemigos del Cristianismo se fortalecen.