Ministerio “Las hermanas de Ana” – Parte 3
10 abril, 2018El rol de la mujer y sus cambios – Parte 1
10 abril, 2018Ruth Orellana nos comparte consejos para distintas áreas de nuestra vida. En primer lugar, nos anima a dejar que Dios sane nuestras heridas y a buscarlo a Él. En segundo lugar, nos da consejos para un buen matrimonio. Hablamos de la buena comunicación, de no comparar, de aceptar al cónyuge tal y como es, de la importancia de orar y leer la Biblia juntos y mucho más. ¡No te pierdas estos consejos!
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EA778 – Entre Amigas –
Consejos prematrimoniales
Entrevista a Ruth Orellana
Sonja: Muy bien amigas, aquí estoy nuevamente con Ruth Orellana. Ustedes ya la conocieron hace un tiempito atrás, en otros programas donde nos contó de su testimonio personal. Hoy la hemos invitado por otros motivos muy interesantes. Pero antes de empezar, bienvenida nuevamente, Ruth, al programa de Entre Amigas. Gracias por tu tiempo. ¿Cómo estás?
Ruth: Muchas gracias Sonja. Estoy muy bien, gracias a Dios.
Sonja: ¿Dispuesta a hablarnos un poquito?
Ruth: Sí.
Sonja: Hace algunos programas atrás, Ruth nos contó cómo conoció a su esposo Carlos en Guatemala, su experiencia con ser alemana y con todo el trasfondo de sus padres siendo misioneros. Hoy son un matrimonio con tres hijos, y son muy activos en la iglesia. Me gustaría que nos contaras un poquito acerca de tu trabajo con mujeres, porque quizás podríamos sacar apuntes y también poner algunas cosas en práctica en nuestras iglesias. ¿Cómo estás trabajando tú allá en Guatemala?
Ruth: Básicamente nos enfocamos en la consejería privada. Si bien hemos hecho retiros y consejería para grupos, en lo que más me enfoco es en ayudar a las mujeres en las cosas privadas de las vidas de cada una de ellas. Y algo que yo veo es que muchas mujeres están sostenidas a algún problema del pasado, y no quieren levantarse porque siguen agarrándose de lo que alguien les hizo en algún momento de su vida. Por eso tienen una vida mala, desdichada, porque viven con algún trauma del pasado. Yo he visto esto muchísimo, y lo que le digo a las mujeres es: Si nosotros llegamos a Jesús, lo buscamos a él, él nos ofrece cambiar nuestro pasado a algo nuevo, entonces el pasado queda atrás, porque eso es lo que dice la Biblia. Entonces ya no tengo que vivir con luchas de lo que me hizo mi papá, de lo que me hizo mi mamá, de lo que hizo fulanito o fulanita, sino que hay un futuro para mí. Y si yo vivo llorando al pasado, tengo los ojos empañados de lágrimas que me impiden ver lo que Dios me está dando hoy, como mujer, como madre. En vez de hacer hijos felices, como tengo el corazón dolido, siembro odio, rechazo, amargura en mis hijos.
Sonja: Ahora, Ruth, a veces sucede que una mujer ha vivido situaciones muy duras. ¿Cómo puede llegar a este cambio de no llorar más el pasado? ¿Cuáles son los pasos que ella debe tomar para cambiar esta posición negativa sobre su vida y vivir con felicidad, con expectativa por el futuro y contenta en su situación?
Ruth: Yo creo que cualquier cambio en la vida de uno tiene que ver con una decisión.
Sonja: Exactamente.
Ruth: Si yo decido hacerme la sufrida, que no quiero salir de lo que me pasó, entonces ahí voy a seguir. A mi me gustó mucho la historia de David en 1era Samuel 31. David sale a una batalla. Cuando regresa, su ciudad estaba en ruinas, quemada por sus enemigos, y su esposa y sus hijos secuestrados. Hasta sus propios soldados querían matarlo. Pero él lloró, y después buscó al Señor. David le preguntó: Señor, ¿qué hago? Y el Señor le respondió: Ve detrás de ellos, y vas a conseguir y rescatar a todo lo que has perdido. ¿Qué buscó David? ¿Siguió llorando?
