El buen olivo y sus ramas (parte 3)

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Título: El buen olivo y sus ramas

Autor: Walter Mossiman
PE1335

Con la imagen del olivo y sus ramas (epístola a los Romanos, capítulo 11), Pablo explica el Plan de Salvación de Dios. Explica la diferencia entre el buen olivo y el olivo silvestre. Esta imagen nos ayuda a echar un vistazo a las profundidades de la sabiduría y del conocimiento de Dios, y por otro lado también nos ayuda a comprender, a la luz de la Biblia, la relación entre el pueblo de Israel y las naciones


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Estimado amigo, como tema específico nos proponemos hoy: 

El propósito del capítulo 11 de la Carta a los Romanos.

La base para entender Romanos 11 la encontramos en el capítulo 9:31-33:«… mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe, sino como por obras de la ley, pues tropezaron en la piedra de tropiezo, como está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída; y el que creyere en él, no será avergonzado.»Esta piedra de tropiezo y roca de caída es Jesucristo. Ante este trasfondo, Pablo anuncia tanto a los judíos como a los no judíos la justicia que viene por la fe en Jesucristo. Para aclararlo, nos muestra en Romanos 11 las metas estratégicas de Dios, por así decirlo. A continuación, quisiera detenerme en cuatro de ellas: 

Primera meta: 

«¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos… por si en alguna manera pueda provocar a celos a los de mi sangre, y hacer salvos a algunos de ellos»(Ro. 11:11.14). Dios quisiera transformar a los no judíos con el Evangelio, de tal manera que los judíos se den cuenta de eso y así despertar en ellos el deseo de una renovada relación personal con el Dios de Jacob. Pablo quiere provocar a los judíos a celos, para que algunos de ellos sean salvos. Ningún gentil creyente en Jesucristo podrá esquivar este llamado. Ésta es nuestra comisión.

Segunda meta: 

«Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración? Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio»(Ro. 11:12-13). Con esto, Pablo quiere decirnos: Si ya tan sólo por la caída de los judíos, la salvación ha alcanzado a los gentiles, ¿qué será cuando Israel se convierta a su Mesías? Entonces los gentiles recibirán aún mayores riquezas. Pues entonces no solamente Israel será bendecido, sino que también será liberada la plenitud de las bendiciones para todos los no judíos. Con esta promesa, Dios quiere entusiasmar a las naciones – por lo tanto también a ti – con respecto a la restauración espiritual y física de Israel. ¿Cuentas concretamente con ella?

Tercera meta: 

Tanto a los judíos como a los gentiles, Dios les quiere revelar el único camino posible que lleva a la perfección y a la reconciliación con el Dios vivo.«Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos?»(Ro. 11:15). Este versículo contiene dos afirmaciones: Por un lado, la exclusión de Israel no es definitiva; la historia de Israel no está acabada, como muchas veces se enseña. Por otro lado, la exclusión de Israel generó una bendición, la cual, en su admisión será aún mucho más grande. Cuando Israel acepte a Jesucristo, se generará vida de entre los muertos.

¿Cómo podemos comprender esto? ¿Habrá aquí una relación entre la aceptación de Jesucristo por parte de Israel y la resurrección de los muertos según Daniel 12:2 y Apocalipsis 20:4? ¿O es una alusión a la restauración de Israel descrita en Ezequiel 37:9? Pienso también en el hijo pródigo:«… porque éste tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado»(Lc. 15:32). Todas estas posibilidades tienen algo en común: 

La vida de entre los muertos solamente puede surgir cuando un hombre entrega su vieja naturaleza a la muerte, y acepta por la fe la redención ofrecida por Jesucristo. Solamente puede generarse cuando una persona reconoce que no puede llegar a la perfección por su propia fuerza, declara su bancarrota personal y se acerca por la fe a Jesús. Como el hijo pródigo, que volvió al padre y dijo:«Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo»(Lc. 15:21). ¿Cómo reaccionó el padre? Le puso el mejor vestido y le dio un anillo. El que se convierte a Jesucristo por la fe, recibe el nuevo vestido de la justicia y el anillo como primicia y sello del Espíritu Santo. Únicamente ésta es la justicia válida ante Dios.

