Cuidando a nuestros mayores – Parte 3

“Jesús viene pronto” ¿Recién después de 2000 años?
25 septiembre, 2020
Amor: Lo que nos falta todavía para el Arrebatamiento (1ª parte)
28 septiembre, 2020
“Jesús viene pronto” ¿Recién después de 2000 años?
25 septiembre, 2020
Amor: Lo que nos falta todavía para el Arrebatamiento (1ª parte)
28 septiembre, 2020

En la última parte de la entrevista con Rosario sobre su trabajo en el cuidado de personas mayores aprendemos sobre su vida, su testimonio y las cosas que ha aprendido a lo largo de estos años de servicio. No te pierdas de conocer más sobre Rosario y sobre lo que ha hecho además de cuidar a ancianos, como trabajar en la radio predicando el evangelio o ser maestra de escuela dominical.


DESCARGARLO AQUI:
EA0996 – Entre Amigas –
Cuidando a nuestros mayores – Parte 3



Entrevista a Rosario

Victoria: Bienvenidas, amigas, a un nuevo espacio de la entrevista. Continuamos conversando con Rosario. Rosario nos estuvo hablando acerca de todos estos años de trabajo con adultos mayores, de las experiencias que ha tenido, las experiencias con las familias de quienes cuidaba, también del cuidado que ha tenido con sus familiares. Estuvimos hablando acerca de la Palabra de Dios y de lo que significa la buena vejez: No significa no tener problemas, sino tener la esperanza puesta en el Señor y tener promesas del Señor en los últimos días. Rosario está hoy nuevamente con nosotras, le agradecemos mucho por su tiempo y por la paciencia de contarnos todo lo que nos estuvo contando. Rosario, bienvenida, una vez más. Muchas gracias por estar con nosotros. La pregunta que te quiero hacer es, con tu edad, siendo madre, siendo abuela, ¿cuáles son las expectativas que tenés para lo que va a ser tu vejez, los años que se vienen por delante?

Rosario: Sabemos que los tiempos han cambiado mucho, el amor de a poco se va enfriando en los que no creen en Dios, entonces sabemos que tenemos que preparar a nuestra familia para su futuro, porque ellos también van a ser ancianos algún día, prepararlos para la ancianidad de uno mismo, en amor, en paz, en tranquilidad, y sobre todo en el descanso en las manos de Dios, porque sabemos que si hacemos todo en la voluntad de Dios, tendremos dificultades, pero en las manos de Dios todo es más llevadero. Entonces mi placer, mi gusto sería que mis nietos, mis hijos pudieran brindarle ese amor a los ancianos que están siendo tan maltratados, abandonados, que ellos no sigan ese ejemplo sino que le brinden amor, que le brinden cariño y bienestar a los ancianos. El anciano necesita mucho estar acompañado, y hay muchos ancianos que están solos. Así que eso sería lo mejor que yo podría dejarles a mis hijos, a mis nietos: enseñarles que un anciano merece el respeto, merece el amor, el cariño, porque eso es lo que Jesús enseña en su Palabra.

Victoria: Y en tú caso, sin duda siendo ejemplo, lo que tus hijos o tus nietos te pueden llegar a ver hacer sin duda que es un modelo para seguir. ¿Cómo es tu relación con tus nietos?

Rosario: Tengo un nieto de 21 años a quien siempre crie hablando de las cosas de Dios. Cuando yo me quedaba cuidándolo siempre hablábamos de las cosas de Dios, le enseñaba, cantábamos alabanzas, si él tenía algún problema, alguna dificultad, pedía que oráramos por él, y él tenía esa fe de que Dios lo escuchaba a él y a mí como escucha a cualquier persona. Yo tengo la certeza de que esa semilla está en su corazón, por más de que él haya tomado un camino diferente, yo sé que esa parte yo la hice para el Señor en su vida y sé que él nunca la va a olvidar. Tengo una nieta de 16 años que es amorosa también, no quiere mucho que le hablen de las cosas de Dios pero respeta todo, si yo le digo que quiero orar por ella no se niega, cuando tiene que dar un examen o algo le digo que voy a orar por eso, pero no le insisto mucho, no la presiono, sino que de afuera estoy mostrando lo que Dios puede hacer en ella si ella se deja.

Victoria: Estás siendo de testimonio para ella también.

Rosario: Y por último tengo a Camilo, que tiene 5 años, y que vino a alegrar a la familia, la verdad. Es un niño que está para las cosas de Dios primeramente. Le gusta que oremos, que cantemos, que le pongamos alabanzas, es un niño que tiene síndrome de Down pero que es muy inteligente, yo veo la mano de Dios en él y veo cómo sale adelante porque Dios lo ayuda, Dios permitió que ese niño viniera al mundo con muchas dificultades, porque ya los médicos le decían a la madre que no iba a nacer, pero él luchó y luchó, con la mano de Dios, y vino al mundo para demostrarnos que todo se puede, que Dios hace posible lo imposible. Dios lo ayuda, prepara todas las cosas para él, y él brinda mucho amor a todos los que lo rodean.

