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Titulo: “Cristo en el Centro” 4/6
  

Autor: NorbertLieth 
Nº: PE1144

En esta ocasión se habla de lo que quiere decir tener a Jesucristo en el centro desde un punto de vista profético y luego sí, desde el punto de vista espiritual.

 


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«Cristo en el Centro» 4/6

Estimado amigo, cuando el Señor Jesucristo venga un día como el Mesías de los judíos, entre en el centro de Israel (Jerusalén) y esté sentado sobre el trono de David, entonces Israel habrá entrado a la paz. Y cuando El en el Milenio, en el reinado de mil años, gobierne sobre todo el mundo desde Jerusalén, entonces todo el mundo llegará a la paz. Hoy aún tenemos mundialmente un gran entrevero y no tenemos paz. Sólo pensemos en el foco de crisis en la Ex-Yugoslavia, Somalía, Sudafrica, etc. Mas cuando el Señor en su venida sea el centro del mundo, entonces habrá paz real.

En toda la Biblia encontramos palabra profética, también todas las parábolas en el Nuevo Testamento siempre tienen un significado profético, porque finalmente siempre se trata de Cristo en el centro, de su venida y la obra total de la redención de Dios para con Israel y este mundo.

En aquel entonces a la orilla del lago de Galilea, Jesús alimentó miles de personas con apenas 5 panes y 2 peces. Después de este milagro El echa Sus discípulos de sí, y por decirlo así, los echó al lago de Galilea. Allí estaban solos, sin su maestro, porque a continuación El se retiró al monte para estar a solaz con Su Padre celestial. Una maravillosa figura profética para aquello, lo que según la historia de la salvación había sucedido y en el cercano futuro sucederá. En Juan 6:16 dice: «Cuando anochecía, sus discípulos descendieron al mar…» Aquí los discípulos estaban sin Jesús, y esto en este caso es una figura profética para todo el pueblo de Israel. Allá en la barca Jesús ya no estaba en el centro, con el cual antes aún tenían una comunión tan maravillosa, donde habían presenciado el milagro de la multiplicación de los panes y de los peces. Primero Jesús estuvo hace dos mil años entre su pueblo Israel y hacía milagros en abundancia. Así como los discípulos de pronto estuvieron solos en el barco, del mismo modo El echó a Israel al mar de las naciones desde su partida.

A continuación dice de los discípulos: «…entrando en una barca iban cruzando el mar hacia Capernaúm. Ya había oscurecido, y Jesús todavía no había venido a ellos». Esta es la historia de Israel. Con esta oscuridad es descrito el tiempo de Israel sin su Mesías, el tiempo en el cual El no ha regresado a la barca Jerusalén. Es el tiempo en el cual Jesús ya no se hallaba en el centro de Su pueblo, en el cual Israel estuvo disperso en el mar de las naciones y gran oscuridad vino sobre los judíos (70 D.C. hasta hoy). Recordemos sólo el oscuro tiempo de la Edad Media o el negro tiempo Nazi.

Pero ahora sigue diciendo en el versículo 18: «Y se agitaba el mar porque soplaba un gran viento.» Según mi criterio, aquí es descrita proféticamente la última gran tribulación, que aún vendrá sobre Israel, cuando el viento del mar de las naciones bajo la conducción del anticristo en odio y violencia sobrevenga sobre Israel. Pero este también será el momento en que el Mesías habrá de volver.

Los discípulos se encontraban con este viento y el fuerte oleaje en los más grandes aprietos. En el próximo versículo, en el versículo 19 dice: «Entonces, cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús caminando sobre el mar y acercándose a la barca, y tuvieron miedo». ¡Cuán exacta es la palabra profética – porque tal cual como aquí descrito, sucederá con Israel! Jesús volverá, y los judíos, o sea, los israelíes tendrán temor. ¿Por qué? Porque entonces verán a Aquel que han traspasado y harán a causa de El un gran lamento (Zac. 12:10). Mas El les traerá la paz, y su temor se convertirá en alegría, tal como está escrito en Juan 6:20: «¡Yo soy; no temáis!» Este será un momento, cuando el pueblo Israel Le reconozca como su Mesías, y El se dé a conocer a ellos y les diga consolando: «¡Yo soy; no temáis!» En el versículo 21 continua diciendo: «Entonces ellos quisieron recibirle en la barca, y de inmediato la barca llegó a la tierra a donde iban.» Aquí ocurrió un milagro, y este milagro también sucederá, cuando el Señor vuelva. Entonces todo Israel será salvo, porque todo el remanente de Israel reconocerá a Jesús como su Mesías y ellos Le recibirán en su «barca».

Y de inmediato estarán «en tierra», como sucedió con los discípulos: justamente antes aún estaba el viento huracanado y el alto oleaje, entonces Le recibieron en la barca y ya estaban en tierra. ¡La terrible tempestad y las amenazantes olas de la gran tribulación serán calmadas por la aparición del Señor, Israel llegará al sosiego y Jesucristo será el centro de Israel! Entonces la meta de Dios con Israel habrá sido alcanzada, tal como es descrito maravillosamente en Zacarías 14:8-9: «Acontecerá también en aquel día que de Jerusalén saldrán aguas vivas. La mitad de ellas irá hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, tanto en verano como en invierno. Entonces Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será único, y Único será su nombre:» ¡Cristo, el Ungido en el centro! Sí cuando Jesús vuelva, toda la tierra se transformará. Mismo el Mar Muerto estará lleno de peces, porque aguas vivas fluirán hacia allá desde Jerusalén. Visto espiritualmente esto se cumple ya en tí y en mí, cuando Jesús realmente es nuestro centro, ya que El mismo dijo lo que leemos en Juan 7:38: «El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su interior». ¿Estás tú tan lleno de El, de Su Palabra y de Su espíritu, que estos ríos de agua viva pueden fluir de tí sobre tu alrededor seco y muerto?

De esto puedes aprender espiritualmente mucho: Sin Jesús en el centro de tu vida eres dominado por soledad, oscuridad, intranquilidad y tempestades de esta vida. Estás inseguro, y siempre nuevamente te acometen dudas y temor. Ya no reconoces claramente al Señor; lo ves con los ojos interiores, cuando lees la Palabra, sólo borrosamente, sí quizás como tu enemigo, a pesar de que sabes según Su promesa, estará junto a tí todos los días hasta el fin del mundo. Te pasa como a los discípulos en aquella ocasión, de los cuales se dice: «Pero cuando ellos vieron que él caminaba sobre el mar, pensaron que era un fantasma y clamaron a gritos» (Marcos 6:49).

Pero ahí donde el nuevamente puede hablarte y vuelve a ser tu centro, cuando nuevamente se torna en el contenido del barco de tu vida, allí se te viene al encuentro: «¡Yo soy; no temáis!» Entonces nuevamente tienes tierra bajo tus pies y obtendrás la paz.

¡Qué así sea, estimado amigo, en tu vida!

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