Israel no reconoció este único camino posible hacia la reconciliación con Dios:«Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios»(Ro. 10:3). Israel está en incredulidad frente a Jesús, y esto provocó el orgullo de la iglesia de los gentiles. Pablo preveía esta situación y por lo tanto advirtió fervientemente a las naciones para que no se enorgullecieran, sino que temieran y se mantuvieran firmes en la fe (Ro. 11:20). Pues Dios no vacilará en cortarlos también a ellos. Israel no fue perdonado: Fueron heridos con ceguera y les fue dado un espíritu de estupor. Recibieron ojos que no ven y oídos que no oyen. También les fue dado el «velo de Moisés» – solamente porque permanecieron en incredulidad. ¿Qué quiere decir, en realidad, incredulidad? Una posible definición es: la búsqueda de la justicia sin Jesús.

Cuarta meta: 

hacer una advertencia a las naciones. Romanos 11:28 es una importante afirmación con respecto a Israel:«Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.»Los judíos son enemigos del evangelio porque no reconocen la justicia en Jesucristo. La expresión «por causa de vosotros», sin embargo, indica el propósito que existe detrás de la ceguera de Israel, y se puede comparar con 1 Corintios 10:11:«Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.»Dios usa a Su pueblo como advertencia para nosotros; usa a Israel como un monumento visible para todas las naciones. Es como si clamara a través de él a todos las criaturas: «El que busca justicia sin Jesús, es ciego; tiene ojos que no ven, y oídos que no oyen, y está perdido eternamente.» Hoy en día, cada vez más Israel es un escándalo para el mundo entero, porque el mundo ya no quiere escuchar esta advertencia de Dios. Ya tan sólo sentir nombrar a «Israel» causa malestar a muchos, porque en lo más profundo de su corazón les hace recordar al Dios de la Biblia. La ceguera de Israel no es un defecto de nacimiento, sino que es la advertencia de Dios para nosotros:«… ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles»(Ro. 11:25).

 

¿Por qué esto depende de la plenitud de los gentiles? Porque después de ese momento, ya no será necesaria esta advertencia. Cuando haya entrado la plenitud de los gentiles, ya no habrá nadie que la necesite. Entonces, la situación cambiará a favor de Israel:«Y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad»(Ro. 11:26). Y también se cumplirá la siguiente promesa:«… y los días de tu luto serán acabados»(Is. 60:20). Hoy Israel todavía sufre. Los días de su angustia son cada vez más difíciles. Pero esto también significa que se acerca la llegada del Redentor de Sión, que quitará la impiedad de Jacob.

En Romanos 11 se nos presentan dos olivos diferentes: El buen olivo es imagen de la elección, del fruto del Espíritu y de la vida eterna en Jesucristo. El olivo silvestre, sin embargo, es imagen del hombre natural, que sin Jesús está eternamente perdido. Entre ellos, está la mano extendida de Dios: el Evangelio para todos los que creen,«al judío primeramente, y también al griego(= las naciones)«(Ro. 1:16). ¿Cómo hay que entender esto? ¿Son privilegiados los judíos? Sí. Pues los judíos tienen que confirmar su elección, la cual les fue trasmitida por el pacto de Dios con Abraham y con David: Tienen que reconocer la justicia en Jesucristo y aceptarla por la fe. De esta manera les será quitado el endurecimiento que en parte les ha acontecido.

En cuanto a las naciones, sucede justamente lo contrario: A nosotros no nos ha acontecido endurecimiento, como al pueblo de Israel. Pero tampoco era necesario. Pues espiritualmente, ya nacimos endurecidos y ciegos. Tenemos que conocer la justicia en Jesucristo y aceptarla por la fe, para que podamos llegar a ver. Entonces, como ramas silvestres que no pueden llevar fruto por sí mismas, seremos injertados en el buen olivo y seremos partícipes de la vida eterna con Jesucristo.

Lo que nos enseña Romanos 11, es lo contrario de lo que los Padres de la Iglesia establecieron hace casi 2000 años y sostienen hasta hoy. El pueblo judío no fue desheredado. Sus derechos no fueron trasmitidos a las naciones. Los creyentes de las naciones solamente fueron hechos partícipes de la promesa. ¡Por favor, comprueba la base de esto en la Biblia!

Ahora, la pregunta más importante es para ti personalmente: ¿Has sido añadido a la elección? ¿Tienes parte en el fruto que se produce a partir de las raíces del buen olivo? ¿Tienes parte en la vida eterna con Jesucristo?

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