Victoria: Y qué satisfacción, como abuela, poder ver dentro de las diferentes edades, las diferentes formas de ser que pueden llegar a tener tus nietos, saber que pudiste plantar esa semilla, no solo en ellos, porque me contabas que también fuiste maestra de escuela dominical.

Rosario: Sí, es verdad. Yo fui maestra de escuela dominical, no mucho tiempo pero me gustaba mucho enseñarles a los niños las cosas que Dios hizo por nosotros y cómo tenemos que ser nosotros para reflejar al mundo el amor de Dios. A mis hijos los llevé a la escuela dominical conmigo, aprendían en casa y en la escuela dominical sobre lo que es tener a Dios en nuestra vida.

Victoria: Rosario, nos contabas fuera de micrófonos que tuviste un pasaje por la radio también.

Rosario: Sí, es verdad. Cuando era más joven yo iba con el padre de mis hijos a la radio, teníamos un programa en el que hablábamos de Cristo. Tuve esa experiencia linda de hablarle a gente que simplemente me ha escuchado, no me conoce y yo tampoco los conozco pero les hablaba de Cristo. Fue muy linda esa experiencia porque mis dos hijos mayores eran chicos, era un programa en la noche y siempre que podían iban conmigo a la radio. Si no, los abuelos los cuidaban para que nosotros fuéramos a hacer los programas.

Victoria: Y ahí aparecen de nuevo los abuelos, los adultos mayores, ¿no?

Rosario: Sí, exactamente. Los abuelos me daban una mano muy grande porque se quedaban con ellos hasta la madrugada cuidándolos, hasta que nosotros volviéramos de hacer el programa en la radio. Fue una experiencia muy linda hablarles a las personas así, por la radio, porque dábamos testimonio de nuestra vida, de cómo conocimos a Dios.

Victoria: Y había todo un equipo, ¿no?

Rosario: Sí, había un equipo y queríamos que las otras personas supieran que Dios existía y que para Dios nada es imposible, que clamaran a Dios, que se volvieran a Dios, que entregaran sus vidas a Dios, ese era nuestro anhelo en el programa y lo hacíamos con mucho cariño para todas esas personas. También, como dijo Victoria, estaban los abuelos dándonos una mano con los niños, que ahora ya son grandes.

Victoria: Resumiendo, entonces, todo lo que hemos escuchado, Rosario, tenemos el tema de la vida, lo que hablábamos de la buena vejez, de poder compartir y dejar algo a los que vienen detrás nuestro pero sobre todo lo que se escucha en tu testimonio o en tu historia es el poder conocer al Señor y no quedarse con eso sino que compartirlo con otros, ¿no?

Rosario: Sí, es verdad. Lo mejor que hay es compartir el amor de Cristo a aquellas personas que vemos que están afligidas y que no tienen salida. Es lindo poder demostrarles que hay una salida y que nosotros no nos podemos quedar callados porque sabemos que la salida es Cristo.

Victoria: Y además, pensando en las edades y en lo que te ha tocado vivir, poder compartir con nuestras amigas que nunca es tarde para compartir el mensaje del evangelio. Porque tal vez muchos de aquellos ancianos que tú cuidaste no estaban en su mejor estado de salud mental o física, pero sin embargo pudiste compartirles y ellos pudieron recibir al Señor.

Rosario: Sí, esa es la alegría que me queda de ese trabajo que tuve con los ancianos. Había algunos que me decían que no querían escuchar, que no querían que les hablara de eso, algunos decían que eran católicos, pero se que Dios, en su debido tiempo, los preparó, para que antes de partir esas almas aceptaran a Jesús, y eso es el principal tesoro, el saber que esas almas están con Cristo y que tuvieron sus últimos tiempos de dolor, de angustia, pero que ahora están gozando de la vida eterna al lado de Jesús.

Victoria: Muchas gracias, Rosario, por todo este tiempo de conversar con nosotras, gracias por el tiempo que te has tomado y por compartir con nosotras sobre toda tu vida. Amigas, nos quedamos entonces con este mensaje al finalizar estos programas que hemos compartido con Rosario. Las invitamos a que nos sigan acompañando en Entre Amigas y que no se pierdan la próxima entrevista en la que les estaremos trayendo más temas interesantes. ¡Hasta la próxima!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Elija su moneda
USD Dólar de los Estados Unidos (US)