Sonja: Él tomó la decisión que también tenemos que tomar nosotros: Buscar al Señor.
Ruth: Exactamente.
Sonja: ¿Y después?
Ruth: Levantarse, dejar de llorar. La palabra de Dios está llena de consejos, pero si yo no la leo, ¿cómo voy a saber qué hacer? ¿Cómo voy a conocer a Dios?
Sonja: ¿Cómo voy a levantarme y obedecer?
Ruth: Exacto, si sigo pensando en lo que me hicieron, nunca me voy a levantar. Yo tengo que soltar ese costal de lo que me está afectando e ir adelante, obviamente con el Señor, porque por mis propias fuerzas no puedo. Pero el Señor ha ofrecido estar con nosotras.
Sonja: Y que todo lo podemos en Cristo que es nuestra fortaleza, ¿no?
Ruth: Exactamente. Si tú buscas al Señor y le pides que te ayude, él te va a ayudar porque eso es lo que nos ha prometido.
Sonja: Esto realmente es un consejo muy importante. Es interesante lo que tú dices, que encuentras esta actitud muchas veces en las mujeres en Guatemala, a mi me pasa en otros países también. Las mujeres a veces caemos en la trampa de lamentarnos por nosotras mismas en lugar de tomar la decisión de levantarnos, obedecer a Dios, perdonar, pedir perdón, y buscar seguir adelante en la fuerza que Dios nos da.
Ruth, me gustaría que nos contaras un poco acerca del área en la cual trabajas tú juntamente con tu esposo Carlos.
Ruth: Nosotros trabajamos mucho con matrimonios, pero le ponemos un énfasis especial a la etapa prematrimonial, en el aconsejar a los novios a que busquen personas maduras en la fe, o parejas cristianas maduras que los puedan guiar a dar ese paso de matrimonio. Porque un matrimonio no es fácil, y mantenerlo, menos. Mi esposo siempre dice que casarse es muy fácil pero que mantenerse felizmente casado es muy difícil.
Sonja: Sí, y parece que en el tiempo en el que vivimos es cada vez más difícil. Con tanta influencia antibíblica que nos viene de afuera, y con lo que vemos en nuestra sociedad, que lo que antes era de una manera, hoy ya no es así, el cambio de los valores.
Ruth: Exacto. Vemos a mujeres que no cumplen el rol que tienen bíblicamente, como ser una madre sujeta, una esposa sujeta, obedecer a su esposo, y hacer lo que la Biblia dice. Porque es fácil estar alegando o discutiendo la autoridad del esposo. Yo no digo decir ciegamente sí a todo, sino cuidar nuestra forma de hablar.
Sonja: Y tomar la posición que Dios nos ha dado.
Ruth: Exactamente. Y también el tema de hablar las cosas, no discutir.
Sonja: Es una diferencia muy importante, ¿no?
Ruth: Es importante, porque si yo quiero llevarme bien con mi esposo, tiene que haber transparencia. Nosotros en casa hablamos con mucha transparencia. Si a mi esposo no le gustó que le echara tanta sal al arroz, él no me grita, él me habla tranquilamente, y me comenta que le eché mucha sal. Igual yo, cuando le digo: creo que corregiste muy duro a uno de nuestros hijos. Lo hablo en privado, no frente a mis hijos. Porque si mi esposo ya le dio una disciplina a uno de mis hijos, aunque yo no esté de acuerdo, voy a respetar lo que mi esposo me ha dicho.
Sonja: Y después lo pueden hablar en privado.
Ruth: Exactamente, y entonces quizás podemos renegociar la disciplina que le dimos a nuestro hijo para estar de acuerdo, pero no quitarle la autoridad a mi esposo frente a mis hijos.
Sonja: Ruth, yo creo que ese es un problema muy grande que se repite y que lo vemos muchas veces en matrimonios cristianos y no cristianos. Ese desautorizarse mutuamente delante de los hijos. Cuando comienzan a haber problemas en la educación, estos también se reflejan en el matrimonio mismo.
Ruth: Sí, exacto. El concepto que Dios tiene del matrimonio es uno, estar juntos el resto del tiempo. Hemos observado parejas que cuando hay problemas, quieren separarse. Cuando tú ya comienzas con la palabrita “separarse”, vas derecho al divorcio. Entonces, yo tengo que tomar nuevamente una decisión de amar a mi esposo, y de aceptarlo tal y cómo él es. Mi papá al principio, cuando recién nos habíamos casado con Carlos, me dijo algo muy importante. Me dijo: Yo no quiero que compares a Carlos conmigo o con uno de tus hermanos. Mi papá y mis hermanos son muy prácticos para un montón de cosas. Se rompe algo en la casa, y lo arreglan. Mi esposo fue educado de otra manera, y tiene otros talentos. Entonces mi papá me dio ese consejo: Acepta a tu esposo como él es. Para mí este consejo fue maravilloso, porque comencé a conocer quién realmente era mi esposo y a aceptarlo. Si él no podía arreglar la tubería rota, no importaba. Él lograba ver quién se lo arreglaba, pero no era un problema de que no era hombre porque no sabía arreglar la tubería. Yo se que Carlos tiene dones que mi papá no tiene. Por ejemplo, Dios ha usado a mi esposo para la predicación de una forma maravillosa, que quizás mi papá puede enseñar, pero le cuesta un montón. Lo hace porque lo invitan, pero no es lo que prefiere. Pero es importante aceptar que yo me casé con alguien, que fue la voluntad del Señor, y que quizás él no es perfecto, pero yo tampoco soy perfecta.
Sonja: Esto muchas veces lo olvidamos, ¿no?
Ruth: Sí. Debemos aceptar a nuestro esposo tal y como es. Lo importante es mi corazón hacia él, respetarlo, no criticarlo frente a los hijos, porque después, ¿cómo van a obedecer mis hijos a su papá, si yo lo desacredito?
Sonja: Ruth, ¿qué es lo básico para un matrimonio?
Ruth: Leer la Biblia juntos. Nosotros con Carlos decidimos esto. Hay un versículo en Efesios que habla de que no se ponga el sol sobre nuestro enojo, entonces, si en la noche querés leer la Biblia y orar con tu esposo, y estás enojada, no va a funcionar. Pero como somos cristianos los dos, queremos servir a Dios los dos, y sabemos que lo mejor de nuestras vidas es Dios para nosotros, tenemos que arreglar las cosas, y otra vez unidos, leer la Biblia. Ha sido una bendición buscar al Señor juntos, descubrir a nuestro Dios en la Biblia juntos, recibir la guía del Señor juntos, orar juntos por alguna necesidad, y ver cómo Dios nos responde y nos respalda. Es maravilloso poder hacerlo en pareja.
Sonja: Muy bien, Ruth, muchísimas gracias. Estas últimas palabras pienso que nos animan mucho, a las que ya vivimos así, a seguir haciéndolo, y a las que quizás no han logrado esa comunión espiritual con su esposo, buscarla, pedírsela al esposo, y tener esa base y esa unión que el Espíritu Santo nos da cuando estamos hablando con Dios en oración, y juntos estudiamos la Palabra y buscamos la voluntad de Dios.
Ruth: Exactamente Sonja.
Sonja: Ruth, muchísimas gracias por todas estas experiencias que has compartido con nosotras. Yo se que hay muchísimo más, pero hemos podido resaltar algunos de los puntos más importantes y que van a ser de provecho para toda nuestra audiencia que hoy nos ha acompañado.
Ruth: De nada, fue un placer para mí. Que el Señor las bendiga a todas.
Sonja: Gracias.